Capítulo 36
Aquí ya no había salida. Si ese hombre perturbado se me acercaba, yo no tendría a dónde escapar.

Me pegué fuertemente contra la pared, como intentando volverme invisible, mientras rezaba porque ese hombre no me encontrara.

El silencio en el ambiente era absoluto, mi cuerpo estaba completamente tenso, y el miedo se apoderaba de mí.

Bajo la fría luz de la luna, aquella sombra se movía como un fantasma, acercándose lentamente.

¡Entró!

Casi grito de pánico, pero me contuve. Me cubrí la boca con fuerza mientras mi cuerpo temblaba, a punto de perder el control.

A pesar de eso, me encontró, y comenzó a caminar directamente hacia mí.

El sonido de sus pasos era como el susurro de un demonio.

A medida que se acercaba más, no pude soportarlo y grité a todo pulmón antes de correr desesperadamente hacia la salida del callejón.

Cuando le pasé por el lado, extendió su brazo largo y me agarró de inmediato.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo mientras luchaba con todas mis fuerzas, gritando:

—¡Déjam
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