Semanas después: 2 de agostoHoy mis hijos cumplen un mes de nacidos y yo me muero de tristeza y rabia por estar aquí y no con ellos. Apenas he visto algunas fotos de ellos y es gracias a lo que Brisa ha subido a redes sociales. Sin embargo, es German quien ha hecho posible una videollamada para que les pudiera hablar y aunque sea robarles una sonrisa a mis bebés. Por supuesto que Brisa estaba al tanto de todo, pero por alguna razón no ha querido hablar conmigo.Según me ha contado German, ella aún está muy dolida por lo que hice y lo comprendo. Mi única intención era cuidarla durante el embarazo, pero está claro que las cosas no han salido bien, y he aquí las consecuencias. A pesar de todo esto, yo no estoy dispuesto a darme por vencido y he tenido que tomar decisiones drásticas para tratar de tomar las riendas de mi vida una vez más.—Señor San Marín, ¿usted está seguro de lo que quiere hacer? —me pregunta el abogado de la empresa.—Solo entrégueme el documento para firmarlo por fav
Una semana después: 9 de agostoAsumir que mi padre se ha entregado a la justicia y que será juzgado por lo que hizo me genera una mezcla de sensaciones muy difícil de controlar. Es alivio, rabia, dolor, y decepción ¿Cómo se hace para continuar con tu vida sabiendo que gran parte de mi vida he vivido en una gran mentira? Mi padre no es ese empresario honesto que tanto tiempo creí. Con solo imaginar las personas que se han visto perjudicadas por sus sucias “maniobras empresariales” me siento avergonzado.He pensado mucho en qué hacer con mi vida ahora, y la única respuesta que venía a mi mente es la misma de siempre. Meto lo que hasta ahora era mi vida en un par de maletas y las cierro para luego echar un vistazo a la habitación asegurándome de que no me estoy olvidando de nada importante.—Hijo, no quiero que te vayas —habla mi madre parada desde abajo del marco de la puerta.Respiro hondo en un intento por calmar mi rabia interna y la miro.—Lo siento mamá, siento que hayas perdido a
¿Cómo se supone que se debe iniciar una conversación como la que Brisa y yo necesitamos tener? Esa pregunta ronda mi cabeza mientras que la gente nos rodea en este café al que hemos decidido venir para conversar. Las dos tazas de café expreso y los sfogliatelle se encuentran frente a nosotros en esta mesa, pero el silencio es quien protagoniza el momento.—Mi padre nos ha contado a mi hermano y a mí lo que hizo tu padre —pronuncia ella finalmente rompiendo el silencio entre los dos.No sé muy bien como tomarme su comentario, ¿es algo bueno? ¿es una queja?—Podría decirte muchas cosas acerca de lo que ha hecho mi padre, pero no estoy aquí para eso —explico con mi mirada clavada en ella.«Se ve tan hermosa» pienso perdido en la forma en que su cabello ahora más largo cae por encima de sus hombros y ese maquillaje natural que resalta sus rasgos.—¿Y para que has venido entonces? —inquiere y en esta ocasión levanta su mirada para verme de frente.—Para decirte que para mí no hay nada ni n
Al día siguiente: 11 de agostoLas hora se me han hecho eternas. Desperté, desayuné, acomode mis cosas y almorcé en el cuarto de hotel; todo para que no hubiese una posibilidad de que se me hiciera tarde para nuestra cita. Tal vez es tanta la desesperación por verla a ella y nuestros hijos que estoy actuando como un desesperado. Llevo desde las cuatro de la tarde esperando en el Parco della Mole Adriana tal y como acordamos ayer.Estoy sentado sobre una pequeña muralla mientras que miro hacia todas partes como tratando de adivinar por donde vendrá ella y siento que cada minuto que pasa es eterno. Me muero de ganas de verlos, de poder cargar a mis hijos, de llenarlos de besos y decirles que nunca más me separare de ellos sin importar lo que pase entre su madre y yo.Sé que las cosas con Brisa no podrán ser solucionadas tan fácilmente, pero sin importar que ocurra con nosotros, no pienso renunciar a ellos. Estoy nervioso, y muy ansioso, pero de pronto comienzo a sentir un gran sentido d
[FRANCO]Me siento feliz de estar con ellos caminando por este parque tan hermoso y conversando con Brisa acerca de lo que ha sido este mes con nuestros hijos. Si bien me hace sonreír escucharla contándome acerca de los típicos problemas de madre primeriza, y alguna que otra anécdota de lo que le han hecho nuestros bebés, también siento melancolía por lo que me perdí.Es en un momento como este que me doy cuenta de que tome la decisión correcta al dejarlo todo atrás, y es que no me sentía capaz de perderme un minuto más de la vida de Dylan y Atenea. Los veo sonreír, o simplemente quedarse dormidos en su carriola y entiendo que cada uno de estos simples instantes no volverán jamás. Lo que se vive con un hijo en sus primeros meses de vida es un tesoro demasiado grande y yo no lo quería perder.—¿Puedes creer que estamos en un sitio que data del año 139 antes de cristo? —me pregunta de repente regresándome a esta realidad.—Es el mausoleo del emperador Hadrian, ¿no? —respondo y me mira s
[BRISA]Al día siguiente: 12 de agostoAyer ha sido un día maravilloso. Sinceramente pensaba que todo iba a salir mal, que Franco y yo discutiríamos a causa del pasado y que cada uno terminaría yendo por su lado. Afortunadamente me equivoque y no sé si es que todo lo que me dijo me hizo cambiar mi forma de pensar, o es que él tuvo una actitud tan increíble conmigo y con nuestros hijos que me hizo actuar así. Sea como sea, después de pasear por el parque, fuimos por un gelato, y como si todo aquello no hubiese sido suficiente, también fuimos a cenar.Me ha hecho reír mucho al intentar alimentar a sus hijos, y es que según él ellos ya deberían estar comiendo papilla y cosas como esas, pero tuve que tomarme el tiempo de explicarle que los tiempos no son tan rápidos como él cree. A pesar de todo eso, aun no me atrevo a imaginarme una vez más el futuro con él. Creo que en el fondo siempre tendré miedo de que la historia entre nuestras familias nos afecte negativamente.—Hermanita, ¿ya está
[BRISA]Llevo horas con las palabras de mi hermano dando vueltas en mi cabeza, y he pensado en más de una ocasión llamar a Franco y pedirle que nos volvamos a ver. Me gustaría tener el valor para poder ceder y decirle que quiero pasar más tiempo con él, y que quizás vaya siendo hora de dejar todo lo que ocurrió a un lado, pero sinceramente, no me atrevo.Como casi todos los días, aprovecho las horas de mi tiempo libre para sacar a pasear a mis hijos ya que siento que debo aprovechar el buen clima para que ellos se despejen, y una vez que ambos están en la carriola, me dispongo a salir de la casa cuando al abrir la puerta, lo encuentro a él.Su amplia sonrisa llena de complicidad me contagia y en un acto reflejo, él sostiene la puerta antes que esta se cierre por su propio peso.—Parece que he llegado justo a tiempo, ¿no? —cuestiona divertido.—Hace un momento termine de trabajar y los iba a llevar a pasear —explico.—¿Aceptas compañía de un desempleado? —bromea.—Por supuesto —accedo
[BRISA](Horas más tarde)Se supone que la caminata en el jardín debía calmarme, pero en cambio después de la conversación que tuvimos con Franco mi corazón no consigue calmarse. Vuelvo a mi adolescencia probándome una y otra prenda sintiendo que nada me queda bien.Consulto el reloj y entiendo que debo tomar una decisión ya que pronto llegara Franco por mi para ir a nuestra segunda primera cita. Busco un vestido color rojo del guardarropa y me lo pruebo convenciéndome de que esta es mi mejor opción. No es sencillo volver a sentirse linda después de dar a luz, mucho menos si has tenido mellizos.Busco un collar y pulsera que haga juego hasta que de pronto escucho que alguien llama a la puerta y mi corazón se acelera de los nervios. Respiro profundo como tratando de calmarme, pero es casi imposible.—¡Hermanita! Mi casi de nuevo cuñado ya llego —escucho que dice German del otro lado de la puerta y no puedo evitar reírme de sus palabras.—Ya voy, dame un momento —le pido y antes de sali