Capítulo 32

Después de que Alía llegó a casa, le dieron un té relajante para que pudiera descansar y luego esperar para ir al hospital y hacerle unos exámenes y curar la herida que aún tenía, pero que la hacía ver muy agotada.

Quien también se acostó a su lado fue Samuel. Solo Dios sabía lo preocupado que había estado por su esposa. Soltó suaves sollozos mientras tenía a su esposa abrazada, solo de pensar que le hubiera pasado algo peor o no volver a verla por culpa de un desquiciado.

Tocó suavemente el cabello de Alía, luego le dio un beso en su frente y después un suave beso en sus labios. La veía cansada, pero estaba bien, y estaba con él.

En la sala, todos estaban esperando a que los efectos del té terminaran de hacer su efecto para llevar a Alía al hospital. Anthony no se había querido mover aún al búnker hasta no saber si ese tipo le pudo hacer algo a su hija, pero de algo estaba seguro: se lo haría pagar el doble.

—Querido, ¿puedes calmarte? —dijo Mía viendo la mirada colérica que tenía s
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo