Emma estaba anonadada, se quedó pasmada con los pies sumergidos en el lodo termal; pero su mirada viajo inmediatamente a la dirección en que se encontraba Stephanie, su recién confesa rival de amores. La otra mujer lucia triunfal como un pavo real, segura de sí misma y de lo que decía sin duda no veía a Emma como una rival digna de ella; pues era demasiado joven y sin experiencia como para manejar a Chris, pero para Stephanie era un juego que podía jugar sin miedo a perder. Podía controlar a Chris con su dedo meñique y hacerlo caer rendido a sus pies como un cachorrito fiel; o por lo menos eso pensaba ella porque Blackthorne había cambiado mucho últimamente; desde que conoció a Emma y esa pequeña cambió su vida poco a poco.—¡Chris me ama!—anunció con devoción.—Aun recuerdo esas tardes de pasión que compartíamos—hizo un gesto con las manos y se recorrió el cuerpo con lascivia—sus susurros cómplices a la luz de las velas a medio consumir—escupió mirándole a los ojos fijamente—; y ni ha
Blackthorne estaba cansado de tanto drama con su esposa, en cierto modo una parte de él se preocupaba por Emma y su bienestar, pero su otra parte su lado irracional le hacía enfurecer con ella por nimiedades; esa joven lo exasperaba constantemente siempre lo hacía ver como el malo de la historia; el villano cruel que la tenía encarcelada contra su voluntad y eso lo enojaba de sobremanera.Su mirada se tornó sombría de repente y golpeó con furia la pared tras ella; su esposa chilló de la impresión, no se esperaba ese acto brutal; aunque sabía que él era capaz de eso y más. Blackthorne tomó a Emma con fuerza por ambos antebrazos, pegándola a su cuerpo caliente y musculoso; inmovilizándola con su fuerza masculina. Emma intentó zafarse, pero no pudo, era más fuerte que ella.—¡Eres una molestia constante e insufrible! ¡Una quisquillosa mocosa que nunca para de fastidiarme!—Blackthorne estaba molesto con su actitud; de seguir así terminaría por cansarlo.—¡Ya me tienes cansado, niña tonta e
Blackthorne llamó a gritos a los empleados; casi una docena de hombres y mujeres acudieron en su ayuda; uno de los miembros de la serpiente negra se ofreció a llevar a Emma en brazos, pero su superior se negó; alegando que el mismo se encargaría de su esposa; el hombre se limitó a abrirle la puerta, bajando la cabeza en señal de aceptación. Otro de sus hombres le esperaba afuera con la puerta trasera del auto abierta para que abordaran y así partir de inmediato rumbo al hospital más cercano. Chris estaba sumamente preocupado por el estado de salud de Emma; lucia tan pequeña e indefensa a su lado que quiso protegerla para que nada la dañara. Le acarició los cabellos con ternura deslizando sus dedos por su mejilla.—¡Apresúrate!—le gritó al chofer, temiendo por el estado de salud de su esposa; quien aún no recuperaba el conocimiento.—Como usted ordene—el joven acepto su petición y aceleró al máximo; tan rápido que los cauchos rechinaron al estacionarse frente al hospital; se apresuró a
Blackthorne subió a la habitación para ver a Emma; las sirvientas estaban acomodando la cama con almohadas para que ella estuviera más cómoda, su esposa estaba recostada con una taza de té en sus manos bebió la infusión de algo que parecía manzanilla y colocó la taza vacía sobre la mesita de noche junto a su cama; Chris se acercó hasta ella y deslizo sus dedos entre los suyos, Emma se estremeció ante ese gesto aunque no parecía disgustada en lo absoluto con su atrevimiento; él se permitió sentir la suavidad de su piel quería que se tranquilizara y pensara las cosas bien. La abrazó sin pensar, transmitiéndole todas sus penas; necesitaba que ella estuviera bien; sintió el corazón de su esposa acelerarse en el fondo, eso hizo que el suyo propio vibrara también con emoción.—Todo va a estar bien— le prometió en un susurro; juntando sus frentes, Blackthorne necesitaba tranquilizarla, no podría salir a resolver sus asuntos pendientes sino lo hacía.—Prométeme que estarás tranquila y descans
Los días transcurrían con premura; ya casi había pasado un mes desde que Blackthorne se enteró del embarazo de Emma y aunque intento hacer todo lo posible para que ella estuviera bien la notaba deprimida contantemente ya ni siquiera quería salir a tomar el sol en el jardín; se limitaba a estar todo el día encerrada en su habitación; comía muy poco y todo el tiempo tenía sueño sus pláticas eran inexistentes últimamente el cansancio siempre la vencía y él ya no sabía qué hacer con eso.Le parecía preocupante su estado temía constantemente que esto pudiera afectarle a su embarazo, puesto que la notaba demacrada; su rostro había adelgazado y en lugar de volverse rozagante pasaba todo lo contrario incluso las sirvientas le habían comentado sin ninguna mala intención que debía tomarse su tiempo y acompañarla más seguido porque quizás se sentía sola.—Debemos ir al médico—Chris le anuncio luego de meditarlo un par de días; mientras su esposa se removía entre las sabanas que le cubrían, ya er
El tiempo pasó lentamente y las semanas se convirtieron en días, cada momento juntos parecía un instante breve; Blackthorne se desvivía en cuidar a Emma, todo el tiempo estaban juntos, desayunaban en el jardín entre bromas sutiles y halagos reales, sus almuerzos casi siempre eran afuera se habían dedicado en las últimas semanas a buscar restaurantes de comida saludable donde compartían platillos deliciosos y nutritivos los fines de semana iban al cine o veían alguna película en Netflix.Chrihs le masajeaba las piernas con cuidado todas las noches, asegurándose de mejorar su circulación; Emma era una esposa dedicada y amorosa, aprendió en poco tiempo la rutina de Blackthorne y sus gustos más extraños; asegurándose así de que todo se hiciera según sus deseos, para complacerlo. No sabía si era por el embarazo o por el tiempo juntos, pero últimamente sus sentimientos hacia Chris habían crecido, cambiándola por completo; a veces se imaginaba una vida junto a él; sin ataduras, pero llena d
Blackthorne se apresuró en salir; ni siquiera tuvo el valor de hablar con Emma antes de irse, no quería mentirle y aún no conocía todo el contexto que rodeaba a Stephanie y su llamada misteriosa. Sin más que pensar, se encaminó a su destino; no sin antes dejar a un par de sirvientas a cargo de su esposa, para que atendieran, cualquier cosa que se le pudiera presentar.Esa noche viajó sin escolta por la premura del asunto; al fin y al cabo la reunión con Stephanie era en un lugar público, puesto que ella se estaba hospedando en un hotel muy concurrido, tal como lo era el "Palace" uno de los hoteles más refinados de la zona, a los que solo tenían acceso los ricos y famosos; para cuando Blackthorne llegó al hotel, eran casi las once de la noche; la recepcionista le entregó una copia de la llave correspondiente a la habitación de Stephanie, por órdenes de ella misma; según le explicó la muchacha.Lo siguiente en suceder Chris no lo vio venir; pero debió esperárselo conociendo a la susodic
Blackthorne llegó a su casa con los regalos comprados, para calmar su conciencia; Emma estaba en el jardín, sentada en el pequeño desayunador, tomaba un jugo de naranja con bastante hielo; cuando Chris la vio se apresuró a su encuentro, dejando los regalos en la mesa ante ella, lo primero que Emma vio fue el regalo del bebé y quedó enternecida con el detalle de su esposo, se sentía tan bonito para ella tener a alguien que se preocupara por sus cosas, ,tuvo que controlarse un poco para no correr a abrazarlo con todas sus fuerzas.Emma estaba tan agradecida con ese hombre, quien la había salvado más de una vez,, desde que la conoció aquel fatídico día que cambio su vida para siempre; si bien era cierto que su padre la había vendido a un burdel. ella tuvo la buena suerte de encontrarse con Blackthorne esa noche, cambiando su destino; le debía mucho, gracias a ello no había terminado como una prostituta condenada a complacer los bajos instintos de los clientes de lugar—También traje algo