ÁMBAR.
—¡Am! ¡Rápido! ¡Llegáremos tarde al trabajo!— grita Camerón –mi mejor amigo– algo histérico.
—Espera un momento, cam. – digo con calma, terminando de colocar los zapatos en mis pies.– bien, ya vamonos– añado levantandome del sofá de mi pequeño departamento y tomando mis cosas ya listas en un bolso.
Camerón hace una expresión de “por fin” y yo achicó los ojos en su dirección en un claro gestó de advertencia.
—Bien, bien, ya no te molesto más, mejor vámonos, pequeña– dice pasando su brazo por sobre mis hombros y encaminadome a la salida.
Camerón Cooper, es mi mejor amigo desdé los doce años, para mí es como mi hermano, sólo nos tenemos el uno al otro. Lo conocí en el orfanato al que fuí a solo dos días de la muerte de mis padres y hermano, ellos eran mi única familia y perderlos dejo una marca muy grande en mi vida.
Quizás, no hubiese podido lidiar con ese dolor de no ser por él, Cam llevaba en aquel asqueroso lugar cinco años cuando yo llegué. Él fue el único apoyó emocional, cuando nadie estaba, Él es mi familia ahora.
—...¿Me éstas escuchando am?—pregunta cam, sacandome de mis pensamientos. Lo miré por unos segundos con confusión.
—Lo siento, pero no.– dije soltando un risita nerviosa y ganandome una mirada reprobatoria.
—¿Que si quieres que me quedé en tu departamento hoy? te veo un poco distraída. ¿Necesitas compañía?– pregunta conciliador.
—No te preocupes Cam, sólo estoy pensando, nada más, quedate en tu casa, sabes que si necesitara de tu ayuda te lo diría. Estoy bien.– respondí mirandolo distraída.
El rechinar de unos neumáticos seguidos de el estruendoso sonido de un claxón me alertan pero antes de que pudiese reaccionar los dedos de Camerón se enredan en mi antebrazo y me jalá con demasiada fuerza hacia atras.
Siento mi pecho subir y bajar muy rápido, siento él corazón palpitar apresuradamente, mis piernas flaquean a causa del sustó pero simplemente de mi boca no sale absolutamente nada. La voz de Cam –preguntando miles de cosas que en este preciso momento no logró descifrar– suena lejana, muy lejana y sólo puedo ver sus labios moverse, hasta que decido colocar la mirada en el auto que casi provocó mi muerte.
Nadie ha bajado. A una muy poca visibilidad debido a que los cristales del auto son polarizados, puedo ver al chofer del mismo, aún lleva las manos en el volante. El auto es negro, imponente, lujoso, el auto de un millonario sin duda.
—¡Hey! ¡Am! ¡Ámbar! ¡Dime algo! ¿¡estas bien!?– la voz desesperada de Camerón, ahora más fuerte me hace volver la mirada a él y asentir.
—S-si — carraspee para tratar de quitar el miedo que estaba impregnado en mi voz—Estoy bien— logró decir al poder controlar un poco mi voz.
—¡Dios! Pequeña, me has dado un buen sustó ¿Como no te fijas al cruzar la calle?— dice más calmado.
—No pasó nada. Vamos o llegaremos tarde al trabajo– digo y ambos emprendemos nuevamente el camino, pero sintiendo una penetrante mirada desdé el auto que casi me mata, giró mi vista en su dirección aún sin poder ver nada, siento que desde el auto me miran muy intensamente.
****
La hora sobrepasaba la media noche, estaba exahusta, pero áun me faltaba una última mesa por limpiar para poder irme a casa.
—¡Hey! Ámbar ¿me estas escuchando?–—pregunta cam, llamando mi atención y asiento aunque definitivamente no lo había escuchado.— ¡mientes!— exclamá, conociendome a la perfección— tranquila, pequeña, solo fue el susto, te aseguro que nadie te estaba mirando. El muy cobarde ni siquiera se atrevió a salir del auto.– añadió segundos después. Cuando seguimos el trayecto a la cafeteria después del suceso, le conte a Camerón que sentía que desde el interior del vehículo alguién me observaba y me dijo exactamente lo mismo que ahora.
—Si, talvez fue solo el sustó...—susurré terminando de ubicar la última silla sobre la mesa— ya he terminado, cam, ¿y tú?—pregunté mirándolo terminar de limpiar la barra.
—Si, ya terminé ahora si nos podemos ir— respondió, ambos nos dirijimos a la habitación de empleados por nuestras cosas y de pasó avisarle a la dueña de la cafeteria que ya habíamos acabado nuestras tareas y retirarnos.
Salimos de la cafetería, no sin antes despedirnos de nuestros compañeros que áun seguían con su labor, y emprendimos camino a casa.
La cafeteria no estaba muy lejos de casa, sólo eran dos cuadras del lugar para llegar a mi departamento, y una más para llegar al edificio donde vivía Camerón.
En la zona aún transitaban personas y autos apesar de la hora no era para nada extraño ya que vivíamos y trabajábamos en pleno centro de la ciudad.
—¿Crees que si nuestras familias estuvieran con nosotros las cosas serían distintas?– la pregunta tan repentina de Camerón hizo que lo volteara a ver, tenía las manos metidas en los bolsillos de su sudadera y la mirada puesta en el piso, estaba pensando en sus padres.
Un poco de tristeza me invadio, al recordar a mi familia, y un poco del mismo sentimiento mezclado con algo de resentimiento hacía la madre de Cam, porqué su historia sin duda no era la de una familia muerta con un único sobreviviente como la mía, no, su historia es la de una pequeña familia de tres integrantes; Padre, Madre e hijo, eran una familia feliz, hasta que a los nueve años de Cam, su padre fallece en manos de unos delincuentes que le arrebataron la vida, la madre sin saber que hacer, dolida por la muerte de su esposo y en un arrebató de cobardia deja a su pequeño niño en las puertas de un orfanato.
—En definitiva hubiera sido muy diferente– susurré con delicadeza, mirando al frente.
—Para tí hubiese sido diferente porque a tí si te querían, en cambio para mi hubiera sido una completa mierda– dijo dolido, y lo abracé.
—Me duele mucho que mi familia haya muerto, no tienes idea de cuanto me duele, pero gracias a eso te conocí a tí, Cam, y gracias a tí he aprendido a vivir con el dolor de no tenerlos– susurré contra su pecho–la mujer que te dió la vida, no sabe a todo a lo que renunció por cobarde.
—No sé que hubiera hecho si tu no hubieras llegado a ese lugar, am– dijo con la voz ahogada. estaba llorando.
Me separé un poco de su cuerpo y le di una sonrisa para luego depositar un beso en su mejilla.
Ambos reiniciamos la caminata pero esta vez abrazados y en silencio, ambos imaginando como hubiese sido nuestra familia si no hubiran ocurrido las desgracias que nos pocisionaron en el lugar en el que estabamos ahora. Imaginando como se sentiría que tus padres se sintieran orgullosos de tí, o salir a algún lugar con tu hermano, el vivir con mi familia y no sóla, estudiar en la misma universidad en la que quería estudiar mi hermano antes de morir y no en la que estudió yo ahora o simplemente ser parte de una familia.
Mi unica familia ahora es Cam.
Una sonrisa triste se dibujo en mis labios y levanté la vista justo cuando estaba llegando a la puerta de mi edificio.
—Sana y salva hasta tu hogar— dijo Camerón mostrando una sonrisa que no llegó a sus ojos.
—Gracias Cam, te quiero.—dije abrazándolo de nuevo.
—También te quiero, pequeña, pero vamos entra, entra, para que duermas algo y no se te haga tarde para ir a la universidad—dijo y lo solté. Me adentre al edificio, saludé al portero y seguí mi camino hasta el ascensor, mientras esperaba que abriera las puertas giré para mirar a Cam atraves del cristal que dividia el living del edificio de la intemperie, áun seguía allí fuera esperando que yo subiera al ascensor como siempre para él irse tranquilo
Le sonreí y él me devolvió el gesto, el ascensor se abrió y yo volví a dar la vuelta para subir y luego pocisionarme de nuevo del mismo modo; observandolo a él, las puertas Empezarón a cerrarse y antes que lo hicieran por completo miré el auto estacionado frente al edificio, ese que estaba justo a las espaldas de Camerón.
Era el mismo auto que hace unas horas casi me atropella.
No podía dejar de pensar en el auto que había visto la noche anterior, era idéntico, estoy segura que era el mismo auto, pero Camerón no creé lo mismo.Ayer después de mirar el auto, inmediatamente llamé a Camerón por el celular, le dije sobre el auto que segundos antes de que se cerraran las puertas del ascensor, estaba detrás de él, y su respuesta fue; "Estas un poco paranoica Am, te aseguró que no era el mismo auto."En toda la noche no pude dormir pensando en ello.El sonido de mi movil indicándo que estaba recibiendo una llamada me hizo volver de mis pensamientos y buscar el aparato ruidoso con la mirada, hasta que lo ubique en la barra americana de la cocina del departamento.-¿Hola?- dije apenas descolgué la llamada.-¿Estas lista? Ya estoy llegando.- habló Camerón al otro lado de la linea.Definitivamente no estaba lista, sólo me había bañado, pero ni siquiera la ropa interior tenía puesta, lo único que tapaba mi cuerpo era una toalla.-Si- mentí descaradamente - ya casí termin
Habían pasado cinco días. Hoy era la cita de Camerón y Melissa. -una chica muy dulce de la Universidad- Camerón y yo teníamos el día libre en la cafeteria, él lo pasaria con Meli y yo estaría toda la tarde viendo peliculas en mi departamento.-Cam, sal rápido, se te hará tarde, para recojer a melissa-dije ya aburrida de estar sentada en el sofa de la sala de estar de su departamento mientras él se vestia en su habitación.-¡Ya!- exclamó saliendo de la habitación- ¿que tal me veo?- preguntó curioso con un poco de nervios.Camerón estaba vestido con unos Jean negros ajustados, una camiseta blanca y una chaqueta negra, sus zapatos También eran negros, se veía más guapo de lo normal.-¡Estas precioso!- él rió - definitivamente la vas a enamorar Cam- le dije con una sonrisa.-Eso espero pequeña, eso espero- susurró con nerviosismo-vamos te dejaré en tu edifició.-No, dejame en el supermercado que esta a cerca, tengo que comprar algo de dulces para entretenerme el restó de la tarde.Él rió
Me quedé inmóvil, no podía hacer nada más, que mirar sus asombrosos ojos azules. Eso ojos que me miraban de una manera que no lograba comprender, pero que causaban un sin número de sentimientos encontrados, pero sin duda miedo era lo que más sentía.—Sueltala y retirate—habló sin quitarme la mirada. Su voz era muy masculina.Apenas acabó de decir aquellas dos palabras dejé de sentir la presión que ejercían los brazos del hombre que me sujetaba. Cuando sentí mis pies tocar el frío mármol del piso un leve escalofrío me recorrió completa.—Hola, Ámbar — dijo una vez que la puerta del lugar había sido cerrada. Cuando escuché mi nombre de sus labios no pude sentirme de otra manera que no fuera cohibida.–¿No me saludaras, pequeña?— inquirió, después de varios segundos en los cuales no hubo respuesta de mi parte.—Quiero irme— Conseguí decir después de varios segundos. El miedo me embargaba, él miró por un momento y luego se levanto de su lugar.Su altura era prominente, me sacaba aproximad
Habían pasado alrededor de dos horas desde que hablé con aquel hombre de cabellos rubios y ojos azules, del cual lo único que sabía de él es que al parecer su nombre es Rey.Después de que la conversación que teníamos culminara me tomó de la misma manera que el otro hombre -que tal parece es su empleado- y acuestas, me llevó a la habitación dónde me había despertado.La noche ya había caído, y al parecer muy pronto caería una gran tormenta. Durante todo el tiempo que tenía en la habitación no había hecho más que llorar si parar mientras miraba por la única ventana del lugar.Sentía las orbes caliente y cansadas, los párpados pesados y no hacía más que pensar en Camerón ¿Sabría Cam, que me habían secuestrado? ¿Me estaría buscando?Escuché que la puerta de entrada era abierta y seguidamente la voz del maldito hombre que me había sacado de mi hogar inundó el lugar.—El rey, te a mandado a buscar— dijo serió, se refería al hombre de ojos azules como “el rey” lo que me hizo caer en cuenta
Había pasado una muy mala noche, la verdad, ni siquiera he podido pegar un solo ojo, lo único que he hecho en estas horas de oscuridad y silencio es llorar, hacerme un ovillo en la cama y llorar hasta no poder más.Hace apenas unos minutos que el sol había salido, talvez son las seis o siete de la mañana. Podía escuchar unos muy leves sonidos que provenían de la planta de abajo.Me levanté de la cama y me dirigí al cuarto de baño que estaba en la habitación. Al entrar lo primero que divise fue mi reflejo en el espejo, un reflejo que no mostraba ni la mitad de la mujer que era hace algunas horas atrás, pues, simple y sencillamente la imagen que se vislumbraba en el espejo era la de una chica ojerosa, con los ojos, nariz y mejillas completamente rojas de tanto llorar, con el cabello largo hecho un gran desorden, la mirada llena de tristeza y muchas otros sinónimos de la palabra.Me lavé la cara y los dientes, salí del cubículo, sentía una enorme necesidad de ducharme pero no tenía nada
Una vez que el “Rey” -como lo llamaban todos- terminó su desayuno, se levantó y sin medir ningúna otra palabra se retiró del comedor, y posteriormente la puerta que supusé era la de la entrada, fue abierta y luego cerrada.Me quede unos minutos sentada en la mesa y luego salí del comedor con la intensión de buscar una salida, pero apenas puse un pies fuera del lugar la voz del hombre que parecía mi niñera me sorprendió y acto seguido me tomó del brazo y me trajo a la habitación.Estaba mirando por la ventana. El día estaba nubloso al parecer iba a llover en cualquier momento, desde mi lugar podía ver claramente a tres hombres armados, estoy segura que hay más pero desdé aquí solo podía ver a esos tres. De esos tres hombre podía ver que dos se llevaban mal, pues uno de ellos intentaba separarlos a cada momento mientras que los otros no hacían más que mirarse desafiantes y dirigirse palabras que desde mi lugar no podía escuchar.Mirar eso era algo nuevo, por ende interesante. La puerta
Sentía su pecho subir y bajar con enojó, eso incrementaba el miedo en mí y por ende las lágrimas que caían sin parar por mis mejillas. Tenía miedo, no sabía que podía hacerme el rubio maldito una vez que llegaramos a la habitación donde me mantenía encerrada.Cuando llegamos a la casa pude divisar a varios hombres que me miraban como si ubiese firmado mi sentencia de muerte, eso me llenó áun más de nervios. El rubio siguió caminando hasta la puerta de entrada de la mansión y entró, en el recibidor del lugar estaban la señora Carmen y otras tres chicas que no conocía.No dijeron nada, la señora Carmen solo me miró con lástima, dos de las otras chicas miraban cualquier otro lugar que no fuera el mio, mientras que la chica restante, me miraba con burla, insuficiencia y otros sentimientos que no logré descifrar, ya que el ojiazul camino directo a las escaleras.Al llegar a la habitación, entró y se aproximó a la cama, mis lágrimas seguían bajando por el miedo que sentía, pero mi sorpresa
Los rayos del sol se colaban por la ventana y daban justo en mi cara. Intenté abrir los ojos pero la luz me lo impedía. Mi cabeza dolía enormemente, sentía mis sienes palpitar.Quise a moverme en la cama, pero el dolor en mi cuerpo me lo impidió. Sentía como si un auto me hubiese pasado por encíma. Giré el rostro al lado contrario de dónde los rayos de sol me impedían ver, parpadee un par de veces para acoplar mi vista a la nueva claridad.Mi corazón dejó de latir por unos segundo y casi inmediatamente reanudó su marcha a un ritmo descomunal. Tan rápido como pude me levante quedando sentada sobre la cama, con las rodillas pegadas a mi pecho y el edredón cubriéndome.Mis ojos estaban abiertos a más no poder, podía sentir los latidos de mi corazón en la parte de atrás de mis orejas; Él estaba dormido boca abajo en el lado derecho de la cama, y como si de flashes se tratase los recuerdos de la noche anterior llegaron a mí mente. Pero solo podía recordar hasta dónde él me trajo a la habi