Estos seis días han sido agotadores, afortunadamente estoy con un receso en la universidad por las vacaciones de invierno, además de tener que aguantar el genio insoportable de mi madre, a quien no le bastó dejarme en ridículo en mi cumpleaños, sino que programó una cena para invitar a Massimo Cavalcanti, ya que el día de mi ridículo estaba presente.
Para mi fortuna, mi padre me avisó con tiempo y llegué a encerrarme a mi cuarto. Fingí un dolor de cabeza extremo y no salí de mi habitación, aunque la señora casi echó abajo la puerta, alegando que no venía solo, la ignoré.
¿O qué creía? Que yo bajaría con mi sonrisa de niña de alta sociedad, como si nada, para darle gusto a ella… se equivoca. Ese día ella perdió todo mi cariño y respeto.
Mi padre me apoyó, porque considera que Massimo es un hombre demasiado mayor para mí, algo que ha conversado con ese señor y también está de acuerdo, no tiene ni el más mínimo interés en mí, aparte de una linda amistad.
Me meto a mi habitación, saco un vestido espectacular de la última colección de Cavalcanti Moda, tiene un aire de los veintes, muy ajustado, de color negro, un escote V y con una abertura hasta unos quince centímetros sobre la rodilla. Unos tacones negros que me dan unos diez centímetros más, mi metro sesenta y dos se disimula un poco.
Me meto a la ducha, mentalizado en que serán solo tres salidas y nada más, tres vestidos y volveré al lado de mi padre.
Me estoy lavando el cabello, cierro los ojos y escucho esa voz profunda, de un hombre de unos treinta años.
El día de la cena alguien subió para usar el baño de este piso, no sé por qué. Yo estaba en plena oscuridad, de pronto mi puerta se abrió, había olvidado pasar el seguro luego que mi padre me trajera algo de comer.
Una voz masculina, de un rostro que no vi, que le pertenecía a una silueta que me hizo estremecer, pidió disculpas por haberse equivocado.
Ahora, igual que en ese momento, mi cuerpo se estremece, siento que algo me llama a él como si se tratara de magnetismo. Ni siquiera vi su rostro, pero imaginar su cuerpo abrazando el mío, su voz profunda susurrando palabras de amor a mi oído y dejándonos llevar por lo que sentimos…
-Estás loca, él con suerte sentirá un poco de vergüenza por equivocarse de puerta.
Me apresuro, me cubro con una toalla y comienzo a sacar mi cabello con delicadeza, para luego usar el secador.
Se deja caer en ondas perfectas, ahora procedo a la crema por todo mi cuerpo y luego a vestirme con ropa sencilla. Tomo un pequeño bolso con cosas que pudiera necesitar y el vestido dentro de una funda.
Nada más salir de mi habitación, me encuentro de frente con mi madre.
-¿En serio lo harás? Irás a exhibirte como una cualquiera.
-Antes de mi cumpleaños sus palabras me habrían dolido profundamente, pero ahora me dan lo mismo. Esto es un favor para su tan especial Massimo Cavalcanti, bien sabe cuáles son mis intereses. Ahora, con permiso, voy casi en la hora.
Avanzo unos pasos, pero me toma del brazo.
-No me dejes con la palabra en la boca, no te cansas de desafiante. Soy tu madre y me debes respeto.
-El respeto se gana, igual que el cariño.
-¡Insolente! - trata de darme una cachetada, pero le detengo la mano -.
-No se atreva, porque ya le dije que no siento respeto por usted. Si me toca, nos iremos como iguales.
-¡Eres una furcia! ¿Qué va a decir la alta sociedad de Santiago? Seguramente la loca de tu prima irá a cubrir el evento y te tapará de fotografías. Mañana todos te verán como una fácil y Massimo ya perderá el interés en ti.
-Ese señor no siente la más mínima atracción por mí - dejo caer su mano de manera despectiva y escupo las palabras con rabia -. Entre nosotros hay amistad y cordialidad, porque es socio de mi padre y algún día yo me sentaré a su lado. Deje de buscarme con quién casarme, porque eso lo elijo yo. Aunque viendo lo feliz que es usted en su matrimonio, a lo mejor nunca me caso. No quisiera hacerle daño a un buen hombre como mi padre.
Salgo disparada de su alcance, bajo las escaleras con rapidez, nada más salgo de la casa las lágrimas brotan de mis ojos. No consigo entender que mi madre no me quiera. Duele como una herida profunda en el pecho, pero tendré que acostumbrarme.
He llegado a pensar que no soy hija de esa señora, porque de otra manera no me explico que me trate así
Me subo al auto y el chofer me lleva con rumbo a las instalaciones de Cavalcanti Moda. Me limpio el rostro y me aplico algo de crema en el rostro, para que no se me note tanto el haber llorado.
Respiro profundo, cierro mis ojos y me imagino que ese hombre diciéndome que todo estará bien. Me abrazo fuerte por la cintura y sonrío como tonta, pero eso es mejor a nada.
Al llegar al estacionamiento subterráneo, un agente de seguridad me espera. Me ayuda a bajar y a cargar mis cosas, tomamos el ascensor y nos vamos directo al piso en donde será la muestra.
En cuanto se abren las puertas, Giacomo se lanza sobre mí.
-Te adoro, muchacha, llegaste una hora antes y eso para mí es lo más hermoso - me guía hasta la maquillista-. Ahora, quiero ver ese vestido del que me hablaste.
El agente le entrega el vestido, al abrir la funda deja escapar un gritito de asombro y se lleva las manos al rostro.
-Niña, este ha de verse perfecto en tu cuerpo - mira a la maquillista -. Déjala hermosa, peinada y maquillada para este vestido. Aunque sea de la colección anterior, la quiero deslumbrante.
La mujer se pone a eso y la peluquera comienza a peinarme con mucho cuidado, alabando mi largo cabello.
Comienzan a llegar los demás, algunas me miran con recelo, pero a mí me resbalan. No podía decirle que no a Massimo, esta es una estrategia de cooperación entre empresas, para mí es una manera de decirle "haré lo que sea por ti, pero después tú lo debes hacer por mí".
Termino frente al espejo con maquillaje suave, con sombras oscuras que resaltan mis ojos castaños y con mi cabello recogido solo con horquillas y un moño bajo, que me da un aire de mujer de los veinte. No me veo de mi edad, si no que algo mayor.
Comienzan los murmullos de que los invitados han comenzado a llegar. Me imagino a Pilar sentada tomando notas y esperando por mí. Cuando le conté por teléfono casi me dejó sorda por el grito que dio.
Y así me preparaba para desfilar ante un reducido, pero selecto grupo de la alta sociedad de Santiago, donde las miradas estarían puestas en mi desplante, mi cuerpo y la prenda que me cubriría.
Giacomo aplaude un par de veces, nos manda a hacer todo perfecto y nos desea que no nos caigamos nada más entrar allí. Se inicia la música y todos comienzan a salir y entrar, cambiándose rápidamente para volver a salir. Hasta que se me indica salir.
Inhalo, échale y salgo lo más tranquila que mis nervios me permiten. Hago mi recorrido y veo a mi padre, ni luces de mi madre, veo su mirada orgullosa y justo antes de volver veo esos ojos, azules, oscuros por algo que no reconozco.
Y, por alguna razón, los relaciono con esa voz. Porque esos ojos y esa voz solo pueden ser del mismo dueño.
Me estremezco, mientras Giacomo me pregunta si me encuentro bien.
Ya no lo sé, porque miles de mariposas empiezan a revolotear en mi estómago.
Me sudan las manos, desde ese día que esperaba conocer a la muchacha, pero no se presentó a la cena, en su propia casa, alegando estaba indispuesta, y debido a esto mi genio ha sido un desastre. Sin embargo, una ligera silueta pude ver cuando abrí por equivocación la puerta de su habitación, creyendo era el baño. Aunque me disculpé enseguida, de ella no salió sonido alguno. No he conseguido sacarme de la mente su cuerpo levemente iluminado por la luz que entraba desde su ventana. Pero hoy, no tiene escapatoria, aunque ni siquiera sepa que Piero Castelli está al acecho. Tomo asiento en la fila delantera, igual que siempre. Me sumerjo en el folleto de presentación buscando nadie me moleste, mientras van llegando los invitados del evento, que es muy privado al ser un adelanto, de vez en cuando miro a la pasare
Nos aparcamos fuera de un hotel, alejado de lo que normalmente frecuentamos. Me mira muy serio, su respiración está acelerada, al igual que la mía. Con su voz profunda me dice. -Jazmín, te invito a cenar y a pasar un tiempo conmigo. Si después quieres irte a casa de tu prima, yo mismo puedo llevarte. -Me parece perfecto – es todo lo que puedo responderle -. Baja del auto y me ayuda a salir de él. Trato de caminar con elegancia, pero la verdad es que ya me duelen los pies, él se percata de mi incomodidad y se agacha. -Déjame ayudarte con ellos, no los necesitas. -Sí los necesito, me dan diez centímetros de estatura adicionales, si me los quito deberás agacharte para hablarme. Siento que pasa una eternidad antes de que ella sea quien tira de mí hacia la puerta de la habitación. El alma me vuelve al cuerpo, tan solo un par de pasos bastan para entender que ella quiere que sea su primera vez y debo estar a la altura.Nunca tuve este dilema, porque la primera vez que tuve sexo fue con una mujer mayor y experimentada, no sé cómo hacer esto, pero trataré de hacerlo lo mejor posible.Abre la puerta y me mira con su sonrisa, su mirada refleja miedo pero también determinación. Me quito el saco del traje y me acerco a ella para besarla con ternura, mientras ella se desarma el moño que sostiene su cabello, me aparto un poco y le ayudo con las horquillas.-Eres realmente hermosa – le digo quitando la última y dejando su largo cabello la rodee -.-Y yo sigo sin entender qué te atrajo de mí.Acaricio su rostro, de sus mejillas bajo a su cuello, hasta llegar a suCapítulo 7: Una noche apasionada.
Antes de abrir los ojos, siento a mi lado un cuerpo que me rodea. Dejo que mis sentidos lentamente vayan reconociendo el lugar en donde me encuentro, abro mis ojos y lo veo a él, durmiendo apacible.Aprovecho para ver su rostro, es perfecto. Es como cuando los dioses del Olimpo bajaban para yacer con las humanas. Cierro mis ojos, traigo a mi mente los recuerdos de la noche y siento que me ruborizo, la forma de tocarme, de ser tan delicado. Aún cuando él mismo me dijo que era un hombre experimentado, me trató como a la más delicada flor en medio de todo su jardín.Siento que se remueve un poco, sus manos que descansaban en mi espalda ahora me recorren suavemente, encendiendo ese fuego interno que no sabía tenía.-Buenos días, hermosa Jazmín – me da un beso en la frente y yo abro los ojos -. Eres más bella aún al despertar. Podría raptarte para tener la dicha de este e
Tras tener que viajar ese mismo día desde Chile a Italia, producto de unos inconvenientes en la fábrica, han pasado dos semanas.Un accidente paralizó la producción por cinco días. Tuve que solucionar los problemas técnicos, pero además visitar a mis trabajadores en el hospital, que al menos se sienten agradecidos porque he estado pendiente de ellos cada día. Uno de ellos fue dado de alta, porque sus heridas fueron leves, en cambio los otros dos sufrieron contusiones graves, por lo que debieron ser intervenidos.Me tocó poner a disposición de las autoridades toda la información para que investiguen y los abogados ya están trabajando en el pago de indemnizaciones justas, pero agregando un porcentaje más para que puedan sostener a sus familias en el tiempo que no podrán trabajar, además de todo lo legal.Estoy sentado en la oficina, mirando hacia la nada, porqu
Estoy tirada en la cama de Pilar, quien se encuentra trabajando en un artículo sobre la boda de un empresario importante del rubro maderero. Es su tercer matrimonio y está vez lo ha hecho con una chica menor.-Al parecer está de moda eso de buscar mujeres menores – dice ensimismada, mientras teclea en la máquina de escribir -. Ojalá a mí me tocara al menos un hombre mayor para que no juegue con mis sentimientos.-No exageres, no es la gran maravilla – tres semanas desde que se fue y ni una noticia -.-Lo dices porque ya lo experimentarse y porque estás molesta. ¿No has pensado en ir a ver a Massimo?-¿Cómo crees? Que vergüenza ir como colegiala – inician las náuseas que no me han dejado tranquila ni una sola vez -. Ya cumplió con entregar la carta de Piero, creo que eso es todo.Respiro profundo, porque son intensas, pero igual que siempre… no si
Nadie puede siquiera imaginarse lo difícil que puede llegar a ser ocultar un embarazo, sobre todo cuando los síntomas comunes del primer trimestre no te dejan ni a sol ni a sombra.Luego de una semana de enterarme que la noche con Piero tiene consecuencias para toda la vida, los vómitos y náuseas se acentuaron más todavía. Ser madre me ilusiona muchísimo, aun cuando lo más probable es que sea sin el apoyo del padre, pero parte de eso que me resulta maravilloso, es también un calvario.-No podemos conocer la verdadero felicidad si no pasamos primero por lo más triste de nuestras vidas – me dice mi padre, con una taza de leche tibia, lo que casualmente aguanta mi estómago -. Ya verás que después de todo lo que significa esperar un hijo, tendrás una bella recompensa entre tus brazos y lo verás crecer.-Gracias, papi – bebo un poco y me recuesto en la
Luego de un día terrible en la oficina, firmando acuerdos, formularios de compensación y revisando los detalles para la compra de un nuevo almacén, en donde mis trabajadores estarán más seguros, además de vigilar las reparaciones necesarias para el funcionamiento del actual, llego a mi departamento cansado más emocionalmente que en lo físico.Cada día me siento más decepcionado, llamo a Massimo dos veces al día, para ver si me tiene noticias, pero nada. Pensaba irme hoy, pero me quedan dos semanas más al menos y siento que me muero. La necesito a mi lado cuanto antes, pero es como si ella misma me estuviese evitando.Me dejo caer en la cama, me aflojo un poco la corbata sin dejar de mirar el techo, me quito los zapatos mientras estiro mi brazo sobre la cama, imaginando lo que sería para mí tenerla aquí, a mi lado, llenando ese espacio que siempre ha permanecido vacío. Nunca he traído una mujer a mi cama, siempre nos encuentros son en sus propias camas o en hoteles.