De todas las personas que podía encontrarse tenía que ser aquella con la que peor había terminado su relación.
-Madre-
-Vaya dichosos los que te ven ¿Cómo te lleva tu nueva vida?- le preguntó con ironía- Al parecer no mejor que cuando estabas bajo mi supervisión- las palabras las decía con cierto rechazo.
Aidan se levantó para enfrentarla a la par pero los colores a su alrededor se difuminaron y volvió a caer sentado cuando el dolor en su pecho se hizo más fuerte.
-Mírate- la madre resopló- Acaso tu nueva pareja a la que le abres las piernas te dejó botado- giró la cabeza.
Julian estuvo delante de la puerta en cuanto sintió el primer toque y la abrió revelando el cuerpo grande y sexy del alfa que quería. Madox le sonrió y dio un paso dentro del apartamento rodeando su cadera con el grueso brazo y lo atrajo hacia él. Lo impulsó hacia arriba agarrando su nalga con ansias y atrapó sus labios de forma dominante.Julian se derritió en sus brazos como siempre ocurría cada vez que las feromonas del alfa lo envolvían de aquél forma. Envolvió sus brazos en la estrecha cintura y dejó que la lengua de él hiciera estragos dentro de su boca. Al separarse sus piernas eran casi gelatinas y los ojos de Madox lo miraban con un ansia salvaje que casi le hizo olvidar el objetivo de por qué lo mandó a llamar.-T&ua
Dominic llegó casi sin aliento al hospital, y apenas la enfermera de guardia le había dicho dónde estaba Madox volvía a correr doblando la esquina y viéndolo sentado junto a un chico joven. Tenía los ojos cerrados y la cabeza recostada en la pared detrás de él. Su expresión era sombría.Sabía por el lazo que los unía que su pareja no había muerta, o sino, él no estaría de pie, pero dedujo que su estado no era nada bueno como para que su amigo estuviera así. Madox lo sintió y abrió los ojos frunciendo el ceño al verlo. Se levantó y caminó hasta ponerse delante de él. Sus feromonas alfas inundaron todo el lugar mostrando su rabia y las de Dominic respondieron en respuesta. Era un instinto natural de alfas rechazar a otro alfa aun si eran
Dominic se detuvo al lado de la cama de Aidan y tomó su mano suavemente, vacilando si era correcto tocarlo. Uno de sus dedos rezó la herida de sus labios y no pudo evitar temblar. Sus ojos se llenaron de lágrimas y solo pudo cubrirse el rostro para intentar quitarlas pero fue inútil. Su pecho estaba tan apretado que apenas si podía decir algo. Si pudiera invertir los papeles estaría mucho más tranquilo.Julian observó como el amigo de su alfa se quedaba al lado de la cama donde su omega descansaba. La forma en que lo miraba, como sufría por él, la atmósfera entro los dos. A pesar de la situación sintió envidia. Si fuera él la que estuviera en esa cama ¿Madox estaría a su lado? Lo más seguro es que no. Él era uno más de los omegas o betas con los que é
A pesar de haber dormido por algunas horas, Dominic no había descansado nada. Cómo podría hacerlo cuando su omega estaba en esa situación y su empresa no había recesado su trabajo, llegando a un punto clave del proyecto. Su cabeza quería colapsar, pero por alguna razón no dolía como días anteriores. Algo se movía sobre él, de forma deliciosa masajeándola.Abrió los ojos lentamente encontrándose con un par de orbes familiares y se incorporó tan rápido que se tambaleó en la silla.-Aidan- pronunció su nombre exaltado, pero cuando fue a tocar su mano para tomarla, apretarla, besarla se detuvo.No se sentía con el derecho de tocarli. Él esbozo una sonr
Dominic se alegró que Julian no estuviera marcado por su amigo. Lo conocía desde hacía mucho y aun así había momentos como este que no podía leerlo. Madox era la cúspide de todo alfa, poderoso, prepotente y cruel cuando se lo proponía. Por suerte había trabajado en esos aspectos para no espantar a todos a su alrededor, pero nunca sabría su verdadera personalidad. El teléfono de él sonó hasta que fue descolgado del otro lado oyéndose del otro lado de la llamada una voz grave.-Hello Nicolás I need a favor- Madox habló en un perfecto inglés. Dominic esperó a que terminara la conversación que no pasó de muchas oraciones pero tradujo que ese tal Fernando le debía mucho y que necesitaba de su ayuda. El resto se lo mandó en un mensaje. -Ya está- dijo Madox una vez terminó –ahora hacia la estación de policía-
Dominic y Madox se dirigieron a una zona alejada de la cuidad conformada principalmente por fábricas abandonadas y vertederos de chatarra. El sol casi se estaba ocultando así que los rayos amarillentos danzaban sobre el cabello alborotado de Dominic. Ya llevaban rato parte del día y a esa altura no tenía idea de lo que el otro alfa tenía en mente. -Ya llegamos- anunció este con una sonrisa extraña en los labios. Habían estacionado frente a un almacén en las partes más profundas. Era grande y estaba rodeado de varias personas que custodiaban. Los dos se bajaron y los hombres prestaron atención a ellos pero se calmaron al detectar la presencia de Madox. -¿Ellos son? – preguntó Dominic intrigado. Todos eran hombres altos, fornidos, atractivos si se les quitaba las gafas oscuras.
Dominic enterró su cabeza entre sus manos mientras Madox estaba dentro de la pequeña tienda de 24 horas comprando algunas cosas. Nunca en su vida había perdido el control de aquella bestial manera y se sentía tan extraño más no repulsivo. Es que eso era lo era él. Un alfa. Se había reprimido tanto durante los últimos años que había explotado al haberle sido tocado a su omega.Los dedos heridos se apretaron sobre su cabello. Apenas recordaba lo que había hecho dentro del almacén. Sabía que había disfrutado golpeando al bastardo que osó tocar a su pareja pero la manera en que lo hizo era algo que en su mente no se proyectaba.Alzó la cabeza cuando el otro alfa volvió al auto y se sentó buscando algo dentro d
Julian se quedó en shock después de oír aquéllas palabras proviniendo del mismo alfa que conocía hace tiempo. O él estaba medio dormido todavía y estaba teniendo alucinaciones, o a Madox realmente le ocurría algo.Pero solo se limitó a morderse el regordete labio inferior para no decir nada que incomodara al alfa. Madox nunca había sido violento pero conocía bien el estado inestable de los alfas para saber cuándo hablar y cuando quedarse callado.Agarró la crema corporal y se trepó en la cama acercándose a él. El cuerpo del alfa era realmente grande en comparación con el suyo y no solo por su altura. Su ancha e irregular espalda por los músculos desarrollados, que descendía en una estrecha cintura, unas na