Debían habérsele cruzado los cables y que todos los astros se pusieran en sintonía para que precisamente en ese momento, el llegara y el omega estuviera en celo. No sabía si reír o llorar. Había alguien allá arriba que no lo quería. Pero no era tiempo de pensar en eso.
Entró rápidamente y cerró la puerta, aunque su cuerpo se tambaleó y se sujetó a esta. Las feromonas omegas eran demasiado fuertes y eso sobre estimulaba su instinto alfa. Era natural que reaccionara y lo tomara como todos los de su especie enloqueciendo por completo. Años de entrenamiento habían forzado la resistencia que tenía ahora y que veía flaqueando.
Apretó sus dientes hasta que dolieron. Sus colmillos habían aumentado un poco más de tamaño. Eso era peligroso. Quizás era porque no estaba preparado para lo que iba a encontrar, pero la realidad era
El cuerpo de Madox estaba bañado en sudor y jadeaba mientras se introducía una y otra vez en la cavidad húmeda y apretada que lo recibía con mucho gusto. Besaba, dejando notorias marcas, la delgada espalda debajo de él. Deliciosa, hermosa.¿Cuántas veces había alcanzado el orgasmo desde que había llegado a esa casa? Ya ni sabía. Había demasiados condones en el suelo usados en el suelo y estaba agotado pero no deseaba parar. Las feromonas omegas lo estaban volviendo loco. Si no fuera por la protección de látex estaba seguro que ya el vientre del pequeño chico estaría hinchado de semen porque había anudado innumerables veces.Solo había salido de la cama en los momentos que él se había quedado desfallecido para hidratarlos y alimentarlos. Él tampoco era de hierro. Pero siempre volvía de nuevo minutos después de llenar sus estómagos a reanudar la faena de aliviar el deseoso celo.Además, no podía sacarse de la cabeza la nuca desprovista de el omega delante de sus ojos
Madox daba vuelta como si fuera un tigre furioso enjaulado en su laboratorio. Expulsaba feromonas al aire tan sofocantes que todos los científicos que antes estaban allí habían tenido que salir y nadie se atrevía a entrar. Pero lo más peligroso de él era su mirada. Parecía que podía degollar a cualquiera en cualquier momento.Incluso una de las hermosas enfermeras había intentado persuadirlo a pedido de alguno de los trabajadores y ahora se encontraba en una camilla, inconsciente. La razón de todo aquello: Madox no había podido hablar con Julian. En primera porque él no lo había contactado después de dejarle el mensaje. Y en segunda. Porque la llamada le rebotaba. Una y otra vez.Lo había bloqueado.A él.Lo había bloqueado.Aún no se lo creía.Eso era lo que había pensado al inicio pero cuando llam&oacu
-Nolan- la voz de Julian resonó detrás del alfa que se giró.-Un momento- dijo al celular y enfocó al omega- Cariño dame espacio que estoy hablando de negocios- le lanzó un beso girándose, dándole la espalda de nuevo.Él ni siquiera se inmutó. En cambio su mirada se fijó en el crucero que era visible del otro lado de los grandes ventanales de la estación. Una sonrisa se dibujó en sus labios antes de desaparecer nuevamente. Nolan por fin colgó y lo encaró.-No te imaginas lo feliz que estoy de que en estos momentos estés al lado mío- acarició la mejilla de Julian- Esta vez vamos a ser realmente felices. Compré una casa nueva en las afueras de la cuidad donde no serás molestado.Julian inclinó la cabeza. Una casa nueva para tenerlo como un ave en una jaula de cristal donde siempre lo esperaría cada tarde d
Lo encontró. Después de casi una hora buscando aquel bolsillo oculto en la maleta de Nolan, ya lo tenía con él. El sobre con los papeles que supuestamente podrían destruir a Madox. Ahora se ponía en marcha la segunda parte del plan y la más complicada. Se levantó sacudiendo el simple juego de pantalón y camisa de color crema que Nolan le había obligado a usar ese día y ni siquiera se inmutó en guardar la ropa en la maleta, no haría falta.Convencido de lo que haría dio media vuelta y salió del cuarto. No tenía dudas. Madox siempre había sido muy bueno con él. Desde la primera vez que se habían encontrado. Ahora, era momento que él hiciera algo por él.Nolan estaba hablando con un empresario repasando el borde de su copa de vino. La amplia sonrisa de victoria se reflejaba en sus labios. No solo tenía a su lado a su par
Para cuando Dominic recibió a Madox dos meses después, en el aeropuerto, lo que se encontró fue a alguien completamente irreconocible. No tuvo más opción que correr hacia él y tomarlo de los hombros. Lo miró de arriba abajo. El alfa que se había ido no era para nada igual al que tenía delante. El Madox de ahora había pedido peso, quizás no tanto como para alarmarse o perder masa muscular pero si preocupante para alguien que valoraba su figura. Su cabello había crecido rompiendo su habitual corte y estaba reseco, había sombra de una barba en su rostro. Pero ojalá eso fuera lo peor, era el rostro sin vida de este. Tenía enormes ojeras bajo sus ojos que de por si apenas tenían brillo. Era como si nada de lo que estuviera a su alrededor lo estimulara. -Madox- Dominic lo llamó. Aidan llegó un poco después y se puso a su lado poniendo una mano sobre el brazo del alfa. Entendía por lo que estaba sufriendo. A él le tomó casi dos días levantarse y fue gracias
-¿Estás preocupado amor?- la pregunta de Dominic sacó a Aidan de sus pensamientos.-Ir a visitar a los suegros siempre es un tema de preocupación y más cuando se va una semana después de lo que ellos pretendían ¿no crees?- le sonrió calmadamente.Habían salido esa tarde en dirección a la mansión donde residía la familia de Dominic. Un viaje que duraría alrededor de tres horas por lo que llegarían entrada la noche. Cenarían, de seguro tendrían que quedarse a dormir por las exigencias de cierta omega y a primera hora volverían. Ese era el plan que habían conformado.Por un momento Aidan pensó que Dominic no se llevaba bien con sus padres pero no quiso preguntar. Quizás lo hacía para que él no se sintiera incómodo. Después de todo, el primer encuentro de él con Ofelia había sido
Dominic no era de aquellos alfas que se molestaba con frecuencia y menos de aquellos que sacara a relucir sus colmillos y que sus ojos cambiara de color. Pero al ver pedazos de cristal en la servilleta junto a la comida y gotas de sangre, casi enloqueció. Sus feromonas se expandieron en todas direcciones de forma agresiva y a la vez protectora en torno a Aidan.Alzó la cabeza en dirección a sus padres, su expresión era tal que hasta Ofelia tragó en seco. Reish no habló, solo miró de reojo a su mujer en descuerdo. Sabía cómo era ella pero nunca se esperó que llegara a esos extremos-Ofelia, retírate- uso su voz con el omega en un tono duro dándole a entender que estaba realmente molesto. Había un límite para todo.-Pero…- Ofelia iba a protestar pero tanto la mirada de su alfa como la voz de su hijo le hizo cerrar los labios-No padre- Dominic gruñ
Aidan se dejó caer lentamente sobre el miembro de su alfa. Como siempre este era grande y le costaba un poco al principio, aunque la resistencia solo duraba unos segundos acoplándose a la perfección. Era una locura lo que estaban haciendo. Tener sexo en medio de aquella casa, pero él sabía que Dominic necesitaba recalcar su posesividad sobre él.No se lo había exigido, pero por lo que había estudiado sobre los alfas, esto era parte del instinto. Y él no se lo negaría. Nunca había visto a su pareja tan fuera de sí, ni siquiera el baño lo había ayudado a relajarse. Todo lo contrario, estaba aún más alerta, hasta había cerrado la puerta con llave. Parecía paranoico, pero solo lo hacía para protegerlo y eso conmovió a Aidan.Al final lo había atraído a la cama y abrazado hasta que el comenzó a morder su cuello deja