Madox daba vuelta como si fuera un tigre furioso enjaulado en su laboratorio. Expulsaba feromonas al aire tan sofocantes que todos los científicos que antes estaban allí habían tenido que salir y nadie se atrevía a entrar. Pero lo más peligroso de él era su mirada. Parecía que podía degollar a cualquiera en cualquier momento.
Incluso una de las hermosas enfermeras había intentado persuadirlo a pedido de alguno de los trabajadores y ahora se encontraba en una camilla, inconsciente. La razón de todo aquello: Madox no había podido hablar con Julian. En primera porque él no lo había contactado después de dejarle el mensaje. Y en segunda. Porque la llamada le rebotaba. Una y otra vez.
Lo había bloqueado.
A él.
Lo había bloqueado.
Aún no se lo creía.
Eso era lo que había pensado al inicio pero cuando llam&oacu
-Nolan- la voz de Julian resonó detrás del alfa que se giró.-Un momento- dijo al celular y enfocó al omega- Cariño dame espacio que estoy hablando de negocios- le lanzó un beso girándose, dándole la espalda de nuevo.Él ni siquiera se inmutó. En cambio su mirada se fijó en el crucero que era visible del otro lado de los grandes ventanales de la estación. Una sonrisa se dibujó en sus labios antes de desaparecer nuevamente. Nolan por fin colgó y lo encaró.-No te imaginas lo feliz que estoy de que en estos momentos estés al lado mío- acarició la mejilla de Julian- Esta vez vamos a ser realmente felices. Compré una casa nueva en las afueras de la cuidad donde no serás molestado.Julian inclinó la cabeza. Una casa nueva para tenerlo como un ave en una jaula de cristal donde siempre lo esperaría cada tarde d
Lo encontró. Después de casi una hora buscando aquel bolsillo oculto en la maleta de Nolan, ya lo tenía con él. El sobre con los papeles que supuestamente podrían destruir a Madox. Ahora se ponía en marcha la segunda parte del plan y la más complicada. Se levantó sacudiendo el simple juego de pantalón y camisa de color crema que Nolan le había obligado a usar ese día y ni siquiera se inmutó en guardar la ropa en la maleta, no haría falta.Convencido de lo que haría dio media vuelta y salió del cuarto. No tenía dudas. Madox siempre había sido muy bueno con él. Desde la primera vez que se habían encontrado. Ahora, era momento que él hiciera algo por él.Nolan estaba hablando con un empresario repasando el borde de su copa de vino. La amplia sonrisa de victoria se reflejaba en sus labios. No solo tenía a su lado a su par
Para cuando Dominic recibió a Madox dos meses después, en el aeropuerto, lo que se encontró fue a alguien completamente irreconocible. No tuvo más opción que correr hacia él y tomarlo de los hombros. Lo miró de arriba abajo. El alfa que se había ido no era para nada igual al que tenía delante. El Madox de ahora había pedido peso, quizás no tanto como para alarmarse o perder masa muscular pero si preocupante para alguien que valoraba su figura. Su cabello había crecido rompiendo su habitual corte y estaba reseco, había sombra de una barba en su rostro. Pero ojalá eso fuera lo peor, era el rostro sin vida de este. Tenía enormes ojeras bajo sus ojos que de por si apenas tenían brillo. Era como si nada de lo que estuviera a su alrededor lo estimulara. -Madox- Dominic lo llamó. Aidan llegó un poco después y se puso a su lado poniendo una mano sobre el brazo del alfa. Entendía por lo que estaba sufriendo. A él le tomó casi dos días levantarse y fue gracias
-¿Estás preocupado amor?- la pregunta de Dominic sacó a Aidan de sus pensamientos.-Ir a visitar a los suegros siempre es un tema de preocupación y más cuando se va una semana después de lo que ellos pretendían ¿no crees?- le sonrió calmadamente.Habían salido esa tarde en dirección a la mansión donde residía la familia de Dominic. Un viaje que duraría alrededor de tres horas por lo que llegarían entrada la noche. Cenarían, de seguro tendrían que quedarse a dormir por las exigencias de cierta omega y a primera hora volverían. Ese era el plan que habían conformado.Por un momento Aidan pensó que Dominic no se llevaba bien con sus padres pero no quiso preguntar. Quizás lo hacía para que él no se sintiera incómodo. Después de todo, el primer encuentro de él con Ofelia había sido
Dominic no era de aquellos alfas que se molestaba con frecuencia y menos de aquellos que sacara a relucir sus colmillos y que sus ojos cambiara de color. Pero al ver pedazos de cristal en la servilleta junto a la comida y gotas de sangre, casi enloqueció. Sus feromonas se expandieron en todas direcciones de forma agresiva y a la vez protectora en torno a Aidan.Alzó la cabeza en dirección a sus padres, su expresión era tal que hasta Ofelia tragó en seco. Reish no habló, solo miró de reojo a su mujer en descuerdo. Sabía cómo era ella pero nunca se esperó que llegara a esos extremos-Ofelia, retírate- uso su voz con el omega en un tono duro dándole a entender que estaba realmente molesto. Había un límite para todo.-Pero…- Ofelia iba a protestar pero tanto la mirada de su alfa como la voz de su hijo le hizo cerrar los labios-No padre- Dominic gruñ
Aidan se dejó caer lentamente sobre el miembro de su alfa. Como siempre este era grande y le costaba un poco al principio, aunque la resistencia solo duraba unos segundos acoplándose a la perfección. Era una locura lo que estaban haciendo. Tener sexo en medio de aquella casa, pero él sabía que Dominic necesitaba recalcar su posesividad sobre él.No se lo había exigido, pero por lo que había estudiado sobre los alfas, esto era parte del instinto. Y él no se lo negaría. Nunca había visto a su pareja tan fuera de sí, ni siquiera el baño lo había ayudado a relajarse. Todo lo contrario, estaba aún más alerta, hasta había cerrado la puerta con llave. Parecía paranoico, pero solo lo hacía para protegerlo y eso conmovió a Aidan.Al final lo había atraído a la cama y abrazado hasta que el comenzó a morder su cuello deja
Dominic se removió en la cama encontrando que no estaba el acostumbrado peso en su brazo. Sus ojos se abrieron de golpe y se sentó demasiado rápido en la cama. Miró hacia todos los lados de la habitación encontrando que solo estaba él.-¿Aidan?- frunció el ceño.Se levantó de la cama con rapidez buscando en el baño con el mismo resultado.-Mierda- gruñó y se puso un pantalón y la camisa a medio abrochar y salió corriendo.Después de lo ocurrido anoche la idea de que su omega estuviera lejos de él lo volvía loco. Aquella casa, donde vivió durante muchos años y que consideró su hogar, ahora no era un lugar seguro. No con su madre dando vueltas. Corrió por al pasillo buscándolo, siguiendo su olor hasta que en la primera planta encontró a su padre en el lobby que parecía de salida.-Dominic, buenos días- este le saludó con una calma innata.-¿Has visto a mi omega?- el alfa estaba tenso y su respiración salió en bocanadas de su boca al detenerse.
Madox salió de su auto estacionado en una de las zonas más alejadas del centro de la ciudad. La brisa del mar soplaba y se detuvo con la mirada perdida en el horizonte. Los recuerdos de la primera vez que había llevado a Julian a la playa llegaron a su mente, esa había sido también la primera vez que había visto su sonrisa desde que lo había conocido.Después de pensarlo mucho se había dado cuenta que fue en ese momento en que se había enamorado de él, solo que le había costado mucho reconocerlo. Y ya era muy tarde.Ese mismo mar que había mojado sus delicados y pequeños pies ya talones que la habían hecho feliz, era el mismo que se lo había arrebatado.Cerró los ojos y respiró profundo. Podía sentir como la presión en su pecho volvía a crecer de agonía. Cada vez que se acordaba era como si su mundo se volviera negro. Se había ahogado en la bebida ya que el sexo no le llamaba la atención, sin mucho resultado. La vida era un asco.-Señor Madox- la voz de algui