Apenas llegamos a casa me encerré en la habitación, no quería hablar con nadie, solo quería a Samuel conmigo, el necesitaba saber lo que me había pasado el día de hoy.Adelaida y Amelia entraron a la habitación con una bandeja con comida, pero mi apetito se había ido por completo.— debería comer algo, piense en el pequeño — me dijo Adelaida.Adelaida puso la bandeja en la cama y yo a regañadientes me comí un poco.— debería descansar — me sugirió Adelaida.Yo asentí con la cabeza y aparte la bandeja a un lado, Adelaida se acercó y la levanto, Amelia me miro y después salió junto a Adelaida, yo me acosté en la cama y empecé a acariciar mi vientre.Después de un par de horas escuché la puerta abrirse, yo me senté con rapidez en la cama, Samuel me quedo mirando y se acercó a mí con preocupación, él se sentó al borde de la cama y me quedo mirando.— ¿pasa algo? — me pregunto.Yo lo abrace con fuerza y empecé a llorar en su hombro, tenía tanto miedo de que algo malo pasara.— ¿te duele al
En horas de la tarde cuando llego Samuel y ambos estuvimos solos en la habitación le conté lo que había pasado con mi madre, aunque no me dijo nada pude notar lo furioso que estaba, y era normal, mi familia se estaba pasando demasiado.— quiero irme lejos de aquí, vivir en el campo, quiero que mi hijo respire aire fresco, que se crie en un ambiente lleno de paz y amor — le comente.Samuel que estaba sentado en la cama se acerco a mi que me estaba peinando frente al enorme espejo.— pídemelo y te construiré la casa de tus sueños — me dijo.Yo me di la vuelta y lo mire con una sonría, samuel en definitiva era el hombre perfecto.— quiero que construyas la casa de mis sueños — le dije.El me atrajo a su pecho y me dio un suave beso en la frente.— lo hare para ti mi amor — me dijo.Yo lo abrace con fuerza y respire con alivio, ojalá y ese lugar este listo pronto, así podremos ser plenamente felices los dos, lejos de todas las personas que nos hacen daño.— Luisana — me llamo.Yo levante
A la mañana siguiente prepare todo para el desayuno que tendría con mi suegra, yo estaba muy emocionada por conversar y tal vez comenzar a llevarnos mejor. La señora Adelaida y Amelia me ayudaron con todo, tenia una gran variedad de panecillos y galletas, ojalá y todo sea de su agrado. — Duquesa, su madre está aquí — me informo uno de los sirvientes. Yo respire profundamente, llenándome de paciencia, no quería ser grosera con ella, aunque se lo merecía por completo por todo lo que me había hecho y dicho. — la recibiré en la oficina del Duque — le informe al sirviente. Pero mi madre siendo mi madre, entro a la terraza donde estaba preparando todo para mi desayuno con la madre de Samuel. — ¿estas loca? — me pregunto en cuanto me vio. — no se de lo que hablas y tampoco me interesa — le dije de inmediato. Mi madre se acercó más a mí y me miro a los ojos, se veía furiosa como de costumbre, pero eso ya no era mi problema. — escuché sobre el escándalo que hiciste ayer, que vergüenza,
Los días transcurrieron con calma, mi suegra venia todos los días a verme, se quedaba hasta la hora de la cena y después se iba, ella me decía que una mujer en embarazo no puede estar sola y que Samuel había hecho mal al dejarme aquí, pero yo la tranquilizaba al decirle que estaba bien y que todo saldría perfecto con mi embarazo. — no deberías ir a ese orfanato, es peligroso — me regaño mi suegra esa mañana. — me gusta estar allí, y no hago nada pesado, Amelia y la señora Adelaida se encargan de casi todo — le respondí. — iré contigo entonces, me asusta que les pase algo — me dijo. Yo me reí un poco y asentí con la cabeza, era inútil decirle que no, ya que ella era igual de terca que yo, así que no quise ir en contra de la corriente. — esta bien, estoy segura que le encantara el lugar — le asegure. Ella puso su típica expresión de no lo creo, pero no me dijo nada. Así que, mi suegra y yo nos dirigimos juntas al orfanato. En cuanto bajamos, note la mirada de algunas personas pue
Cuando llegamos a casa, me tope con la sorpresa que Samuel ya había llegado, yo corrí a el y lo abrace con mucha fuerza. — estas bien — dije con emoción. Samuel me aparto y me miro a los ojos. — ¿pasa algo? — me pregunto con preocupación. Sentí como se me llenaron los ojos de lágrimas, pero le sonreí. — solo estoy emocionada de que estes aquí, me hiciste mucha falta — le mentí. Samuel sonrió mas ampliamente y me abrazo. — también te extrañe muchísimo — me dijo mientras le daba besos a mi cabeza. — ¿y a mí no me extrañaste? — pregunto mi suegra. Yo me aparte de Samuel y este de inmediato fue a su madre, el, la abrazo con fuerza y después la cargo, dándole varias vueltas, la risa de felicidad de mi suegra lleno todo el lugar, era muy lindo ver como se querían. Samuel la bajo y después me miro a mí. — ¿cuándo paso? — pregunto emocionado. Yo camine a él lentamente y lo abrace por la cintura. — cuando te fuiste — le dije. Samuel atrajo a su madre y la rodeo sus hombros con un
Los meses pasaron y mi vientre creció de una manera muy exagerada, mi suegra bromeaba con que tal vez eran dos, pero yo sabía que solo era uno; podía sentirlo, mi instinto de madre me decía que era un bebé.— ¿Cómo le pondremos? — le pregunté a Samuel esa mañana mientras desayunábamos en el jardín.— No lo sé, yo aceptaré el nombre que más te guste — me respondió.Hice un puchero, amaba a Samuel, pero esas respuestas me molestaban muchísimo.— Solo propón un nombre, quiero llamarle de alguna manera — le pedí.Samuel asintió con la cabeza.— Si es niña, Luisana y si es niño, Samuel — me dijo.Lo miré molesta.— Mejor yo me encargo de los nombres — le dije ya resignada.Samuel sonrió sobre su taza de café y asintió con la cabeza.— ¡Eres horrible! — le dije molesta.— Lo siento, pero soy malo para eso. Yo estaré bien con cualquier nombre que le pongas — me dijo.Asentí con la cabeza, resignada. Con Samuel, hablar de estas cosas era una pérdida de tiempo.— Amor, hoy vendré más tarde, te
Me levanté de la silla y fui a caminar por el jardín. Me gustaba el olor a césped mojado; de hecho, era uno de mis olores favoritos. Mientras caminaba, acariciaba mi vientre; mi pequeño niño se ponía muy inquieto cuando daba esos pequeños paseos. Era obvio que también le gustaba el olor. — ¡Qué hermosa te ves! — me dijo Erick detrás mío. Yo me quedé helada; aquella voz me hacía querer correr lejos del lugar. — Ahora podemos estar juntos los tres — me dijo Erick. Yo me di la vuelta de inmediato y lo quedé viendo. Él se veía tan mal, no era ni la sombra del hombre que yo había conocido. — ¿De qué hablas? — le pregunté. Erick sonrió de oreja a oreja. — Lo maté — me dijo. Yo negué con la cabeza de inmediato; eso no podía ser verdad. — Vamos, mi amor — me dijo mientras me ofrecía su mano. Me resistí a tomar su mano. Mi corazón latía con fuerza, y la confusión se apoderaba de mis pensamientos. Miré fijamente sus ojos, buscando alguna señal de que esto era una broma de mal gusto. — D
El bullicio en la casa continuaba. Me encontraba encerrada en la oficina de Samuel con la señora Adelaida y Amelia. Todos los sirvientes corrían de un lado a otro, ya que Erick había intentado escaparse, pero gracias a Dios lo habían atrapado. Él seguía gritando cosas en el jardín.— Pronto vendrá la guardia y se lo llevará — me tranquilizó Adelaida. Aunque sus palabras intentaban calmar mis nervios, yo no estaba tranquila. Quería saber dónde estaba Samuel.— ¿Ya enviaron a buscarlo? — pregunté. La señora Adelaida asintió con la cabeza. La puerta de la oficina se abrió, y entró uno de los sirvientes.— Han traído al Duque — nos informó. Salí rápidamente de la oficina, y entonces me desmoroné. Caí al suelo y empecé a gritar y llorar. Samuel yacía tendido en el suelo, en un charco de sangre. Me arrastré hacia él y comencé a acariciar su rostro pálido.— No me dejes, por favor — le supliqué. Adelaida y Amelia me apartaron del cuerpo de Samuel.— Ya el doctor está en camino — me dijo Amel