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Al día siguiente decidí tomar algo de aire, estar en esa casa encerrada me estaba matando lentamente, así que fui de paseo al mercado. Cuando le dije eso a la señora Adelaida casi le da un infarto, ya que una Duquesa no debería frecuentar ese tipo de sitios, pero yo no quería ser una Duquesa, yo era mas bien una campesina a la que habían obligado a pertenecer a la alta clase.

— hace tanto que no respiraba aire fresco — les dije a Amelia y a Adelaida.

— no deberíamos estar aquí, las personas empezaran a murmurar — dijo Adelaida.

Yo no le preste atención y seguí caminado, el bullicio del mercado me ponía de buenas, me sentía en casa, entre verduras, frutas y gente trabajadora.

— deberíamos llevar algunas manzanas — les dije.

Me acerque a un comerciante y le compre unas cuantas.

Mientras seguimos caminando una chica de mas o menos mi edad se acerco a nosotras, ella estaba vestida con las ropas típicas de las monjas.

— Mi lady, estamos buscando a personas de buen corazón que nos ay
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