CAPÍTULO 31. Una condición

Algo había cambiado. Gabriel no sabía qué, pero en las últimas tres horas Marianne no había levantado la mirada de las sábanas ni una sola vez. Era normal que estuviera nerviosa, después de todo iba a mandar a volar al Ministro de Defensa de los Estados Unidos, pero para lo que pudiera valer, él iba a respaldarla.

El Ministro Moore aceptó ir al hospital apenas él llamó a sus asistentes, pero por más que Gabriel trató de contactar al resto de los guardias que debían estar en aquella puerta, no lo consiguió. ¿Qué demonios estaba pasando?

Sin embargo apenas el Ministro atravesó aquella puerta, el guardaespaldas supo que Max había logrado exactamente lo que había pedido.

—Señorita Grey… —la saludó el Ministro—. Disculpe que no haya venido antes… pero las cosas se salieron de control.

—No se preocupe señor Ministro, no me molesta no estar entre sus prioridades —sentenció Marianne con voz fría, sin embargo la expresión del hombre era demasiado atormentada como para no causarle curiosidad—.
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