Capítulo 8

Kim

Temblando, subí las escaleras de incendios y entré a mi habitación por la ventana. Caminé hasta la cama y me senté en el colchón, totalmente conmocionada. No podía creer lo que acababa de pasar. Toqué mis labios hinchados con la punta de mis dedos, sintiendo aún los labios cálidos y dulces de Alex sobre los míos.

¡Nos besamos! ¡Alex y yo nos besamos!

¡Oh mi Dios!

No sabía lo que pasaría entre nosotros a partir de entonces, pero era muy consciente de que ese beso significó algo, significó mucho. Lo sentí muy dentro de mí, en mi corazón. Y no lo entendía. Alex era mi mejor amigo en el mundo, el único en quién confiaba, a quién podía decirle cualquier cosa. ¿Cómo lo miraría a los ojos ahora sin recordar cada una de sus dulces

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