Blackthorne llamó a gritos a los empleados; casi una docena de hombres y mujeres acudieron en su ayuda; uno de los miembros de la serpiente negra se ofreció a llevar a Emma en brazos, pero su superior se negó; alegando que el mismo se encargaría de su esposa; el hombre se limitó a abrirle la puerta, bajando la cabeza en señal de aceptación. Otro de sus hombres le esperaba afuera con la puerta trasera del auto abierta para que abordaran y así partir de inmediato rumbo al hospital más cercano. Chris estaba sumamente preocupado por el estado de salud de Emma; lucia tan pequeña e indefensa a su lado que quiso protegerla para que nada la dañara. Le acarició los cabellos con ternura deslizando sus dedos por su mejilla.—¡Apresúrate!—le gritó al chofer, temiendo por el estado de salud de su esposa; quien aún no recuperaba el conocimiento.—Como usted ordene—el joven acepto su petición y aceleró al máximo; tan rápido que los cauchos rechinaron al estacionarse frente al hospital; se apresuró a
Blackthorne subió a la habitación para ver a Emma; las sirvientas estaban acomodando la cama con almohadas para que ella estuviera más cómoda, su esposa estaba recostada con una taza de té en sus manos bebió la infusión de algo que parecía manzanilla y colocó la taza vacía sobre la mesita de noche junto a su cama; Chris se acercó hasta ella y deslizo sus dedos entre los suyos, Emma se estremeció ante ese gesto aunque no parecía disgustada en lo absoluto con su atrevimiento; él se permitió sentir la suavidad de su piel quería que se tranquilizara y pensara las cosas bien. La abrazó sin pensar, transmitiéndole todas sus penas; necesitaba que ella estuviera bien; sintió el corazón de su esposa acelerarse en el fondo, eso hizo que el suyo propio vibrara también con emoción.—Todo va a estar bien— le prometió en un susurro; juntando sus frentes, Blackthorne necesitaba tranquilizarla, no podría salir a resolver sus asuntos pendientes sino lo hacía.—Prométeme que estarás tranquila y descans
Los días transcurrían con premura; ya casi había pasado un mes desde que Blackthorne se enteró del embarazo de Emma y aunque intento hacer todo lo posible para que ella estuviera bien la notaba deprimida contantemente ya ni siquiera quería salir a tomar el sol en el jardín; se limitaba a estar todo el día encerrada en su habitación; comía muy poco y todo el tiempo tenía sueño sus pláticas eran inexistentes últimamente el cansancio siempre la vencía y él ya no sabía qué hacer con eso.Le parecía preocupante su estado temía constantemente que esto pudiera afectarle a su embarazo, puesto que la notaba demacrada; su rostro había adelgazado y en lugar de volverse rozagante pasaba todo lo contrario incluso las sirvientas le habían comentado sin ninguna mala intención que debía tomarse su tiempo y acompañarla más seguido porque quizás se sentía sola.—Debemos ir al médico—Chris le anuncio luego de meditarlo un par de días; mientras su esposa se removía entre las sabanas que le cubrían, ya er
El tiempo pasó lentamente y las semanas se convirtieron en días, cada momento juntos parecía un instante breve; Blackthorne se desvivía en cuidar a Emma, todo el tiempo estaban juntos, desayunaban en el jardín entre bromas sutiles y halagos reales, sus almuerzos casi siempre eran afuera se habían dedicado en las últimas semanas a buscar restaurantes de comida saludable donde compartían platillos deliciosos y nutritivos los fines de semana iban al cine o veían alguna película en Netflix.Chrihs le masajeaba las piernas con cuidado todas las noches, asegurándose de mejorar su circulación; Emma era una esposa dedicada y amorosa, aprendió en poco tiempo la rutina de Blackthorne y sus gustos más extraños; asegurándose así de que todo se hiciera según sus deseos, para complacerlo. No sabía si era por el embarazo o por el tiempo juntos, pero últimamente sus sentimientos hacia Chris habían crecido, cambiándola por completo; a veces se imaginaba una vida junto a él; sin ataduras, pero llena d
Blackthorne se apresuró en salir; ni siquiera tuvo el valor de hablar con Emma antes de irse, no quería mentirle y aún no conocía todo el contexto que rodeaba a Stephanie y su llamada misteriosa. Sin más que pensar, se encaminó a su destino; no sin antes dejar a un par de sirvientas a cargo de su esposa, para que atendieran, cualquier cosa que se le pudiera presentar.Esa noche viajó sin escolta por la premura del asunto; al fin y al cabo la reunión con Stephanie era en un lugar público, puesto que ella se estaba hospedando en un hotel muy concurrido, tal como lo era el "Palace" uno de los hoteles más refinados de la zona, a los que solo tenían acceso los ricos y famosos; para cuando Blackthorne llegó al hotel, eran casi las once de la noche; la recepcionista le entregó una copia de la llave correspondiente a la habitación de Stephanie, por órdenes de ella misma; según le explicó la muchacha.Lo siguiente en suceder Chris no lo vio venir; pero debió esperárselo conociendo a la susodic
Blackthorne llegó a su casa con los regalos comprados, para calmar su conciencia; Emma estaba en el jardín, sentada en el pequeño desayunador, tomaba un jugo de naranja con bastante hielo; cuando Chris la vio se apresuró a su encuentro, dejando los regalos en la mesa ante ella, lo primero que Emma vio fue el regalo del bebé y quedó enternecida con el detalle de su esposo, se sentía tan bonito para ella tener a alguien que se preocupara por sus cosas, ,tuvo que controlarse un poco para no correr a abrazarlo con todas sus fuerzas.Emma estaba tan agradecida con ese hombre, quien la había salvado más de una vez,, desde que la conoció aquel fatídico día que cambio su vida para siempre; si bien era cierto que su padre la había vendido a un burdel. ella tuvo la buena suerte de encontrarse con Blackthorne esa noche, cambiando su destino; le debía mucho, gracias a ello no había terminado como una prostituta condenada a complacer los bajos instintos de los clientes de lugar—También traje algo
Emma estaba en su habitación matrimonial; sobándose el vientre abultado con sus manos para relajarse. Chris había instalado una mecedora de madera pulida para que ella pudiera balancearse con cuidado; le gustaba estar en esa mecedora por horas, el simple hecho de que Blackthorne se la hubiese regalado la hacía sentir especial ante sus ojos enamorados.Una de las mucamas le acompañaba constantemente para que no estuviera sola y estar al pendiente si algo se le ofrecía; la joven empleada estaba tejiendo unos escarpines color azul cielo para su bebé; le había dicho que esa era su forma de agradecerle por lo buena que había sido con ella desde que la conoció. Emma era una mujer muy noble; por eso se ganó el corazón de todo el personal de servicio que laboraba en la mansión Blackthorne.—¿Escuchaste eso?—Emma le preguntó a su compañera y cuidadora.—Me parece que hay alguien en camino.—No se parece un alboroto de las muchachas—ella respondió dubitativa—; ¿será su esposo que trajo una nueva
Emma en verdad pensó que Blackthorne se había acostado con Stephanie; en su mente ellos tenían una relación a sus espalas, las fotos ante ella lo demostraban, eran la prueba fehaciente de su traición hacia ella y aunque sabía desde un principio que su matrimonio era solo una falsa no podía controlar el dolor que sentía en lo profundo de su pecho, producto de la decepción producida por aquellas fotos malintencionadas que su rival de amores le había mostrado con toda la intención de dañarla y sin duda alguna lo había logrado.Emma estaba hecha un mar de lágrimas, sus ojos no paraban de llorar y aunque quería ser fuerte ante Stephanie, porque no deseaba dejarla ver lo mucho que la había afectado al dárselas, no pudo, las miles de ilusiones que tenía en relación a Chris se hacían añicos ante ella; allí en ese colchón mugriento en ese pequeño lugar de paredes enmohecidas por la humedad no podía hacer otra cosa que llorar en posición fetal aunque su vientre le incomodaba un poco al hacerlo,