Agarre a mi madre por el brazo y la saque de la oficina, yo no podía tener otro problema mas o iba a volverme loco. — suéltame Samuel — me ordeno ella indignada. Yo no le conteste nada y segui arrastrándola conmigo, si Luisana la veía esto se convertiría en una tragedia. — ¿que hace esa vieja bruja en mi casa? — pregunto Luisana desde las escaleras. Mi madre se sacudió el brazo y se solto de mi agarre. — pero como te atreves mujerzuela — le contesto ella. Luisana bajo rápidamente y se acerco a mi madre, enfrentándose las dos. — cuando se muera ire vestida de rojo a su funeral — le dijo Luisana. Mi madre la miro de arriba a bajo y después se rio. — estas tan flaca que se que moriras dando a luz, y te juro que cada dia de mi vida le hablare pestes a mi nieto de ti — le dijo ella. Arthur se detuvo a mi lado y miro la escena con diversión. — las dos se parecen — comento. Ambas los voltearon a ver, con sus miradas penetrantes y llenas de rabia e indignación. — ¿quien es ese imb
Después de salir de la junta en la que se hablo sobre el problema de la construcción del ferrocarril, decidí ir a visitar a Natasha, hace días que no la veía. Me subí al carruaje y me recosté en el espaldar del asiento, cerré los ojos por un momento y pensé en esa chiquilla de cabello rojo que me odiaba y que no desperdiciaba un momento para restregármelo en la cara. Me reí un poco al recordar todas sus palabras, ella era bastante creativa a para decirme un insulto nuevo cada vez que nos cruzábamos, o esos gestos de desprecio que me lanzaba cada que me quería acercar para hacerle platica. Sentí el carruaje detenerse, abrí los ojos y bajé de inmediato, necesitaba relajarme un poco, y eso lo iba a lograr con Natasha, ella sabia muy bien como quitarme el estrés. Entre a la casa, y vi a una de las sirvientas barriendo lo que parecía cabello. — ¿Qué ha pasado? — le pregunte. La sirvienta dejo de barrer y se acercó a mí. — la Duquesa se ha presentado y le ha cortado todo el cabello a l
Samuel agarro mi cintura y me pego mas a el, la cercania de su cuerpo era casi insoportable, lo único que podía imaginar mientras nos besábamos era a esa mujer en el escritorio mientras el se la follaba. Me separe de Samuel y lo mire a los ojos. — pensé que te daba asco — me dijo algo sorprendido. Yo me mordí el labio inferior, pensando en que responderle, pero después le di una pequeña sonrisa.— solo estaba furiosa — le respondi. Había decidido hacer todo lo posible por enamorarlo, quería que ella sufriera como lo hice yo, y obviamente él también iba a sufrir por como me había humillado.— ¿Te ha molestado el beso? — Le pregunté.Samuel quedó un poco pensativo, pero después nego con la cabeza.La señora Adelaida tenía razón cuando me dijo que los hombres son como cachorros mansos cuando se trata de algo sexual.Yo me acerque más y acaricie el pecho de samuel de manera sutil, quería ver cual era su reacción. Samuel agarro mi mano y se la llevo a los labios, besando mi palma. ¡Dios
Al día siguiente decidí tomar algo de aire, estar en esa casa encerrada me estaba matando lentamente, así que fui de paseo al mercado. Cuando le dije eso a la señora Adelaida casi le da un infarto, ya que una Duquesa no debería frecuentar ese tipo de sitios, pero yo no quería ser una Duquesa, yo era mas bien una campesina a la que habían obligado a pertenecer a la alta clase. — hace tanto que no respiraba aire fresco — les dije a Amelia y a Adelaida. — no deberíamos estar aquí, las personas empezaran a murmurar — dijo Adelaida. Yo no le preste atención y seguí caminado, el bullicio del mercado me ponía de buenas, me sentía en casa, entre verduras, frutas y gente trabajadora. — deberíamos llevar algunas manzanas — les dije. Me acerque a un comerciante y le compre unas cuantas. Mientras seguimos caminando una chica de mas o menos mi edad se acerco a nosotras, ella estaba vestida con las ropas típicas de las monjas. — Mi lady, estamos buscando a personas de buen corazón que nos ay
Las noches con Samuel continuaron, aunque no quisiera admitirlo follar con él se sentía muy bien, pero después del placer llegaba el arrepentimiento y con el un poco de depresión.— Señora, el Duque la está llamando — me dijo Adelaida entrando a la habitación que ahora compartía con él.Yo me levanté de la cama y fui con Adelaida escaleras abajo, él estaba en el pie de las escaleras mirándome con una sonrisa.— He traído algo para ti mi hermosa paloma — Me dijo y me llevo hasta donde estaban un montón de cajas.Samuel había mandado a traer muchísima ropa, zapatos y comida, el me miro con una sonrisa mientras me entregaba una caja con más ropa. — si no es suficiente solo dímelo — me dijo. Yo me acerque a el y lo abrace con fuerza. — creo que es suficiente — le dije. Samuel bajo la cabeza y me dio un beso en los labios. — ¿quieres que te acompañe a llevar todo eso? — me pregunto. Yo negué de inmediato con la cabeza, no quería que Erick conociera a Samuel, tenia miedo de lo que él
Lo que Luisana me había pedido era lago que ya estaba considerando hacer, estar con Natasha era muy bajo de mi parte, Natasha ahora era libre y podía vivir su vida como mejor le gustara, yo no le iba a quitar la casa, creo que era lo mínimo que podía hacer por ella después de todo lo que paso gracias a mi madre, y sobre todo por mí. Cuando llegue a su casa ella corrió a mi e intento darme un beso, pero yo no se lo permito, la aleje con cuidado. — tenemos que hablar de algo muy importante — le dije. Ella me miro con el ceño fruncido. — ¿Qué pasa? — me pregunto. Yo agarré su mano y le di un beso, se sentía muy difícil decir algo así, ya que aun sentía cosas por ella, pero ya no eran tan intensas como antes, después de que ella se fue, mi corazón poco a poco se fue cerrando, y cuando la volví a ver, creí sentir lo mismo, pero no era así, y eso lo comprobé cuando empecé a tratar a Luisana. — no podemos seguir — le dije. Natasha se soltó de mi agarre y dio un par de pasos atrás. —
Me senté al pie de la escalera a esperar a samuel, él y yo teníamos que hablar sobre lo que había pasado, necesitábamos arreglar esto. — Duquesa, debería ir a su habitación, no creo que el duque regrese — me dijo Adelaida. Yo neque con la cabeza, no me iba a mover del lugar, en algún momento tenia que volver, y entonces hablaríamos. — ya es tarde — me dijo. Me levante del escalón, dispuesta a ir a buscarlo, seguramente estaba en casa de esa mujer asquerosa. — ve y pídele al cochero que prepare un carruaje, quiero que me lleve a la casa de esa mujerzuela, estoy segura que el esta en ese lugar — le ordene a Adelaida. Ella no se movió del lugar, solo me quedo mirando. — debería descansar, se la ha pasado llorando toda la tarde y parte de la noche — me dijo. Yo no le preste atención y fui yo misma por el cochero, si Samuel creía que esto se iba a quedar así, estaba muy equivocado. El cochero en cuestión de minutos estuvo listo, yo me subí al carruaje y le indiqué el lugar al cual
Mire de reojo la cabeza roja de Luisana mientras dormía sobre mi pecho, quería acariciarla, pero tenía miedo de respetarla y que la pelea de ayer siguiera. Ella se removió un poco y después poco a poco abrió los ojos. — buenos días — le dije. Ella bostezo y se estiro en la cama, después se acurruco mucho más a mí. — ¿quieres que busque al cochero para que te lleve de regreso a casa? — le pregunte, pero no me contesto. Ayer después de esa enorme pelea donde nos dijimos tantas cosas, ella me abrazo y me pidió quedarse en casa ya que estaba lloviendo a cantaros, grande fue mi sorpresa cuando ella a mitad de la noche entro a mi habitación y se acostó a mi lado, no me dijo nada, y yo tampoco pronuncie palabra alguna, ella simplemente se acostó a mi lado y me abrazo. ¿Qué quería realmente? ¿Estaba buscando algo? Esas dos preguntas no me dejaron dormir, Me sentía tan confundido con su actuar, yo no la entendía para nada, primero me gritaba que me odiaba y después de la nada me buscaba.