Cuatro días después, le dieron el alta a Aidan del hospital para que pudiera terminar su reposo en la casa de su alfa. Dominic esa mañana había dejado todo listo en la empresa, la presentación del producto final del proyecto para llevar a producción sería al día siguiente y quería verificar que todo estuviera en perfecto estado. Si todo salía como lo había planificado pues la semana de más arriba el nombre de su empresa estaría en varios diarios del país. Leo se encargaría de lo demás. Tener una mano derecha como él era lo mejor que podía pedir, el beta era demasiado eficiente y se quedaba corto con la frase.
Aparcó el carro y después de pasar por la recepción del hospital se dirigió a la habitación de su omega. Deseaba verlo, in
-Nolan- su nombre salió de sus labios impresionado. Hacía años que no se veían.El alfa sonrió y sin pedir permiso se sentó en el asiento delante de él. Era alto, quizás no como Dominic o como Madox. Bueno, el último no era un buen ejemplo, él estaba en la cúspide así que lo descartó. Su cabello era castaño recortado aristocráticamente y peinado hacia atrás. Sus ojos eran de un color miel rodeado de espesas pestañas. Mandíbula fuerte, hombros anchos, cintura estrecha. Un buen espécimen de alfa que se había desarrollado en los últimos años que no se habían visto.Nolan levantó la mano y llamó a la dependienta a la que le pidió algo que Julian no escuchó
Madox recorrió la espalda del omega sobre su regazo y lo abrazó fuerte contra él conteniendo sus impulsos y celos. Dejó salir sus feromonas llenando toda la habitación y empapando con estas al chico dejándolo como una gelatina contra él, suave y casi sin sentido sin que este reclamara. Quería, no, necesitaba borrar aquel asqueroso olor de alfa sobre el omega, su omega. Solo de pensar que otro lo tocaba hacía que quisiera sacar sus colmillos, allí mismo.Con su nariz acarició la cabeza de Julian por largo rato hasta que este se movió suave contra su pecho y ronroneó. Un sonido peligroso y que le hizo al alfa utilizar más fuerza que la que pensaba para mantener el control.-¿Ya estás más tranquilo cachorro?- murmuró
Madox era de los que había pocas cosas que pudieran que pudieran asombrarlo pero ahora estaba estupefacto. Tuvo que pestañear varias veces impresionado. Vaya caso de omega extraño tenía delante de él. Tres veces celos en el mismo mes. Cómo demonios era capaz de soportarlo sin un alfa al lado. Los celos eran más fuertes sino eran aplacados por medicamentos o simplemente por el sexo y las feromonas de los alfas.-Me has dejado sin palabras- fue lo único que pudo decir pero solo ocasionó que la depresión se reflejara con más fuerza en el rostro del omega.Como alfa se sintió mal ver aquello, un omega deprimido era inestablemente peligroso y podían hacer cosas que atentaran contra su vida. Y este se notaba al borde del colapso.
Madox se giró completamente hacia el omega que era un manojo de temblores y parecía entrado en un ataque de pánico. Lo comprendió, dos alfas cerca de un omega en celo, solo tenía un resultado, lástima que él era un alfa de calidad, él escogía sus parejas de cama, no necesitaba aprovecharse de víctimas indefensas. Aun así a su nariz llegó un delicioso olor a manzana y canela que lo dejó tieso por unos segundos. Era una fragancia aunque fuerte, ligera a la vez, como si pudiera aspirarla tanto tiempo hasta embriagarse a la locura.Vaya, aquél omega seguía sorprendiéndolo, era anormal encontrar alguien con el olor tan fino y delicado. Se acercó con calma al chico y se arrodilló frente a él. Hacerlo solo hizo que el olor se volviera más fuerte y por prime
El cuerpo completo de Madox temblaba, tanto que le costaba terminar de quitarle la ropa a aquel endemoniado omega, que su olor lo estaba volviendo loco. Había mandado su control de vacaciones, pero su conciencia insistía en acompañarlo y eso no presagiaba nada bueno.Mordió y lamió el lóbulo del omega mientras él se retorcía bajo su cuerpo friccionando cada zona que pudiera alcanzar, era como si estuviera solo en una nebulosa de placer. Madox apretó su cadera contra la de él entre sus piernas buscando algo de alivio que no llegaba, mientras más tiempo pasaba con él más duro se ponía.La ansiedad pudo con el alfa y al no tener resultados intentando quitar la ropa de forma civilizada la arrancó dejando solo la ropa interior blanca. Levantó la cabeza y se relamió. Su cuerpo era delgado, quizás un poco de más de lo indicado, pero tenía una cintura marcada así como redondeadas caderas que la ropa no le hacía gala, típico de un hombre omega.Una de sus manos recorr
Madox se removió entre las sábanas y se incorporó sobre un codo dejando a la vista su bien formado torso, abdominales y la insinuación del recorrido por debajo de su ombligo sabiendo la reacción de las personas por su cuerpo. Pero solo recibió un leve chillido que aturdió sus oídos y acto seguido el omega se encontró completamente desnudo en el suelo con un rostro conmocionado. Vaya, esa no se la esperaba. Tal vez la impresión había sido demasiada para él chico.El alfa se corrió el cabello hacia atrás y se arrastró hasta el borde de la cama recargando su rostro sobre su palma.-¿Y bien pajarito. No tienes nada que preguntarme?-Julian afirmó con la cabeza, luego negó, para después volver a afirmar. Sus ojos abiertos como platos.Madox pestañeó.-Será mejor que primero te pongas de acuerdo y después hablamos- le guiñó un ojo- Pero te pido que sea rápido pues tengo que irme lo antes posible. No acostumbro a pasar la noche en casa de nadie, aunque h
Aidan abrió el refrigerador encontrándose con ya no sabía cuántas cosas dentro. Hacía una semana que había vuelto del hospital y su alfa insistía en llenarlo fuera lo mismo con cosas sanas que chucherías, alegando que necesitaba recuperar las libras perdidas en el hospital, y quizás un poco más. A esa altura no podía negar que se sentía bien tener a alguien que lo mimara tanto como hacía él, además de estar atento a todo. Lo que le preocupaba era sacar una barriguita en su plano abdomen que tanto había mantenido.Aún no dormían en el mismo cuarto pues habían decidido ir despacio, además Dominic había sido el primero en oponerse debido a que tenía miedo a ponerle las manos arriba cuando todavía estaba en recuperación. Bien,
Aidan se dejó caer en una silla de las mesas del exterior de la cafetería del centro comercial, frente a Julian. Le dolían los pies y estaba cansado, quizás un poco más de lo que debía pero se había divertido como nadie se imaginaba. No recordaba la última vez que había salido de compras con alguien y se hubiera probado decenas de prendas.A pesar de que su alfa le había dicho que su dinero era suyo también él había insistido en pagar con los ahorros de su cuenta. No era una persona despilfarradora pero se había dado algunos lujos y comprado también las cosas de Julian. Este se había negado al principio pero cedió después que pagara el primer lote a escondidas.A sus lados había varias bolsas, un buen n&ua