Dominic y Madox se dirigieron a una zona alejada de la cuidad conformada principalmente por fábricas abandonadas y vertederos de chatarra. El sol casi se estaba ocultando así que los rayos amarillentos danzaban sobre el cabello alborotado de Dominic. Ya llevaban rato parte del día y a esa altura no tenía idea de lo que el otro alfa tenía en mente.
-Ya llegamos- anunció este con una sonrisa extraña en los labios.
Habían estacionado frente a un almacén en las partes más profundas. Era grande y estaba rodeado de varias personas que custodiaban. Los dos se bajaron y los hombres prestaron atención a ellos pero se calmaron al detectar la presencia de Madox.
-¿Ellos son? – preguntó Dominic intrigado. Todos eran hombres altos, fornidos, atractivos si se les quitaba las gafas oscuras.
Dominic enterró su cabeza entre sus manos mientras Madox estaba dentro de la pequeña tienda de 24 horas comprando algunas cosas. Nunca en su vida había perdido el control de aquella bestial manera y se sentía tan extraño más no repulsivo. Es que eso era lo era él. Un alfa. Se había reprimido tanto durante los últimos años que había explotado al haberle sido tocado a su omega.Los dedos heridos se apretaron sobre su cabello. Apenas recordaba lo que había hecho dentro del almacén. Sabía que había disfrutado golpeando al bastardo que osó tocar a su pareja pero la manera en que lo hizo era algo que en su mente no se proyectaba.Alzó la cabeza cuando el otro alfa volvió al auto y se sentó buscando algo dentro d
Julian se quedó en shock después de oír aquéllas palabras proviniendo del mismo alfa que conocía hace tiempo. O él estaba medio dormido todavía y estaba teniendo alucinaciones, o a Madox realmente le ocurría algo.Pero solo se limitó a morderse el regordete labio inferior para no decir nada que incomodara al alfa. Madox nunca había sido violento pero conocía bien el estado inestable de los alfas para saber cuándo hablar y cuando quedarse callado.Agarró la crema corporal y se trepó en la cama acercándose a él. El cuerpo del alfa era realmente grande en comparación con el suyo y no solo por su altura. Su ancha e irregular espalda por los músculos desarrollados, que descendía en una estrecha cintura, unas na
Cuatro días después, le dieron el alta a Aidan del hospital para que pudiera terminar su reposo en la casa de su alfa. Dominic esa mañana había dejado todo listo en la empresa, la presentación del producto final del proyecto para llevar a producción sería al día siguiente y quería verificar que todo estuviera en perfecto estado. Si todo salía como lo había planificado pues la semana de más arriba el nombre de su empresa estaría en varios diarios del país. Leo se encargaría de lo demás. Tener una mano derecha como él era lo mejor que podía pedir, el beta era demasiado eficiente y se quedaba corto con la frase.Aparcó el carro y después de pasar por la recepción del hospital se dirigió a la habitación de su omega. Deseaba verlo, in
-Nolan- su nombre salió de sus labios impresionado. Hacía años que no se veían.El alfa sonrió y sin pedir permiso se sentó en el asiento delante de él. Era alto, quizás no como Dominic o como Madox. Bueno, el último no era un buen ejemplo, él estaba en la cúspide así que lo descartó. Su cabello era castaño recortado aristocráticamente y peinado hacia atrás. Sus ojos eran de un color miel rodeado de espesas pestañas. Mandíbula fuerte, hombros anchos, cintura estrecha. Un buen espécimen de alfa que se había desarrollado en los últimos años que no se habían visto.Nolan levantó la mano y llamó a la dependienta a la que le pidió algo que Julian no escuchó
Madox recorrió la espalda del omega sobre su regazo y lo abrazó fuerte contra él conteniendo sus impulsos y celos. Dejó salir sus feromonas llenando toda la habitación y empapando con estas al chico dejándolo como una gelatina contra él, suave y casi sin sentido sin que este reclamara. Quería, no, necesitaba borrar aquel asqueroso olor de alfa sobre el omega, su omega. Solo de pensar que otro lo tocaba hacía que quisiera sacar sus colmillos, allí mismo.Con su nariz acarició la cabeza de Julian por largo rato hasta que este se movió suave contra su pecho y ronroneó. Un sonido peligroso y que le hizo al alfa utilizar más fuerza que la que pensaba para mantener el control.-¿Ya estás más tranquilo cachorro?- murmuró
Madox era de los que había pocas cosas que pudieran que pudieran asombrarlo pero ahora estaba estupefacto. Tuvo que pestañear varias veces impresionado. Vaya caso de omega extraño tenía delante de él. Tres veces celos en el mismo mes. Cómo demonios era capaz de soportarlo sin un alfa al lado. Los celos eran más fuertes sino eran aplacados por medicamentos o simplemente por el sexo y las feromonas de los alfas.-Me has dejado sin palabras- fue lo único que pudo decir pero solo ocasionó que la depresión se reflejara con más fuerza en el rostro del omega.Como alfa se sintió mal ver aquello, un omega deprimido era inestablemente peligroso y podían hacer cosas que atentaran contra su vida. Y este se notaba al borde del colapso.
Madox se giró completamente hacia el omega que era un manojo de temblores y parecía entrado en un ataque de pánico. Lo comprendió, dos alfas cerca de un omega en celo, solo tenía un resultado, lástima que él era un alfa de calidad, él escogía sus parejas de cama, no necesitaba aprovecharse de víctimas indefensas. Aun así a su nariz llegó un delicioso olor a manzana y canela que lo dejó tieso por unos segundos. Era una fragancia aunque fuerte, ligera a la vez, como si pudiera aspirarla tanto tiempo hasta embriagarse a la locura.Vaya, aquél omega seguía sorprendiéndolo, era anormal encontrar alguien con el olor tan fino y delicado. Se acercó con calma al chico y se arrodilló frente a él. Hacerlo solo hizo que el olor se volviera más fuerte y por prime
El cuerpo completo de Madox temblaba, tanto que le costaba terminar de quitarle la ropa a aquel endemoniado omega, que su olor lo estaba volviendo loco. Había mandado su control de vacaciones, pero su conciencia insistía en acompañarlo y eso no presagiaba nada bueno.Mordió y lamió el lóbulo del omega mientras él se retorcía bajo su cuerpo friccionando cada zona que pudiera alcanzar, era como si estuviera solo en una nebulosa de placer. Madox apretó su cadera contra la de él entre sus piernas buscando algo de alivio que no llegaba, mientras más tiempo pasaba con él más duro se ponía.La ansiedad pudo con el alfa y al no tener resultados intentando quitar la ropa de forma civilizada la arrancó dejando solo la ropa interior blanca. Levantó la cabeza y se relamió. Su cuerpo era delgado, quizás un poco de más de lo indicado, pero tenía una cintura marcada así como redondeadas caderas que la ropa no le hacía gala, típico de un hombre omega.Una de sus manos recorr