Bárbara entra a la habitación donde está Renata, ella saca el arma que tenía escondido dentro de su camisa y le empieza apuntar a su hija, el corazón de Renata está paralizado. —¿Estás mal mamá? puedes ir a una cárcel. —Así… Pues si no te callas el destino de Thiago será peor al de ustedes dos, no creas que olvido que tu llevas mi adorado nieto —dice Bárbara quitándole todo el impulso de gritar a Renata. —Tendrás esta culpa hasta el día de tu muerte —Renata nunca se agotará de reprocharle. —No porque yo a ti no te quiero, ya es tiempo de que te enteres que siempre te voy a odiar, fuiste producto de una infidelidad de tu padre y como te parece que yo fui la que te crie. —Bárbara prácticamente la está golpeando con la mirada. —Pero puedes tener compasión yo siempre te he querido mucho. —Renata está rogando para conservar su vida. —No puedo Renata entiende que ya escogí hasta el sitio donde te voy a enterrar —las palabras de Bárbara hacen sentir escalofríos a Renata. Justo cuando
Una semana después Thiago va llegando a su casa, con su brazo enyesado, y dejándose consentir por Renata, Luciano los está esperando con unas copas de champagne.—Papá tampoco es una fiesta, lo más tenaz mi amor es que mira nada más al alcahuete de tu papá. —Renata abraza a Marcelo, ella tiene bastante para agradecerle. —Para ti es un vaso de agua Renata, por nada en el mundo me podía perder la bienvenida de mi hijo, cuando él, es mi mayor bendición. —Marcelo no se quiere separar de Thiago. —Así es papá, tú eres la mía… Sé muy bien que juntos podremos continuar adelante, son muchos golpes seguidos para todos, sin embargo, como una familia vamos a salir adelante. —Tocan la puerta y todos se quedan quietos, puesto que a nadie esperaban. Renata abre con sus manos cubriendo su vientre, para ella tener confianza es complicado. Renata alcanza a dar un pequeño brinco cuando ve a Samara, pues recuerda sus intenciones desde que conoció a Thiago. —Sería incapaz de hacerte daño, espero que l
La noche está llegando, está más serena de lo normal, pero para Renata Alves arrepentirse aun no puede estar dentro de sus planes, ella es la única hija de Luciano Alves, él necesita expandir mucho más sus negocios, la empresa de petróleos debe ser la más grande a nivel mundial, por lo tanto Renata está obligada a unir completamente su vida a Gael Santos, uno de los dueños de la competencia, para ella es el que realmente más mercería su amor, ya que el hermano Thiago Santos no le produce confianza para nada. Cada paso que ella da, le hace producir un dolor en su alma, puesto que es un sacrificio por amor a su padre, será destinarse a no poder encontrar realmente a alguien que ella desee, ella observa las prendas y por más de que es el vestido de novia que siempre soñó, ya no es tan especial como antes, ese escalofrío que se supone que tendría que percibir desapareció, ahora solo le queda la incertidumbre de lo que vendrá. Renata sostiene con ambas manos el vestido blanco que solo re
Las lentejuelas del vestido de novia de Renata están más opacas que nunca, aun cuando es perfecto, su mirada dice todo lo contrario, el velo transparente que cubre su rostro no lo alcanza a hacer con su alma, su padre la lleva del brazo, haciendo creer a todos los presentes que es el día más soñado para ella, sus pasos cada vez se van acortando más, puesto que se dan cuenta que el novio aún no había llegado. Luciano jala a su hija del brazo, todo con la intención de que se vaya, no piensa aguantar verla humillada, pero la terquedad de Renata es muy grande, ella sabe que por la ambición de todo el dinero que les llegara, Gael entrara por esa puerta, Renata continua caminando sola y se queda observando hacia el frente, dándole la espalda a todos, entiende muy bien que probablemente de cualquier manera será obligada, esta solo apresurando sus errores. Thiago conduce lo más rápido posible, en su mente únicamente está la imagen de su futura esposa, sabe muy bien que lograra enamorarla, q
Los párpados de Thiago se van cayendo, ya está empezando a sentir ese témpano de hielo que le transmite Renata, ella se marcha llorando, para él es frustrante ser tan ignorado por ella, le da rabia pensar que sería distinta con su hermano Gael, Thiago da zancadas impaciente y llega a la recepción, por cada lado que mueve su mirada solo observa personas dobles, que únicamente le sonríen cuando lo tienen cerca, está en un mundo donde hasta su mismo hermano resultó siendo un enemigo. Suena la canción que Gael había escogido, Thiago aprieta su mano de la impotencia, todos lo voltean a ver y él se va acercando a Renata, estira su mano y ella se coloca de pie dejándolo en ridículo, se dirigen hacia la pista de baile, ella se separa y él empuja su cuerpo para que ni la respiración logre escapar, por primera vez la mujer que cada noche aparece en sus sueños ya es una realidad, si él quisiera la podría palpar con sus manos. La rustica mano de Thiago se va suavizando, todo es al rozar la espa
Thiago se quita la argolla de su mano, la aprieta con tanta fuerza perdiendo una gran parte de su razón, más desplantes no piensa permitirle a ella, él se coloca de pie y aunque sus ojos continúan vidriosos, con la manga de su camisa borra toda la sensibilidad. Thiago abre la puerta y nota que Renata ya no estaba tan cerca de él, ella está acurrucada sobre una esquina observando directamente a sus ojos. —¿Por qué me condena de esta manera? ¡Thiago responda! —ella dice con su voz pausada, todo lo que está viviendo la hace creer que está mucho más lejos de sus sueños, ya que si ella está condenada a sufrir eso mismo le ofrecerá a su esposo. —Sé que me agradecerá cuando se enamore, yo siempre obtengo lo que me propongo, espero que el proceso de convertirla en mujer no sea para nada largo, porque le juro Renata que estando a mi lado, dejará de ser una niñita consentida —él espeta con orgullo, Thiago levanta una de sus cejas, está que suplica que permanezca a su lado. Para Thiago es c
Los ojos de Thiago están tan rojos por el dolor que siente en su corazón, él se limpia con el pañuelo húmedo que carga en su bolsillo antes de entrar a el hogar que intenta construir, siente un silencio inmenso en el exterior, sin embargo, en su cabeza simplemente existen ruidos insoportables los cuales no lo dejan en paz, pero él continúa ignorandolos para lograr ser feliz. Thiago agarra una botella de licor, en el reflejo únicamente puede observar la imagen de Renata, lo que lo hace querer devorarse mucho más la bebida, para perder la conciencia por el inmenso dolor que está teniendo, solo maldice en su mente tener como hermano a Gael. Se siente vacío, puesto que Renata está tan cerca, pero con todas las barreras que impone le complica cada uno de sus planes, Thiago va agachando su cabeza para ocultar la frustración que siente en el momento, pero cada vez que recuerda a Gael su frente se le va arrugando, de tanto notar que lo prefieren a él. Un fuerte ruido suena, el cual mortifi
Renata sacude sus pestañas hasta abrir sus ojos completamente, ella se coloca de pie y sale de la recamara, percibe una fascinante fragancia que le entra por las fosas nasales y para nada le incomoda, ella baja cada escalón hasta llegar a la cocina y se queda observando; Thiago está con una sonrisa hermosa, actuando como si todo ya lo hubiera olvidado. Él corre una silla para que ella tome asiento, pero Renata la acomoda hacia un lado, mirándolo con ironía. —Este es nuestro desayuno de segundo día de casados, obviamente lo merecemos y más tú, ya que yo fui un completo grosero. —Los ojos de Thiago brillan mucho más, sin embargo, se intentan opacar al ver que para ella es lo más insignificante. —Preferiría morirme de hambre antes de aceptar algo que venga de sus manos, no entiende que me da repugnancia… Creía que todavía le quedaba algo de dignidad, pero eso es lo que usted menos tiene Thiago. —Ella se ríe con sarcasmo, es su manera de regresarle algo de todo el daño que él le produc