capitulo 23
Máximo

Llegué a casa y tomé a Alai en brazos para acostarla en la cama. Llamé al médico para que viniera y la revisara, ya que la veía muy quieta. El doctor llegó, la revisó y me dijo que todo estaba bien, que lo más probable era que ella hubiera tenido una crisis nerviosa. Le aplicó unos calmantes y me dijo que necesitaba reposo.

Me recosté a su lado y acaricié su rostro. Pobre de mi ángel, todo lo que has tenido que pasar y por mi culpa. Tamara llamó para saber cómo estaba su amiga y le dije qué fue lo que pasó. Ella me dijo que si pasaba algo no dudara en llamarla.

A la mañana siguiente me levanté temprano. Alai todavía estaba dormida, así que decidí ir por eso. Desayuné ya que ayer no comió nada. Le dejé el desayuno y me dirigí a la oficina. Al llegar, sentí cómo la sangre me hervía al ver al hombre que estaba en mi oficina.

—¿Qué haces aquí, Matías? —Él se volteó y sonrió.

—Vine a verte, amigo, y a preguntarte cómo está mi pequeña. Lamentablemente tuve que viajar y no he podido en
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