CAPITULO I: Una visita inesperada: Tercera Parte

Y no sería tampoco un impedimento que dibujara aquella chica con la que había tenido una discusión muy tensa, por lo que Elyan decidió garabatear el rostro de aquella chica con la cual había tenido ese intercambio fuerte de palabras, aun sí conocer el nombre de ella, a que se dedique, cuáles son sus gustos y disgustos.

Muestra de eso, se puede ver un dibujo semi-realista de Samantha, con una gran precisión y atención a los detalles, aunque no lo parece, ya que su dibujo se nota que le puso mucho énfasis en sus ojos, son tan hipnotizante que si uno las mira puede sentirse como si Samantha lo estuviera mirando a los ojos, se nota que Elyan le ha dibujado con las cejas levemente inclinadas hacia abajo haciendo parecer que está enojada, se toma su tiempo y hace un dibujo sumamente increíblemente hermoso, en donde no falta ni lo más mínimo, hasta el cabello, los ojos, la nariz, las orejas, etc. Todo con muchos detalles, lo cual ya casi está por terminarlo, solo le falta un toque final, pero primero tiene que hablar con esa chica y hacer que caiga rendida ante sus palabras y sus encantos, como las otras chicas que ha conocido a lo largo de su camino. Eso mismo sería también con esta chica, ya sea que lo quiera o no.

Elyan está tan embelesado con su dibujo que pareciera que estuviera admirando el rostro de carne y hueso de Samantha y sin querer, empieza a dibujarle unos pequeños corazoncitos alrededor, como sí el fuera un adolescente enamorado, al darse cuenta de esto, le empieza a dibujarle unos cuernos de demonio, al recordar de la humillación que le dio con sus insultos y abofeteada, pero no rompe la página ya que le ha costado trabajo dibujarla.

Pero luego por algún motivo y sin razón aparente, no puede pasar un solo segundo sin pensar en Samantha, es como si fuera un hechizo, que con solo mirar su dibujo puede sentir al 100% como es Samantha, hasta le gustó la idea de dejar los cuernos, ya que sería muy ingenioso, a la vez que sería algo que la misma Samantha haría si en su lugar lo fuese a dibujar. Por otra parte, está la palabra "Boba", que no es ningún tipo de hechizo ni nada; así lo tiene escrito en el cuaderno.

Luego de un largo rato, el mago druida viene los alimentos que consiguió en la ciudad que está cerca del bosque, fue a un restaurante de comida china ya que el olor de las especias y las cebollas y ajos le llamó la atención así que trajo una bandeja de arroz cantones mixto, wantans, y pollo agridulce esperando que el Duque, pruebe y se deleite con la deliciosa comida que el trajo, además trajo unos refrescos contenidos en una latas de aluminio que dice Miranda, Tropical Uva y Coca Cola.

―¡He vuelto, señor! ―dice el mago druida con unas bolsas plásticas, en cada mano. ―Traje la comida.

¿Y la carne de dragón? —pregunta Elyan molesto.

¿En toda esta ciudad no hay un lugar donde vendan carne de dragón? —pregunta con un tono de enojo y molestia. —Además, yo quería que fuera una carne de dragón “Fresca” —dice, en donde deja entrever la molestia que está sintiendo por el hecho de que no haya carne de dragón, ¡y que ni la carne de un dragón fresco a la brasa no lo deje completamente satisfecho!

El druida casi se tropieza ante el comentario y por poco casi bota los platos y bandejas de comida.

Duque Elyan, recuerde que no estamos en nuestro mundo aquí no existen los dragones. ―Dice el druida. ―Pero… si no quiere lo que traje…

Elyan se para ante Frodo y se le queda viendo completamente serio, como queriendo decirle que no lo quiera tratar de tonto, o que no lo trate como como un niño pequeño que, para su manera de pensar, el comer lo que sea no le parece aceptable, ya que no es de su gusto, ni es de sus preferencias; entonces, si no sabe de dónde conseguir carnes de los dragones más frescos del mundo, ¿Qué es lo que puede hacer para satisfacer su hambre?

Elyan se mira pensativo, mientras los ojos le resplandecen de una poderosa y magnífica manera, después de un momento de silencio, toma la carne de dragón y la va comiendo, no le molesta, solo de vez en cuando se chupa los dedos, ya que no tiene un pañuelo a su lado, por eso le resulta más cómodo dejar que los jugos de la carne lo empapen por completo. Lo que sí, es que no está del todo contento, pero ya le queda algo más calmado y ya no está enojado.

―Me alegra que coma a gusto y con devoción la carne seca que le traje de nuestro mundo, Duque Elyan. ―Dice el mago druida, mientras empieza abrir el empaque de comida china y de repente un delicioso aroma invade toda la carpa en la que están cenando, el druida saca el tenedor plástico para empezar los sabrosos camarones, carne de pollo y carne de res que venían mezclado con el arroz cantones. ―mmm… esta comida es tan deliciosa que me podría comer el otro platillo que traje para usted Duque, ya que no quiere probar la comida de este mundo. ―Comenta el druida haciendo que el Duque huela el exquisito olor de la comida china, y por un momento se detenga de comer la carne seca de dragón.

Elyan al escuchar y oler los platillos chinos, hace un ruidillo de hambre, el cual es un poco ruidoso y muy imperativo, sin importarle la situación en la que se encuentre, decide tomar la otra comida que le había traído este druida, ya que le tenía mucha hambre y no se conformaba con la carne de dragón seca.

¡Me parece perfecto! —exclama el Duque y empieza a comer los platillos chinos, como si fueran una deliciosa merienda a su gusto.

Observa que su jugada fue un éxito, a veces el joven Duque era muy influenciable, en el buen sentido de la palabra

― ¡Ah! ―dice el mago druida recordando algo. ―La chica con la que discutió, fue a comprar en el mismo puesto en el que compré, su majestad. ¡Incluso me recomendó esta platillo! Es una chica demasiado agradable, no entiendo porque usted empezó un enfrentamiento hostil con la joven.

―¿Chica bonita, agradable, amable y dulce, que hasta los druidas están perdidamente enamorados de ella? ―exclama furioso Elyan; parece, que el odio ya es lo único que lo motiva.

―¡Se parece exactamente a la persona que más odio en este mundo, a la persona que más me disgustando y la persona que más odio! ―exclama con una cara totalmente enojada, con los párpados de sus ojos apretados y casi con ganas de golpear algo.

―Pues para mí, pareciera todo lo contrario. ―Murmura para sí mismo el mago druida.

Elyan se queda pensando un momento y al parecer está meditando algo, ya sea una forma de cómo hacerle daño a Samantha o de que forma la puede hacer sufrir.

―¡Por favor! —exclama, con una sonrisa malévola y al parecer ya está pensando en algún plan de venganza que le quiere hacer pagar, pero que a la vez la tiene que hacer parecer como si fuera un accidente. ¡Tengo que hacerle pagar lo que me hizo, no puede ser que no se lo haga pagar! —dice furioso.

El mago druida sonríe ladinamente, porque con la siguiente pregunta hará que su Duque se ponga nervioso y acorralado

Entonces... ¿Por qué la dibujo en su libro? ¡¿Además de ponerle corazones alrededor de su dibujo?! ―pregunta el mago druida, ahora con un sonrisa de oreja a oreja. Elyan en un momento se queda completamente quieto, por las palabras dichas por Frodo, parece que le ha hecho enojarse aún más y su sonrisa lo delata totalmente al ver su dibujo y ver como en verdad se siente con esa chica ruidosa y escandalosa, lo que de verdad piensa de ella. Al mismo tiempo está algo nervioso ya, sin saber qué decir, porque la verdad es que realmente sí está completamente cautivado por la personalidad de Samantha, pero no lo puede negarse ni se atrevería a tener una relación o ligar con ella, ya que es demasiado vergonzoso.

Elyan se queda un rato sorprendido, observando el dibujo de la cara de Samantha, con corazones y cuernos de demonio; con la cara casi que enrojecida y con gran la vergüenza por lo que fue preguntado, pero no se iba a dejar que su druida lo dominara.

Eso fue... ― dice nervioso, sin encontrar palabras en esta ocasión.

Fue... ―repite, sin encontrar nada que decir. No tiene nada que decir, nada que justificar; porque sabe que el druida tiene razón.

El druida sonríe y decide no molestar más a su duque por ahora.

―Se está oscureciendo mí señor, lo mejor es descansar ahora, ya tenemos información suficiente sobre este lugar. Tarde o temprano, encontraremos a su hermana.

El duque por fin se relaja por la situación tensa en donde estaba, lo que hizo que lo tomara a mal, porque no es alguien muy tolerante. Se queda mirando la carpa, que a pesar de no ser una carpa lujosa, se nota que es bien diseñada. La ve con buenos ojos al igual que a su druida, ya que lo ayuda demasiado. Se queda pensando un poco en los planes que se traía sobre el cuaderno, pero decide no hablar en este momento, para no parecer débil, ante su druida.

Al final, se ve que lo mejor que puede hacer es descansar en este momento, que es la mejor opción que tiene ante sus ojos.

¡Tienes toda la razón! —exclama con cierto tono de enojó, pero con gran convicción ya que sabe que es la mejor opción que tiene en estos momentos.

En el apartamento de Samantha… muy lejos de dónde se encuentra Elyan y el Druida

Después de que Samantha hay regresado de las compras del super, se preparaba para hacer la cena, cuando iba a cocinar el quemador de la cocina, se percata que ya no tiene gas y ya los establecimientos de venta de gas propano habían cerrado a las cuatro de la tarde, ella maldice un poco por lo bajo.

―Bueno comida china, será. ―Dice ella mientras toma las llave y algo de dinero para ir a comprar la cena en uno de los puestos locales de la Ciudad.

Camina hasta uno de los puestos cercanos del parque y que no está tan lejos de su departamento. Pide una orden de arroz cantones mixto, paga la cantidad y se da cuenta que el viejo anciano que acompañaba al grosero e insolente chico estaba teniendo problemas con ordenar algo del menú, Samantha le saluda amablemente y ofrece su ayuda; el anciano estaba un poco renuente, pero Samantha fue muy amable con él, haciendo que el viejo de vestimentas extrañas aceptará su ayuda incluso aceptó su recomendación sobre que comprar, ella vio que el señor quería pagar con las extrañas monedas que el chico malcriado le dio en recompensación por haberle ensuciado el bolso, así que Samantha decide pagar la comida que el señor había solicitado, luego de un rato, llaman a Samantha uno de los despachadores indicando que su pedido estaba listo, así que Samantha se despide haciendo un saludo que solo se le ofrece a las personas mayores y regresa a su casa nuevamente.

Ya devuelta en su apartamento, ella se quita sus zapatos y coje unas sandalias para entrar al resto de la casa, ella pone su comida, en la mesa y se dispone comer, y las sobras las guarda en el frigorífico, luego de pasar una media ahora decide tomarse otra ducha ya que se siente un poco incomoda por el sudor por el corrido realizado de regreso a su casa y no quiere andar así toda pegajosa.

Luego de una tranquilizante y reparadora ducha, Samantha sale del cuarto de baño, secándose su cabello con una toalla de mano, ya vestida con una camiseta holgada gris y unos pantalones sueltos para dormir. Ella se sienta sobre su asiento frente a su escritorio colocando sus dedos sobre el teclado, mientras tiene su lengua a un lado de la comisura de sus labios, como pensando de que debe escribir su siguiente novela, luego de varios minutos, está apoya su cabeza sobre el teclado de su laptop en desesperación, viendo que aun tiene su bloqueo como escritora, suspira en derrota mientras se percata que hay una silueta ocultándose detrás de la cortina de la puerta corrediza de su balcón.

Samantha silenciosamente, levanta su cabeza de su laptop, cogiendo una maceta que tiene en su escritorio y se acerca sigilosamente dónde está la silueta extraña, acercándose se percata que es de una persona, mentalmente empieza contar, “uno”, ―piensa dispuesta a golpear en la cabeza a esa misteriosa silueta con la maceta, “dos…”―Ella levanta sus brazos posicionándose, lista para utilizar toda su fuerza si es necesario y luego extiende un pie hacia la dirección contraria de la puerta corrediza para echarse a correr. “tre…s”―Cuando ella está apunto de estrellarle la maceta en la cabeza de la persona intrusa de su departamento, sale una chica, exclamando que se detenga.

―¡Alto, no me mates! ―Dice ella impidiendo con sus manos el golpe que le iba a dar Samantha con la maceta.

La chica tiene una expresión de terror en su rostro blanco y pálido, con unos mechones rebeldes y de color castaño sobre su rostro, sus ojos verde esmeraldas reflejan un poco de temor, y Samantha ahora grita de la impresión porque lo que menos esperaba era encontrar a una mujer en su apartamento, nuestra protagonista se agarra el pecho por el ataque de arritmia que se produjo por el sobresalto y está respirando inestablemente cayéndose de un sentón en el piso, Samantha trata de realizar las técnicas de respiración que le recomendó su psicólogo para los ataques de pánico y ansiedad, una vez que se levanta observa a la chica que aun está acorralada y se percata que lleva puesto su ropa. Samantha va directo a los armarios de la cocina y regresa con un cuchillo en la mano.

―¿Quién eres? ―Pregunta apuntándole nerviosamente a la joven.

Continuara…

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