Dominic se removió en la cama encontrando que no estaba el acostumbrado peso en su brazo. Sus ojos se abrieron de golpe y se sentó demasiado rápido en la cama. Miró hacia todos los lados de la habitación encontrando que solo estaba él.
-¿Aidan?- frunció el ceño.
Se levantó de la cama con rapidez buscando en el baño con el mismo resultado.
-Mierda- gruñó y se puso un pantalón y la camisa a medio abrochar y salió corriendo.
Después de lo ocurrido anoche la idea de que su omega estuviera lejos de él lo volvía loco. Aquella casa, donde vivió durante muchos años y que consideró su hogar, ahora no era un lugar seguro. No con su madre dando vueltas. Corrió por al pasillo buscándolo, siguiendo su olor hasta que en la primera planta encontró a su padre en el lobby que parecía de salida.
-Dominic, buenos días- este le saludó con una calma innata.
-¿Has visto a mi omega?- el alfa estaba tenso y su respiración salió en bocanadas de su boca al detenerse.
Madox salió de su auto estacionado en una de las zonas más alejadas del centro de la ciudad. La brisa del mar soplaba y se detuvo con la mirada perdida en el horizonte. Los recuerdos de la primera vez que había llevado a Julian a la playa llegaron a su mente, esa había sido también la primera vez que había visto su sonrisa desde que lo había conocido.Después de pensarlo mucho se había dado cuenta que fue en ese momento en que se había enamorado de él, solo que le había costado mucho reconocerlo. Y ya era muy tarde.Ese mismo mar que había mojado sus delicados y pequeños pies ya talones que la habían hecho feliz, era el mismo que se lo había arrebatado.Cerró los ojos y respiró profundo. Podía sentir como la presión en su pecho volvía a crecer de agonía. Cada vez que se acordaba era como si su mundo se volviera negro. Se había ahogado en la bebida ya que el sexo no le llamaba la atención, sin mucho resultado. La vida era un asco.-Señor Madox- la voz de algui
Años atrás.William odiaba su trabajo. Cualquiera se sentiría feliz si te pagaran buen dinero por solo rellenar una agenda y hacer recados, incluyendo un lugar donde dormir y un buen plato de comida. Sobre todo si eres un omega pobre con una madre enferma, y sin un medio en los bolsillos para comprar tanto medicinas como supresores.Si, cualquiera, pero de seguro se les borraría la sonrisa si además de todo eso tuvieras que esperar con miedo cada noche a que la puerta de tu cuarto se cerrara tras la puerta de una persona que solo quisiera usar tu cuerpo como un agujero para desahogarse. Pues esa era la vida que llevó Will desde los 16 años que entró en aquella mansión que pensó que le resolvería todos sus problemas. Pero no, solo fue el inicio de sus pesadillas.La familia Roset tenía mucho dinero. Su procedencia, dudosa o al menos eso fue lo que dedujo cada vez que llenaba la famosa agenda y asistía junto a la cabeza de la familia a las reuniones. Pero a pesar de
La pantalla del celular se prendió con una llamada entrante que duró un timbre, solo un timbre, aunque el dueño de este no se percató de ello, más bien, no estaba en condiciones de hacerlo. Y como hacerlo estando en su último día de celo y siendo satisfecho por su alfa.Dominic enterraba sus caderas entre las de su omega mientras devoraba su boca. Sus cuerpos estaban agotados después de días de puro sexo aplacando la necesidad de su pareja. Ahora solo se entregaban a la pasión con movimientos suaves y cuerpos pausados, con más raciocinio y sin que el dolor de aparearse fuera tan fuerte.Con un último movimiento se introdujo hasta la base y dejó que el nudo se creara en el interior de Aidan apenas llenándolo con su semen. Después de tantos nudos la cantidad no era la misma del inicio. Incluso los primeros tres nudos le habían dolido a su pareja. Siempre ocurría a pesar de estar en celo. Pero una vez que su cálido interior se acostumbró a la extensión del inmensa bulbo en
Madox miraba una y otra vez el papel en su mano con la dirección de un lugar remoto del otro lado del país. Una zona costera que apenas si tenía una población de más de 1 000 personas. ¿Qué demonios hacía él recibiendo una llamada desde allí?Aun cuando esa pregunta cruzaba su mente, su corazón latía frenético. Se palpó el pecho y su instinto le dictaba que fuera a ese lugar, por muy lejos que fuera. Sacó su celular para ver en la pantalla un mensaje de la mujer que acababa de ver donde le maldecía hasta del día que se iba a morir por haberla rechazado y simplemente usado sin dar nada a cambio. Realmente no tenía ganas para sexo y menos después de tener aquella dirección.Marcó un número y espero que el alfa del otro lado respondiera.-Me voy de viaje por unos días-Hubo un silencio del otro lado.-¿Estás seguro?- Dominic no sonaba muy seguro.-Amigo mío, siempre he sido un alfa que se ha guiado por su instinto, pero esta es la primera vez que mi
El ambiente de aquel lugar era agradable. La brisa suave con olor del mar cercano golpeaba su rostro y agitaba su cabello rubio que había perdido su corte y caía en suaves ondas a la altura del cuello. Era un buen sitio para unas vacaciones. Las personas del pueblo, más abajo parecían tener una divertida rutina de pescar y hacer los quehaceres de la casa. No había mucho en aquel lugar pero si la tranquilidad y la felicidad de vivir en familia.Madox se propuso que buscaría alguna casa para comprar en esa zona y al menos una vez al año vendría a pasar unas vacaciones.Estacionó el auto cerca de la dirección que le habían indicado y se acomodó el cabello hacia atrás. Notó que varias de las personas a su alrededor lo miraban atentamente. A pesar de haberse descuidado en los últimos tiempos, no había dudas de que todavía era un hermoso alfa en la cima de la cadena de la sociedad. Su cuerpo había perdido algunos kilos pero sus músculos ni por asomo de desaparecer. Y con
Desde la noticia de la supuesta muerte de Julian, Madox había sentido que su vida no tenía sentido. Fue cuando se dio cuenta que las mujeres que estaban a su alrededor lo hacían tanto por su dinero como por una noche fogosa. No le importó por mucho tiempo, pensaba que su estatus de alfa le permitía hacer lo que le viniera en gana.Pero a diferencia de todas, Julian nunca le pidió nada, no le exigió nada, simplemente estaba a su lado cuando él quería.Ahora no sabía cómo él reaccionaría, o él. Temblaba, sí temblaba mucho. Tres meses pensando que él estaba muerto para después tenerlo delante de él como si todo hubiera sido un simple sueño.Podía sentirse indignado por la mentira, molesto por sufrir en vano. Antes sería así, pero ahora no. Había una emoción extraña y floreciente dentro de su pecho. Dio un paso hacia adelante, quería tocarlo, abrazarlo, besarlo y ya después preguntaría las miles de dudas en su cabeza, primero necesitaba cerciorarse que él estaba realme
Julian llevaba sus dos cachorritas en su vientre. Él podía mantenerlos a los 3 sin ningún problema y darles una vida tranquila aun si el omega quisiera volver a trabajar. Les podía comprar la casa que quisieran. Amor no les faltaría a ninguno. Él podría protegerlos, además Julian se lo había dicho, lo quería, por lo tanto no había posibilidad que lo rechazara después de su declaración.Pero no se esperó las palabras de Julian.-¿Puedes irte?-…-¿Eh?-Él intentó levantarse haciendo que Madox se corriera hacia atrás aunque estaba conmocionado.-Acaso no escuchaste lo que acabo de decir. Quiero enlazarme contigo. Que seamos compañeros. Voy a cuidar a nuestras hijas, te voy a cuidar a ti-Julian se sentó pasando la mano por encima de su barriga. Su rostro estaba ensombrecido.-Sí, te escuché… ¿y?- una leve capa de sus feromonas lo envolvió, feromonas de incomodidad.El alfa no podía salir de su asombro. Eso había sido un rechazo tot
Irina quería pensar que no se había vuelto loca. El hombre que toda la semana se había esforzado por supuestamente reconquistar a su sobrino no podía estar coqueteando tan abiertamente, en pleno pueblo tan pequeño como aquel ¿verdad? ¿Y con aquella omega? Quiso pensar que no y se acercó un poco y si, no había dudas. Cuando el alfa alzó la cabeza con una sonrisa lo vio gracias a las luces de la calle.Ese definitivamente era el desgraciado.***Julian estaba tranquilo tejiendo sentado en el sofá de la casa cuando la puerta se abrió y cerró con un sonido estruendoso. Su tía entró casi corriendo hacia él y lo agarró de los hombros. Sus ojos estaban inyectados en sangre.-¿Qué pasa?- Julian no pudo evitar que el tejido se cayera de sus manos. Su tía era una persona difícil pero pocas veces se descontrolaba de aquella manera.-Escúchame bien Julian. Ese alfa imbécil, que ni siquiera se puede llamar el padre de tus hijas es un verdadero imbécil. Así que ni se