Este capítulo es dedicado a Maribel, gracias, hermosa, tú siempre aquí, siempre...
Sibel lavó su cara varias veces mientras su mente se volvía loca. Tenía más de cinco minutos en el baño, y en cuanto tomó un toallin para secarse, uno de los hombres, sin importar, entró al lugar para buscarla porque ya sospechaba de ella. —Señorita Sibel… ha tardado demasiado… —Sibel tomó el aire y asintió. —Ya estoy lista… —salió mientras él la siguió. Ella caminó mecánicamente con el corazón en la garganta, sin sentido en su andar, y luego escuchó. —Señorita Sibel… ¿Exactamente a donde nos dirigimos…? —ella parpadeó varias veces, y negó. La pequeña y apresurada charla con Alexey, la había metido en un plan de último momento, y debía seguir sus indicaciones para dejar a estos hombres. —Por favor… solo colaboren… —el hombre frunció el ceño ante su mención. —¿Qué? —Vamos a irnos ahora… —Pero… si acabamos de llegar… Sibel subió los hombros dirigiéndose nuevamente al auto que los trajo y el hombre dio la orden de retirarse a sus demás hombres de manera inmediata. —Entonces,
Iván estaba sentado tomando su whiskey preferido, rodeado de los Sokolov, la familia de Mila, mientras sus pensamientos estaban en la noche anterior. Su abuela había decidió ocupar la misma mesa con una de sus amigas ricas, mientras en el ambiente hablaban sobre las megas empresas que Sokolov había levantado con su ayuda. —Estás tenso… —Iván pasó la mirada a la mano de Mila, que tocó su muslo, y luego miró su boca, pintada en apenas por solo un brillo. Había conocido a Mila cuando celebraba sus 30 años, aproximadamente unos tres años y medio atrás. Literalmente la había conocido por una amiga de Alexey que había arrastrado a Mila hasta el lugar. Su abuela había flechado con ella en primera instancia, incluso él llegó cuando los Sokolov estaban financieramente inestables, y él había sido clave para el resurgimiento de sus empresas. Mila no tenía que ver en sus negocios, los entendía sin discusión, y sabía perfectamente lo que hacía. No la amaba, pero tenía cierta conexión con ella,
Sibel creía que podía haberse vuelto loca. La adrenalina que se le disparó por este suceso, era demasiado para ella, y el que ahora caminara con Iván tomándola de la mano, había encendido un fuego en sus entrañas que incluso le formaron una curvatura en su boca. No podía asimilarlo. No podía con esta sensación dentro de su pecho, porque ella había venido aquí a joderse en él, a verlo irse con su prometida, mientras la observaba desde lejos lanzándole advertencias por estar con Alexey y retarlo. Pero literalmente, Iván había mandado a la m****A todo. Estaba agitada hasta la médula, y su cuerpo vibraba de la pura satisfacción, aunque sonara cruel, y fuera de contexto. Y cuando no había nadie a la vista, y los hombres de Iván estaban a fuera con sus autos, él la haló pegándola a uno de ellos, mientras se dirigió a los hombres. —Busquen a Sora… necesito explicaciones, porque si no todos van a morir… A Sibel le tembló la mandíbula. No podía permitir que por su acto alguien más pagara
Sibel apretó los puños de sus manos cuando esa descarga mortal vino a invadir su cuerpo, ante las palabras de Iván. ¿Estaba obsesionado con ella? Su piel se contrajo de la pura anticipación, porque si no era verdad lo que decía, sus actos demostraban que estaba en lo cierto. Iván apretó aún más sus piernas. Él tenía razón, si dejaba toda la fuerza de cuerpo guindando por las cuerdas en sus muñecas, iba a lastimarse mucho. Pero lo contrario sería ceder a su torso, y literalmente complacerlo. Iván metió la mano entre sus piernas, y ella se estremeció cerrando los ojos. Él apretó sus glúteos y luego comenzó a rastrillar sus dedos en todo el cuerpo de Sibel, haciendo que ella cada vez se contrajera más a su anatomía que quería estallar, como si con eso la estuviera castigando. Apretó sus pechos, su vientre, le mordió la piel muchas veces, haciendo que Sibel gimiera ante el desespero, y luego la puso en su anatomía y entró en ella de golpe. Con su mano retenía su cuello, y luego sus
—¿Ella está aquí? —Mila estaba agitada hasta el cansancio, incluso apenas había podido dormir ante la angustia, la humillación, y sus sentimientos aplastados en su pecho. Ágata alzó la palma y la invitó a sentarse en el sofá, en medio de un salón privado en la mansión. —Tranquilízate… —Mila limpió sus lágrimas—. Mírate… estás horrible… ¿Cómo quieres tener a Iván en tu palma? Y Mila se exasperó. —¡Nunca lo he tenido en mi palma! No importa lo que haga, como me vista o lo que haga… él nunca está en mi palma ni siquiera en la tuya… —Mila… —Ágata advirtió, mientras las lágrimas de Mila bajaron incesantemente. —¿Él vino aquí esta mañana con ella? ¡Dime! Ágata asintió. —Los vi entrar… pero Iván se fue rápidamente… parece que tenía asuntos. —Alguien llamó a mis padres de su parte, dijo que tendría una conversación con ellos, y estoy aterrada. —No pasa nada… —Ágata habló con tranquilidad, pero Mila estaba al borde del desespero. —¿Has visto las imágenes? ¡Por Dios! —Su mandíbula tem
—Vasíliev… —Alexey se levantó con un traje puesto, mientras vio la quijada de Iván apretada—. Tu regalo… no me gustó tanto… se le veía mejor a Sibel… —¿Es en serio esto? —Iván casi llegó a su nariz y ambos se miraron de frente. Pero luego Alexey negó y sonrió tomando su rostro y palmeándolo. —¿Crees que puedo ir detrás de una mujer que mira a otro? Mírame… ¿Crees? —¿Por qué put@s la ayudaste? —Alexey se despegó de Iván y luego le ofreció un puro, que eran de sus favoritos—. No me apetece ahora… —Relájate… ella estaba al borde de la locura… pudo hacer algo peor. ¿Qué hiciste para tenerla así? —Alexey sonrió, pero Iván restregó su rostro. —Bien.… no te importa ella… ¿Entonces cuál es tu propósito entonces? —Alexey alzó los hombros. —Eres mi hermano… literalmente has puesto tu carne al frente por mí, puedo hacer cualquier cosa por ti también… nunca olvido. Iván relajó sus hombros y luego recibió el puro, para sentarse en el sillón. —¿Por qué no me dices de qué se trata? ¿Y dónde
—¿Qué ha pasado? —Sora miró a Sibel que tenía lágrimas en los ojos, cuando Iván llegó a la camioneta y la abrió con urgencia. Él tocó su mejilla rasguñada y su ceño se frunció. —Sibel… —ella parpadeó tratando de contener sus emociones, y negó. Se sentía una imbécil por parecer que estaba así por la pelea, le importaba una mierd@ los golpes de hace una hora, porque lo que le había dicho Sora, la había dejado completamente fría. —Habla maldit@ sea… ¿Qué ocurrió? ¿Mila te atacó sin más? Sibel asintió y luego miró a Sora. Se secó las lágrimas de inmediato e intentó decir algo. —Creo que… creo… —¿Qué te ocurre? —Iván tomó su rostro y luego miró a Sora—. ¿Qué le pasa? Sora negó totalmente, serió y Sibel tomó las manos de Iván con urgencia. —Yo… lo siento Iván… —Sora apretó su mandíbula mientras los labios de Sibel temblaron. —¿De qué estás hablando? —Iván se quedó quieto, un poco impactado por su conducta sumisa. En la vida, Sibel le había pedido una disculpa. —Es por tu camiset
—Nos vamos esta misma noche a Estado Unidos… Sibel asintió sin más, y luego vio cómo Iván se sentó en la mesa de vidrio, que estaba delante de ella. —¿Qué te dijo Mila? Habla ahora… Ella negó. —Solo estaba furiosa… —Sibel tenía la mirada hacia abajo—. Yo estaba saliendo al césped y ellas tenían una conversación. Creo que actuó desde su rabia… la dejaste sola en medio de toda esa gente… y se supone que yo soy una empleada tuya… debe estar muy confundida… —Claro… y tú, estás de lado de ella de un momento a otro y loca que está dentro de ti, ha desaparecido por arte de magia… Sibel alzó la mirada, y se perdió en esos ojos negros. —¿Iván? —él apretó la mandíbula y asintió como si preparara para recibir sus palabras—. Estoy un poco cansada de este juego… pero quiero saber una cosa… Iván se levantó un poco fastidiado. —¿Qué ocurre contigo? —Querías que estuviera a tu disposición… que fuera sumisa a tus órdenes… —NO… —él la levantó de donde estaba y restregó su palma por su cara—.