Me senté al pie de la escalera a esperar a samuel, él y yo teníamos que hablar sobre lo que había pasado, necesitábamos arreglar esto. — Duquesa, debería ir a su habitación, no creo que el duque regrese — me dijo Adelaida. Yo neque con la cabeza, no me iba a mover del lugar, en algún momento tenia que volver, y entonces hablaríamos. — ya es tarde — me dijo. Me levante del escalón, dispuesta a ir a buscarlo, seguramente estaba en casa de esa mujer asquerosa. — ve y pídele al cochero que prepare un carruaje, quiero que me lleve a la casa de esa mujerzuela, estoy segura que el esta en ese lugar — le ordene a Adelaida. Ella no se movió del lugar, solo me quedo mirando. — debería descansar, se la ha pasado llorando toda la tarde y parte de la noche — me dijo. Yo no le preste atención y fui yo misma por el cochero, si Samuel creía que esto se iba a quedar así, estaba muy equivocado. El cochero en cuestión de minutos estuvo listo, yo me subí al carruaje y le indiqué el lugar al cual
Mire de reojo la cabeza roja de Luisana mientras dormía sobre mi pecho, quería acariciarla, pero tenía miedo de respetarla y que la pelea de ayer siguiera. Ella se removió un poco y después poco a poco abrió los ojos. — buenos días — le dije. Ella bostezo y se estiro en la cama, después se acurruco mucho más a mí. — ¿quieres que busque al cochero para que te lleve de regreso a casa? — le pregunte, pero no me contesto. Ayer después de esa enorme pelea donde nos dijimos tantas cosas, ella me abrazo y me pidió quedarse en casa ya que estaba lloviendo a cantaros, grande fue mi sorpresa cuando ella a mitad de la noche entro a mi habitación y se acostó a mi lado, no me dijo nada, y yo tampoco pronuncie palabra alguna, ella simplemente se acostó a mi lado y me abrazo. ¿Qué quería realmente? ¿Estaba buscando algo? Esas dos preguntas no me dejaron dormir, Me sentía tan confundido con su actuar, yo no la entendía para nada, primero me gritaba que me odiaba y después de la nada me buscaba.
Samuel y yo regresamos a casa a la mañana siguiente, mientras caminábamos a la puerta de entrada compartimos un par de miradas, yo me sentía extraña, pero muy bien, ahora veía a Samuel diferente, era como si se viera más lindo, más interesante y más mío.Cuando entramos un sirviente se nos acerco apresuradamente, yo me asuste un poco, ya que eso podía ser malas noticias. — El conde de Woodsread le está esperando en la oficina — dijo el sirviente. Samuel camino con rapidez a la oficina y yo fui tras él, tal vez eran malas noticias. Los dos entramos y el Conde nos volteo a ver, sus ojos color oro eran tan intensos que hizo que mi piel se erizara, ¿por qué nunca le había visto detenidamente? ese tipo parecía el malvado de esas historias de amor que tanto me gustaba leer.— como puedes ser tan irresponsable Samuel, ayer te quedamos esperando — le hablo con autoridad. Samuel no contesto nada y yo me enoje, como se atrevía ese hombre hablarle de esa manera a Samuel. — te esperamos por h
Me desperté sobresaltada, y me di cuenta que estaba en la habitación acostada en la cama, Samuel estaba observándome con preocupación, a un lado estaba Amelia que se veía muy asustada.— te juro que nunca lo hice con el — le dije llorando.Samuel acaricio mi mejilla y después me dio un beso en la frente.— tranquila — me dijo.Yo lo abracé con fuerza y empecé a llorar en su hombro.— te lo juro, por favor créeme — le pedí.Samuel me apretó más a él.— te creo, ahora cálmate — me pidió.Yo me separe de el y lo mire a los ojos.— ¿Qué te dijo? — le pregunte.Samuel limpio mis lagrimas y me sonrió un poco.— quería ayuda para el orfanato, y también se disculpo por el comportamiento de su hermano — me dijo.Yo me sentí un poco mas aliviada, pero aun sentía que había algo más.— ella quiere que vuelvas, me conto lo mucho que disfrutas ayudando a esos niños — me dijo.Yo baje la cabeza. Era verdad, yo amaba ayudar a esos pobres niños, pero con lo que había pasado era mejor estar lo más ale
Apenas llegamos a casa me encerré en la habitación, no quería hablar con nadie, solo quería a Samuel conmigo, el necesitaba saber lo que me había pasado el día de hoy.Adelaida y Amelia entraron a la habitación con una bandeja con comida, pero mi apetito se había ido por completo.— debería comer algo, piense en el pequeño — me dijo Adelaida.Adelaida puso la bandeja en la cama y yo a regañadientes me comí un poco.— debería descansar — me sugirió Adelaida.Yo asentí con la cabeza y aparte la bandeja a un lado, Adelaida se acercó y la levanto, Amelia me miro y después salió junto a Adelaida, yo me acosté en la cama y empecé a acariciar mi vientre.Después de un par de horas escuché la puerta abrirse, yo me senté con rapidez en la cama, Samuel me quedo mirando y se acercó a mí con preocupación, él se sentó al borde de la cama y me quedo mirando.— ¿pasa algo? — me pregunto.Yo lo abrace con fuerza y empecé a llorar en su hombro, tenía tanto miedo de que algo malo pasara.— ¿te duele al
En horas de la tarde cuando llego Samuel y ambos estuvimos solos en la habitación le conté lo que había pasado con mi madre, aunque no me dijo nada pude notar lo furioso que estaba, y era normal, mi familia se estaba pasando demasiado.— quiero irme lejos de aquí, vivir en el campo, quiero que mi hijo respire aire fresco, que se crie en un ambiente lleno de paz y amor — le comente.Samuel que estaba sentado en la cama se acerco a mi que me estaba peinando frente al enorme espejo.— pídemelo y te construiré la casa de tus sueños — me dijo.Yo me di la vuelta y lo mire con una sonría, samuel en definitiva era el hombre perfecto.— quiero que construyas la casa de mis sueños — le dije.El me atrajo a su pecho y me dio un suave beso en la frente.— lo hare para ti mi amor — me dijo.Yo lo abrace con fuerza y respire con alivio, ojalá y ese lugar este listo pronto, así podremos ser plenamente felices los dos, lejos de todas las personas que nos hacen daño.— Luisana — me llamo.Yo levante
A la mañana siguiente prepare todo para el desayuno que tendría con mi suegra, yo estaba muy emocionada por conversar y tal vez comenzar a llevarnos mejor. La señora Adelaida y Amelia me ayudaron con todo, tenia una gran variedad de panecillos y galletas, ojalá y todo sea de su agrado. — Duquesa, su madre está aquí — me informo uno de los sirvientes. Yo respire profundamente, llenándome de paciencia, no quería ser grosera con ella, aunque se lo merecía por completo por todo lo que me había hecho y dicho. — la recibiré en la oficina del Duque — le informe al sirviente. Pero mi madre siendo mi madre, entro a la terraza donde estaba preparando todo para mi desayuno con la madre de Samuel. — ¿estas loca? — me pregunto en cuanto me vio. — no se de lo que hablas y tampoco me interesa — le dije de inmediato. Mi madre se acercó más a mí y me miro a los ojos, se veía furiosa como de costumbre, pero eso ya no era mi problema. — escuché sobre el escándalo que hiciste ayer, que vergüenza,
Los días transcurrieron con calma, mi suegra venia todos los días a verme, se quedaba hasta la hora de la cena y después se iba, ella me decía que una mujer en embarazo no puede estar sola y que Samuel había hecho mal al dejarme aquí, pero yo la tranquilizaba al decirle que estaba bien y que todo saldría perfecto con mi embarazo. — no deberías ir a ese orfanato, es peligroso — me regaño mi suegra esa mañana. — me gusta estar allí, y no hago nada pesado, Amelia y la señora Adelaida se encargan de casi todo — le respondí. — iré contigo entonces, me asusta que les pase algo — me dijo. Yo me reí un poco y asentí con la cabeza, era inútil decirle que no, ya que ella era igual de terca que yo, así que no quise ir en contra de la corriente. — esta bien, estoy segura que le encantara el lugar — le asegure. Ella puso su típica expresión de no lo creo, pero no me dijo nada. Así que, mi suegra y yo nos dirigimos juntas al orfanato. En cuanto bajamos, note la mirada de algunas personas pue