¿Cómo se supone que se debe iniciar una conversación como la que Brisa y yo necesitamos tener? Esa pregunta ronda mi cabeza mientras que la gente nos rodea en este café al que hemos decidido venir para conversar. Las dos tazas de café expreso y los sfogliatelle se encuentran frente a nosotros en esta mesa, pero el silencio es quien protagoniza el momento.—Mi padre nos ha contado a mi hermano y a mí lo que hizo tu padre —pronuncia ella finalmente rompiendo el silencio entre los dos.No sé muy bien como tomarme su comentario, ¿es algo bueno? ¿es una queja?—Podría decirte muchas cosas acerca de lo que ha hecho mi padre, pero no estoy aquí para eso —explico con mi mirada clavada en ella.«Se ve tan hermosa» pienso perdido en la forma en que su cabello ahora más largo cae por encima de sus hombros y ese maquillaje natural que resalta sus rasgos.—¿Y para que has venido entonces? —inquiere y en esta ocasión levanta su mirada para verme de frente.—Para decirte que para mí no hay nada ni n
Al día siguiente: 11 de agostoLas hora se me han hecho eternas. Desperté, desayuné, acomode mis cosas y almorcé en el cuarto de hotel; todo para que no hubiese una posibilidad de que se me hiciera tarde para nuestra cita. Tal vez es tanta la desesperación por verla a ella y nuestros hijos que estoy actuando como un desesperado. Llevo desde las cuatro de la tarde esperando en el Parco della Mole Adriana tal y como acordamos ayer.Estoy sentado sobre una pequeña muralla mientras que miro hacia todas partes como tratando de adivinar por donde vendrá ella y siento que cada minuto que pasa es eterno. Me muero de ganas de verlos, de poder cargar a mis hijos, de llenarlos de besos y decirles que nunca más me separare de ellos sin importar lo que pase entre su madre y yo.Sé que las cosas con Brisa no podrán ser solucionadas tan fácilmente, pero sin importar que ocurra con nosotros, no pienso renunciar a ellos. Estoy nervioso, y muy ansioso, pero de pronto comienzo a sentir un gran sentido d
[FRANCO]Me siento feliz de estar con ellos caminando por este parque tan hermoso y conversando con Brisa acerca de lo que ha sido este mes con nuestros hijos. Si bien me hace sonreír escucharla contándome acerca de los típicos problemas de madre primeriza, y alguna que otra anécdota de lo que le han hecho nuestros bebés, también siento melancolía por lo que me perdí.Es en un momento como este que me doy cuenta de que tome la decisión correcta al dejarlo todo atrás, y es que no me sentía capaz de perderme un minuto más de la vida de Dylan y Atenea. Los veo sonreír, o simplemente quedarse dormidos en su carriola y entiendo que cada uno de estos simples instantes no volverán jamás. Lo que se vive con un hijo en sus primeros meses de vida es un tesoro demasiado grande y yo no lo quería perder.—¿Puedes creer que estamos en un sitio que data del año 139 antes de cristo? —me pregunta de repente regresándome a esta realidad.—Es el mausoleo del emperador Hadrian, ¿no? —respondo y me mira s
[BRISA]Al día siguiente: 12 de agostoAyer ha sido un día maravilloso. Sinceramente pensaba que todo iba a salir mal, que Franco y yo discutiríamos a causa del pasado y que cada uno terminaría yendo por su lado. Afortunadamente me equivoque y no sé si es que todo lo que me dijo me hizo cambiar mi forma de pensar, o es que él tuvo una actitud tan increíble conmigo y con nuestros hijos que me hizo actuar así. Sea como sea, después de pasear por el parque, fuimos por un gelato, y como si todo aquello no hubiese sido suficiente, también fuimos a cenar.Me ha hecho reír mucho al intentar alimentar a sus hijos, y es que según él ellos ya deberían estar comiendo papilla y cosas como esas, pero tuve que tomarme el tiempo de explicarle que los tiempos no son tan rápidos como él cree. A pesar de todo eso, aun no me atrevo a imaginarme una vez más el futuro con él. Creo que en el fondo siempre tendré miedo de que la historia entre nuestras familias nos afecte negativamente.—Hermanita, ¿ya está
[BRISA]Llevo horas con las palabras de mi hermano dando vueltas en mi cabeza, y he pensado en más de una ocasión llamar a Franco y pedirle que nos volvamos a ver. Me gustaría tener el valor para poder ceder y decirle que quiero pasar más tiempo con él, y que quizás vaya siendo hora de dejar todo lo que ocurrió a un lado, pero sinceramente, no me atrevo.Como casi todos los días, aprovecho las horas de mi tiempo libre para sacar a pasear a mis hijos ya que siento que debo aprovechar el buen clima para que ellos se despejen, y una vez que ambos están en la carriola, me dispongo a salir de la casa cuando al abrir la puerta, lo encuentro a él.Su amplia sonrisa llena de complicidad me contagia y en un acto reflejo, él sostiene la puerta antes que esta se cierre por su propio peso.—Parece que he llegado justo a tiempo, ¿no? —cuestiona divertido.—Hace un momento termine de trabajar y los iba a llevar a pasear —explico.—¿Aceptas compañía de un desempleado? —bromea.—Por supuesto —accedo
[BRISA](Horas más tarde)Se supone que la caminata en el jardín debía calmarme, pero en cambio después de la conversación que tuvimos con Franco mi corazón no consigue calmarse. Vuelvo a mi adolescencia probándome una y otra prenda sintiendo que nada me queda bien.Consulto el reloj y entiendo que debo tomar una decisión ya que pronto llegara Franco por mi para ir a nuestra segunda primera cita. Busco un vestido color rojo del guardarropa y me lo pruebo convenciéndome de que esta es mi mejor opción. No es sencillo volver a sentirse linda después de dar a luz, mucho menos si has tenido mellizos.Busco un collar y pulsera que haga juego hasta que de pronto escucho que alguien llama a la puerta y mi corazón se acelera de los nervios. Respiro profundo como tratando de calmarme, pero es casi imposible.—¡Hermanita! Mi casi de nuevo cuñado ya llego —escucho que dice German del otro lado de la puerta y no puedo evitar reírme de sus palabras.—Ya voy, dame un momento —le pido y antes de sali
[FRANCO]El verano es el cómplice perfecto para una noche como esta. La terraza de un restaurante en una de las ciudades más románticas del mundo, la luna alumbrándonos a la par de alguna lámparas que cuelgan de un extremo a otro, y ella sentada del otro lado de la mesa justo frente a mí. Me gustaría poder contar con recursos infinitos para haberle podido traer un violinista o tal vez haber cerrado el restaurante completo para nosotros dos, pero las cosas han cambiado y lo único importante es que estamos juntos aquí.—Me encanta el lugar —menciona mirando a su alrededor y sé que lo hace para romper el silencio.—Es muy lindo, pero sin duda alguna lo más hermoso en esta noche eres tú —halago y sonríe tímida.—Vaya, estas lanzando toda la artillería pesada —bromea y esto es una buena señal.—Digamos que estoy haciendo un intento por reconquistarte —declaro y casi como si los astros se pusieran en mi contra, el camarero se acerca a nosotros para tomar la orden.Ambos miramos la carta por
[FRANCO]Llegue a creer que esto no volvería a pasar entre nosotros, pero afortunadamente me equivoque. Sus labios y los míos se reencuentran en una fiesta para los sentidos y de verdad que haría lo que fuese para que esto nunca termine. Sin embargo, es ella quien lleva sus manos sobre mi pecho y de a poco hace que nos separemos.—Por favor, no me digas que te has arrepentido —le pido a poca distancia de sus labios.La veo negar con su cabeza mientras sonríe y vuelvo a sentirme aliviado.—No, no me he arrepentido, es solo que la gente nos está viendo —explica y ve a nuestro alrededor haciendo que yo haga lo mismo.Definitivamente tiene razón, la gente nos observa y cuando creo que ya no podemos ser más el centro de atención, la gente comienza a aplaudir como si hubiese visto el final de una película romántica.—Creo que hemos dado un buen espectáculo —bromeo.—Lo creo, ¿cenamos? —propone con timidez y asiento.—Cenemos —concuerdo.A pesar de que me encantaría saltear la cena e ir dire