Pajarito

Julian estuvo delante de la puerta en cuanto sintió el primer toque y la abrió revelando el cuerpo grande y sexy del alfa que quería. Madox le sonrió y dio un paso dentro del apartamento rodeando su cadera con el grueso brazo y lo atrajo hacia él. Lo impulsó hacia arriba agarrando su nalga con ansias y atrapó sus labios de forma dominante.

Julian se derritió en sus brazos como siempre ocurría cada vez que las feromonas del alfa lo envolvían de aquél forma. Envolvió sus brazos en la estrecha cintura y dejó que la lengua de él hiciera estragos dentro de su boca. Al separarse sus piernas eran casi gelatinas y los ojos de Madox lo miraban con un ansia salvaje que casi le hizo olvidar el objetivo de por qué lo mandó a llamar.

-T&ua

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