Thiago se quita la argolla de su mano, la aprieta con tanta fuerza perdiendo una gran parte de su razón, más desplantes no piensa permitirle a ella, él se coloca de pie y aunque sus ojos continúan vidriosos, con la manga de su camisa borra toda la sensibilidad. Thiago abre la puerta y nota que Renata ya no estaba tan cerca de él, ella está acurrucada sobre una esquina observando directamente a sus ojos.
—¿Por qué me condena de esta manera? ¡Thiago responda! —ella dice con su voz pausada, todo lo que está viviendo la hace creer que está mucho más lejos de sus sueños, ya que si ella está condenada a sufrir eso mismo le ofrecerá a su esposo.
—Sé que me agradecerá cuando se enamore, yo siempre obtengo lo que me propongo, espero que el proceso de convertirla en mujer no sea para nada largo, porque le juro Renata que estando a mi lado, dejará de ser una niñita consentida —él espeta con orgullo, Thiago levanta una de sus cejas, está que suplica que permanezca a su lado.
Para Thiago es complicado no poder ni abrazarla, no sentir su aroma y no poder embriagarse de ella, observar únicamente sus labios porque es prohibido para él tocarlos, cuando él se centra más en mirarla ella lo evade.
—Por algo elegí a Gael, tal vez él si es el indicado para amarme, no tengo nada que proponer ya que todo esto no debería ni existir. Lo único que le digo es que no se atreva a tocarme —Renata le da la espalda a él, Thiago se acomoda detrás y suspira, ella da media vuelta y queda muy cerca de él percibiendo completamente su aliento, su olor a vainilla entra por las fosas nasales de Renata. Thiago acomoda su cabeza de medio lado para tocar su boca, ella levanta su mano y con impulso deja plasmado cada dedo sobre la mejilla de él.
—Siempre no parezco el mismo pendejo, con esa actitud me está provocando para sacar mi lado más malo, porque este no lo es, nadie la va querer como yo, eso desde ya se lo debe repetir en la cabeza, para ver si de una vez por todas se lo grava, esta cachetada la sentí como una caricia. —Thiago termina riéndose, lo que a Renata no le causa gracia.
—¿Dónde voy a dormir? —Renata preguntó con enfado, Thiago le señala la cama y la mira de pies a cabeza, directamente la idolatra como una diosa completa, todo con la ilusión que le intenta transmitir, a pesar de que ella no lo entienda —No, eso es una locura —ella grita, Thiago pasa saliva, de tan solo imaginar todo lo que podría suceder entre los dos estando solos.
—Tenemos un matrimonio, yo me encargaré de que absolutamente todo en nuestra intimidad también se haga realidad, su lugar es a mi lado yo no le haré nada que no desee, lo único que no podré asegurar es que mi corazón deje de palpitar. —Renata se retira para irse a cambiar, sin reprocharle por absolutamente nada a él, Thiago se recuesta boca arriba con la misma ropa esperándola—, no la tocaré hasta que me lo pida y le aseguro que usted misma lo solicitara.
Renata camina hacia donde Thiago está, con unas prendas que desaparecen ante los ojos de él, son de un color rojo intenso como si ella hubiera querido llamar la pasión, pero precisamente con Gael, aunque nada será suficiente para él sería hasta mejor que lo viera como un amigo.
—¿Acaso nunca ha visto una mujer? —Renata desliza su espalda hacia atrás luego de sentarse, la sábana se desliza por la suavidad de su piel hasta caer al suelo, Thiago rápidamente la levanta para cubrirla y ella le sonríe con picardía, él regresa a su lugar y le da la espalda.
—Muchas mujeres han cruzado por mi desastrosa vida, haciéndome caer una y otra vez, a lo mejor lo que jamás había tenido tan cerca es a la que me hace sentir en las nubes. —Thiago cierra sus ojos, ella lo voltea con sus manos hasta dejarlo de frente.
—Lo más coherente es que reaccione de una vez, no esta bien que se aferre tanto a mi, simplemente porque yo jamás lo amaré, tenía muchas cosas organizadas, pero para Gael con el si apostaba a lograr quererlo y de hecho lo estaba logrando, —ella suspira—. Thiago cuando va a entender que me gusta su hermano —la voz de Renata termina por entrecortarse, Thiago se levanta y tira la puerta muy fuerte, sale a la calle sin saber que rumbo tomar.
Él se da cuenta que Renata está observando por la ventana, lo que lo impulsa a restregarle lo que él llama felicidad a su hermano. Se sube en el auto reprimiendo el amor que necesita salir, los temores intentan vencerlo algo que no dejará, Thiago solo recuerda que ella está a su lado pero por sus errores, él maneja con la mirada ida, llega al poco tiempo donde su hermano.
Mira de reojo y Gael está profundamente dormido, camina haciendo sonidos lo más fuertes que puede y su hermano alza su cabeza cansada.
—Thiago ¿Qué haces aquí? ¿No crees que te arrepentiste como muy tarde? —Gael tose con desesperación, su garganta está carrasposa y las palabras no le salen. Su cuerpo está lleno de polvo, solo que el cansancio le ganó.
—No, claramente no vine a arrepentirme, ¿Qué persona en su juicio haría eso? Gael simplemente quiero compartir mi felicidad contigo ¿Será posible? —Thiago se queda quieto, espera que a su hermano le resbale como siempre todo—. Dicen que en las buenas y en las malas la familia está para apoyarse.
—¿De qué hablas? Mejor permíteme salir, sabes que esto quedará en el olvido —Gael está intentando convencerlo, pero sus palabras parece que Thiago ni las escucha, él solo desea desahogarse.
—Uni mi vida a la mujer que amo… Espero que respetes mi decisión —Thiago le comenta, sabe que Renata para su hermano solo era una mujer bella, sin contar que era la más aburrida en cambio, para Thiago ella es su mundo, la persona por la que merece sacar una mejor versión de sí mismo.
—Deja las payasadas, ninguna mujer se fijará en el hombre más soberbio que puede existir, te acabas de tirar mi vida, yo solo espero que mi mujer todavía me este esperando en el altar. Es mucho el descaro tuyo Thiago lo único que yo tengo que escuchar es unas disculpas —le dice Gael, con su pecho agitado y su mirada llena de irá, por su parte Thiago está inexpresivo.
—Antes te quería demasiado Gael eres mi hermano, siento tu dolor solo que ya no me importa, por el simple hecho de que te estoy odiando, tienes que aparentar ser el más galán de los dos, dejándome a mí como un egoísta cuando precisamente lo eres tu. —Thiago arruga su frente, los pliegues que se le hacen son la muestra de su sufrimiento, no obstante, todo lo que está haciendo tiene como justificación el amor.
—¡Thiago! —Gael no deja de gritar, mientras que Thiago va saliendo de la casa.
—Que tengas una buena noche hermano —dice Thiago sin expresión alguna en su rostro.
Las gotas del cielo comienzan a caer, empapando el traje de novio que lleva puesto Thiago, él se quita el abrigo y cae de rodillas e inclina su cuerpo, tapando su rostro con el húmedo suelo.
—En la guerra y en el amor todo se vale, no importa los métodos lo único que importa es el resultado.
Los ojos de Thiago están tan rojos por el dolor que siente en su corazón, él se limpia con el pañuelo húmedo que carga en su bolsillo antes de entrar a el hogar que intenta construir, siente un silencio inmenso en el exterior, sin embargo, en su cabeza simplemente existen ruidos insoportables los cuales no lo dejan en paz, pero él continúa ignorandolos para lograr ser feliz. Thiago agarra una botella de licor, en el reflejo únicamente puede observar la imagen de Renata, lo que lo hace querer devorarse mucho más la bebida, para perder la conciencia por el inmenso dolor que está teniendo, solo maldice en su mente tener como hermano a Gael. Se siente vacío, puesto que Renata está tan cerca, pero con todas las barreras que impone le complica cada uno de sus planes, Thiago va agachando su cabeza para ocultar la frustración que siente en el momento, pero cada vez que recuerda a Gael su frente se le va arrugando, de tanto notar que lo prefieren a él. Un fuerte ruido suena, el cual mortifi
Renata sacude sus pestañas hasta abrir sus ojos completamente, ella se coloca de pie y sale de la recamara, percibe una fascinante fragancia que le entra por las fosas nasales y para nada le incomoda, ella baja cada escalón hasta llegar a la cocina y se queda observando; Thiago está con una sonrisa hermosa, actuando como si todo ya lo hubiera olvidado. Él corre una silla para que ella tome asiento, pero Renata la acomoda hacia un lado, mirándolo con ironía. —Este es nuestro desayuno de segundo día de casados, obviamente lo merecemos y más tú, ya que yo fui un completo grosero. —Los ojos de Thiago brillan mucho más, sin embargo, se intentan opacar al ver que para ella es lo más insignificante. —Preferiría morirme de hambre antes de aceptar algo que venga de sus manos, no entiende que me da repugnancia… Creía que todavía le quedaba algo de dignidad, pero eso es lo que usted menos tiene Thiago. —Ella se ríe con sarcasmo, es su manera de regresarle algo de todo el daño que él le produc
Renata llega a la empresa y antes de entrar observa el cielo, que cada vez se va opacando más, precisamente así es que ella siente que está su corazón, cuando está apunto de entrar por esa inmensa puerta escucha su nombre, ella conoce perfectamente esa voz, pero no es capaz de voltear para verlo al rostro. —¡Renata! ¡Renata! —ella sigue caminando, Gael corre y la abraza llegando por la espalda de ella. —¿Qué quieres? —Renata pregunta, ella está actuando a la defensiva y él se queda completamente pasmado.—¡Verte! no sabes como me emociona eso. —Gael le sonríe, con la expresión que tanto cautiva a Renata, a pesar de que ahora solo le recuerda eso tan simple a Thiago. —Bueno… No tengo nada más que hacer a tu lado Gael, es más coherente seguir mi camino que perder mi tiempo al lado de un farsante —ella habla con resentimiento, está muy dolida ya que el solo desplante de Gael le cambió completamente su destino, obligandola a estar con el hombre que menos la merece. —¿Por qué me tratas
El silencio cada vez va llegando mucho más, algo que no le incomoda a ninguno de los dos, antes para Renata es un gran avance, por lo menos puede estar unos cuantos minutos encerrada con su esposo sin tener una sola discusión, la mirada tan penetrante que tiene Thiago cada vez está saliendo más, él solo quisiera abrazar a Renata tan fuerte para que nunca se le escape, convertirse en su máximo protector, porque eso es lo que tanto intenta hacer, a pesar de todo ella no lo entiende y todo lo exagera como si fuese un demente.—¿Alguna vez te había dicho que estas muy bella? Porque por mi te lo repito cada segundo que transcurre, todos saben que soy un hombre seco con pocos sentimientos por mostrar, sin embargo, no sabes las luchas tan inmensas que hago por comportarme contigo distinto, en realidad me importas un montón. —Thiago acaricia sus labios con la lengua, Renata se queda observando y algo termina por despertar curiosidad en ella.Existen bastantes cosas que le llaman la atención a
Ya no tiene sentido que Renata se marche, puesto que el hombre con el que se casó es una caja misteriosa, posiblemente alcanzar a conocerlo terminara por ser un proceso bien tedioso, ella debería estar asustada tal cual como les sucede a muchas mujeres, que luego de un tiempo terminan por alejarse de Thiago, al enterarse de su estado tan radical de ánimo. —¿Solo quiero saber si usted se encuentra bien? —Renata indaga, tal parece que Thiago logró estabilizar sus ánimos del todo. —Perfectamente, no puedo estar mejor teniendo la mujer que amo al frente mío, estar solos eso es maravilloso, no tenemos a ningún pendejo que nos interrumpa. —Thiago suspira muchas veces, su corazón va estallar, olvido por completo lo que pasó hace un momento.—¿Es decir que ya me puedo ir? —ella habla bastante insegura.—No, Renata ¡Me estás colocando muy mal! Sabes que no dejo de delirar con tu cuerpo, yo siento que ya es hora de que te entregues a mí. —Thiago se coloca de pie, él disimuladamente acomoda el
Thiago sale de su oficina diseñando en su cabeza estrategias para convencer como sea a Renata, lo satisface saber que es una mujer de su casa, no como las mujerzuelas bastantes resbalosas con las que Gael salía, quienes luego terminaban por coquetear con Thiago haciéndolo quedar bastante mal delante de su hermano, cuando él lo único que hacía era rechazarlas precisamente por estar pensando solo en Renata. —Tal vez un ramo de flores le termine por gustar, soy tan idiota para caer en cuenta hasta ahora espero que no sea muy tarde, esos detalles a todas les fascinan mi princesa no puede ser esa excepción. —Thiago baja animado hasta el parqueadero, el señor de seguridad disimuladamente se va escondiendo, ya que él noto donde precisamente está la esposa de su jefe. Thiago está concentrado en hacer las cosas bien, tanto así que solo observa hacia adelante, aunque a sus espaldas suceda de todo no le interesa, de repente su andar se va frenando en seco, él mira hacia los lados y se esconde
Renata ya está pasada de tragos, absolutamente todo le parece chistoso, Gael procura seguirle la corriente en todo, él sabe que esos dotes que tiene sin duda superarán a Thiago. —Te voy a confesar algo Gael… No quiero volver a mi casa, como sé que jamás la vas a conocer te explicaré que de nada te estás perdiendo, hace un frío tremendo y lo peor de todo, es que no encuentro nada caluroso. —Renata brinda con la copa desocupada de Gael, él prefiere ir más despacio claramente así se acordará, de todos los placeres que la noche les traiga.—¿Crees que el idiota de mi hermano nunca me va a invitar? —Gael se ríe, todo lo está haciendo con mucha ofensa, sin embargo, eso a Renata ya le está elevando la paciencia.—Tampoco tienes que ofender así a las personas, te creía diferente Gael, pero posiblemente llevar la misma sangre los hace ser tan parecidos. —Ella intenta levantarse para marcharse, se queda quieta al notar que él no hace nada, eso la hace sentir tan ignorada algo que con Thiago ni
Renata no sabe como actuar, puesto que su madre parece sincera, ella cree que daría todo por su felicidad, Luciano no se despega de ellas sabe que las dos guardan detalles para luego terminar por estallar. —Bueno lo mejor será si te recuestas en la cama un poco hija, todo será mientras yo mismo me comunico con Thiago… Yo supongo que tu sin verlo ya puedes imaginar la angustia que él tenía, pero mejor dejemos así no encendamos más la candela —Luciano dice y cuando va tomar el teléfono, Renata grita eufórica.—¡Espera papá! Creo que merezco un poco de confianza de parte de ustedes dos. —Renata sujeta la mano de sus papás, mientras Luciano le sonríe con ternura, Bárbara blanquea sus ojos ya que le fastidia todo lo que viene de su hija. —¿Esto, a qué viene? —dice Bárbara soltándose. —Bueno seré muy franca, yo si me voy a ir a vivir con ese supuesto esposo que tengo, sin embargo, él no tiene que venir por mí, no estoy pidiendo a gritos un hombre controlador, se supone que ese es mi nuev