Al día siguiente le dieron de alta y todos regresaron a Estados Unidos a excepción de Francois, quien luego de cobrar sus servicios y desearles lo mejor, regresó a Londres con su esposa. Tan pronto como bajaron del avión, las esposas de los amigos de Kian se apresuraron a recibir con abrazos y besos a sus maridos, mientras que a Annika por poco la tumba al suelo una chica que había estado sumamente preocupada por ella. Alenka abrazó a su amiga por largo rato, diciéndole lo mucho que la había extrañado y repitiéndole que había tenido miedo de perderla para siempre.—Ya acabo, Anka —le susurró—. Somos libres de andar por la vida sin temer y sin huir. —Tú eres libre, en cambio, si mi padre...—Tu padre dudo mucho que sea una molestia. ¿Crees que, luego de todo lo que Lo reveló no van a ir por tu padre? Él estaba en esps negocios turbios e ilegales, así que, si no va preso, seguro que los mafiosos con los que trabajaban lo silencian.—Es mi padre y todo, pero mi tranquilidad y mi feli
Con el paso del tiempo las adversidades se fueron quedando en el olvido, dándole paso a un presente que estaba siendo maravilloso y único y cimentando un futuro prometedor. Annika se había inscrito a la universidad, pero tenía que esperar hasta que el nuevo semestre comenzara para darle inicio a una etapa que se moría por vivir, mientras tanto, aprendía tanto como podía de su novio, ayudándole en lo que más pudiera, después de todo, la que era su secretaria ahora era la encargada de la nueva sede de Londres. Para Annika esa vida que estaba llevando era la que una vez soñó de niña. Era libre de hacer lo que quisiera, podía vestir y comer lo que le diera la gana, no tenía que rendir cuentas a nadie y tampoco debía tener buenos modales para ser una dama. Estaba a punto de estudiar algo que nunca imaginó, pero conforme pasaban los días más le gustaba la carrera que había elegido.Amaba libremente y sin reservas, abandonándose a todas sus fantasías y entregándole toda la voluntad a un ho
Annika y Kian se encontraban abrazados, él apoyando su barbilla en el hombro de ella mientras sus brazos la sostenían con firmeza y ella recostada en su pecho sosteniendo en su mano una taza de chocolate caliente. Observaban en completo silencio la impresionante vista que les ofrecía el ventanal: el mar agitado, la espesa neblina y el cielo gris. En esa época del año, San Francisco, tenía un clima fresco y la temperatura descendía aún más por las noches, por eso se daban calor estando abrazados por más que la calefacción estuviera encendida. Aquella calma que les brindaba su lugar seguro era inigualable. No existía en el mundo otro lugar al que ellos pudieran escapar y ser tan felices como tener paz y tranquilidad. Además de que, en aquella casa a las orillas de la costa, su relación había iniciado. Allí habían cerrado un trato que los llevó a vivir intensamente un amor que se fue cosechando con suma rapidez y fuertemente. Un amor que aún hervía con intensidad y crecía abismalmente.
Notita: Les dejo el orden de la serie Infierno, las cuales encuentras en mi perfil: ✓Libro 1: Infierno ✓Libro 2: Desliz ✓Libro 3: Nociva ***—¿Sigues con tus infructuosos intentos de encontrar a la mujer de tu vida?La pregunta que soltó Darius estaba llena de burla, pero también sentía gran curiosidad por los deseos intensos de casarse de su amigo. No lo comprendía, después de todo, desde hacía poco Kian se había propuesto formar una familia.No es que fuera un hombre que no creyera en el amor, pero nunca había sido su mayor prioridad. Desde que lo conocía siempre tuvo sus objetivos claros y, pese a que le gustaba la diversión, su trabajo era lo más importante. Suponía que ahora que todos lo habían logrado y habían llegado más lejos de lo que una vez pudieron imaginar, ya había llegado el momento de sentar cabeza.Kian resopló y emitió una risita traviesa, apartando la vista de su computador para observar a su amigo.—Es muy difícil encontrarla, ¿lo sabías? —volvió a reír y sacud
Kian fue al bar del hotel tal como el gerente le sugirió, donde una chica rubia le hizo entrega de la suite presidencial y le dio pases privilegiados y gratuitos por cuantos días fuese a hospedarse.De mal humor como estaba y cansado debido a todo el estrés que venía cargando en los últimos días, decidió tomarse unas copas para relajarse un poco y dejar pasar el mal rato que acababa de vivir. Muy rara vez explotaba de enojo, pero cuando lo hacía, era irracional y tan afilado como sus amigos. Era el pacifico de los tres, el que siempre se mostraba sonriente y le gustaba gastar bromas. Ni siquiera a él mismo le agradaba estar de mal humor.Solo que beber no le estaba ayudando a calmarse. Necesitaba asegurarse de que, en efecto, despidieran a esa cínica chiquilla, porque eso era lo que era, una mocosa que no sabía ni siquiera limpiarse la cola según su criterio.Ordenó dos copas más, las cuales bebió una detrás de otra antes de ir hasta el vestíbulo y quedarse en la sala de espera, desea
Annika se bebió el quinto coctel de la noche y desvió la mirada del rubio que no disimulaba ni un poco su interés por ella. Aunque, cuando lo vio subir al auto y hacerle el reclamo por su mala atención en el hotel de su hermano y la hizo sentirse ofendida y de mal humor, lo cierto era que en ese momento solo podía sentir el calor que le provocaba su intensa mirada. Además de que aun podía sentir su mano envuelta alrededor de su cuello, la forma en que la había apretado y el estremecimiento que ese acto causó.Se tomó de golpe el siguiente trago y se sacudió por completo. Nunca se había sentido sometida con un simple apretón en el cuello, pero debía admitir que se había sentido delicioso y que no se iba a negar de pasar una noche caliente si llegaban a algo más que solo miradas.Enrollarse con hombres no estaba en sus planes una vez puso un pie en Londres, más luego de las constantes amenazas de su hermano mayor, pero, quizá, esa noche haría una excepción y se dejaría llevar por lo que
Annika demostraba una falsa tranquilidad mientras por dentro se sentía nerviosa, no sabía si de anticipación por lo que iba a suceder o porque un desconocido la llevaba a un hotel no tan lejos del bar.Quizá estaba loca por lo que estaba a punto de hacer sin tomarse el tiempo de asegurarse que no fuese un loco psicópata o violador como muchas veces ya lo había hecho por precaución y evitarse dolores de cabeza innecesarios, pero debía admitirse a sí misma que estaba curiosa y deseosa a iguales proporciones.Él hombre le atraía lo suficiente como para pensar en algo malo o que no encajara, después de todo, se dijo, que aquella sería su última noche en Londres, así que sacudió toda inquietud de su mente y se prometió disfrutar de aquel amante atractivo y sensual que prometía bastante con su mirada dominante e imponente.Lo dejó hacer la reserva del hotel en completo silencio, solo escuchando su apellido, lo que le recordó que ni siquiera se habían tomado el tiempo para decirse sus nombre
Kian quería ir tan lento como pudiera, pero sus instintos más primitivos habían salido a luz y ya no podía detener todo el fuego que lo estaba consumiendo. Estaba caliente y deseoso de cumplir cada una de sus fantasías en ese cuerpo sensual y esa mirada que, aunque angelical, era realmente la de un demonio.Embistió sin pudor la boca de la chica, sujetando su cabeza con fuerza y llegando tan hondo en su garganta que solo podía sentir la humedad, el calor y la estrechez de la misma, haciéndole perder todo el control de sí mismo.Ella lo estaba recibiendo como ninguna otra lo había hecho en su vida, tratando de seguirle el ritmo de la cadera ya fuera moviendo la cabeza a su encuentro o deslizando su lengua por su miembro, despertando un ser que se encontraba dormido en lo más profundo de su ser, ansioso y hambriento por acapararlo todo.El deseo de destruirla lo llevó a ser más certero y bestial al verla con los ojos llorosos, las mejillas sonrojadas, el sudor recorriéndole el cabello y