Málaga España 3:00 A.MUna fuerte tormenta azotaba la ciudad, los relámpagos formaban un látigo de luz en el oscuro cielo y el rugido de los truenos se escuchaba por toda la ciudad. En el interior de una lujosa habitación de hotel, sobre una cálida y acogedora cama, se encontraba durmiendo una hermosa mujer sin preocuparse en lo más mínimo de la fuerte tormenta que caía fuera de las cuatro paredes de la lujosa habitación de hotel donde se hospedaba esa noche, el sonido de la llovizna golpeando en la ventana le hacía sentir relajada, sin embargo, su descanso se vería interrumpido por el timbre de llamada de su teléfono móvil.La mujer abrió los ojos con pereza, susurrando una maldición. Odiaba que interrumpieran su descanso, harta del sonido, sacó una de sus manos debajo de la colcha, estirándola hacia la mesita de noche donde se encontraba su teléfono.—Más te vale que sea algo importante para llamarme a esta hora -amenazo inmediatamente, levanto el auricular.-Lana algo mala acaba de
Meredith caminó de prisa hacia la entrada. Cuando abrió la puerta, se llevó una desagradable sorpresa. Su esposo estaba de pie frente a ella con una mujer en brazo. Ella conocía bien de quién se trataba, no era otra que su prima Dorothea Stewart, su prima y la amante de su esposo.- Buenas noches —saludó mirando del lado izquierdo de su esposo en busca de alguien más, ignorando completamente a la pareja frente a ella. Derek observaba atentamente el comportamiento de Meredith. Quería ver una mirada de dolor en su rostro para sentirse feliz, por eso la había llevado a Dorothea. Le dejaría en claro a su esposa que ella era la persona que amaba, un lugar que Meredith nunca podría ocupar.—Hola, prima, mucho tiempo sin verte —habló Dorothea con voz melosa mientras la abrazaba, fingiendo amabilidad —. ¿Dónde está Alan? —preguntó sorprendida de no verlo llegar con su esposo porque prácticamente era su sombra.¿Alan? – preguntó molesto Derek. Se había dado cuenta de que la mujer no mostró nin
Un banquete se estaba celebrando en la mansión de la familia Stewart. Esa noche se anunciaría el compromiso de Dorothea Stewart y Derek Lancaster, las dos familias más poderosas de la ciudad. La fiesta era animada, había buena música y buena bebida. Las personas comentaban lo hermosa pareja que hacían los novios y lo bien que se veían juntos. A los ojos de los invitados era una pareja hecha por el cielo.Había una persona que no estaba feliz con esta unión. Se trataba de Meredith Stewart, la hija adoptiva de la familia. La chica se encontraba sirviendo a los invitados junto al personal, llevaba puesto un uniforme de mesera color negro con un delantal blanco.Meredith tenía el corazón roto, el hombre del cual había estado enamorada por mucho tiempo se casaba con su prima y ella no podía hacer nada para impedirlo, la noticia la tenía devastada, así que decidió quedarse en la cocina ahogando sus penas en alcohol mientras se anunciaba el compromiso, pero sus planes se verían interrumpidos
Quien más feliz se sentía en ese momento era Dorothea, deseaba ver como su prima era destruida frente a la sociedad, quería que todo el mundo la viera en la cama con ese viejo decrépito del señor Humberto y convertirla en el hazmerreír de la ciudad, estaba segura de que sus padres la obligarían a casarse con ese viejo, para mantener la buena reputación de la familia la sola idea de imaginárselo la hacía muy feliz.Dorothea condujo a un grupo de personas al cuarto de su prima, cuando abrieron la puerta la sonrisa de felicidad se borró de su cara de forma abrupta, efectivamente su prima estaba en la cama con un hombre, pero no espera que ese hombre fuese su prometido -¡¿Qué significa todo esto?! –exclamo Doris con el rostro desencajado, su grito despertó a las dos personas que seguían enrollados sobre la cama. Ambos abrieron los ojos muy confundidos y avergonzados de verse completamente desnudo frente a tantas personas – ¡zorra! –Grito Grecia acercándose a la cama y dándole una bofetada
—¡no lo sé! Estábamos hablando y de repente se desmayó —respondió Doris con lágrimas de cocodrilo. Derek caminó con su esposa hacia la escalera para llevarla a su habitación para que descansara —¡llamen a un médico! — ordenó subiendo a toda prisa. Ninguno de los presentes se movió para cumplir su petición, poco le importaban si la chica estaba bien o no, estaban más preocupados porque no había desayuno en la mesa. —Aseguro que está fingiendo, es una holgazana —Critico la señora Olivia con desprecio —. No llamen al médico, déjenla en la habitación que descanse, esa mujer solo sabe causar problemas. -Todos salieron del lugar olvidándose de la salud de Meredith. Derek llegó a la empresa encontrándola en caos. Ahora que Alan estaba desaparecido, tendría que ocuparse el mismo de muchos asuntos, entre ello buscar un reemplazo para su asistente. Eso le llevaría tiempo. Alan era un gran trabajador, siempre fue excelente en todo lo que hacía. Aunque no lo demostrara su desaparición, lo tenía