En timbre me sobresalta sacándome de mis recuerdos. Me pongo de pie y abro para encontrarme con Celeste Thompson.
Mi madre.
—Veo que madrugaste—Comento cuando la dejo pasar.
—Sabía que estabas despierta
Camina hasta la cocina y deja una bolsa, el periódico antes de servirse, una dosis de café.
—Sé que te gusta ir sola al cementerio, pero hoy quiero acompañarte.
La miro des el otro lado de la encimera y no digo nada. Trato de que mi dolor no sea muy evidente.
—No tienes, porque hacerlo.
—Davina—Suspira mi madre—Tú perdiste a tu esposo y a tu hijo— Comienza y el familiar dolo se filtra en mi pecho. Respiro profundo para mantenerlo a raya.
—Mamá—Niego.
—Yo perdí a mi nieto, un yerno y en cierto modo, perdí a mi hija— Su voz se quiebra— Sé que la sicóloga te ayudo a sobrellevar todo esto, pero también tienes que salir de tu caparazón y vivir, mi amor.
—Yo vivo bien, mamá.
—Estar aquí la mayor parte del Tiempo y dar clases en línea no es vivir, cielo. Dejaste el instituto. Ya no te diviertes y te alejaste de todos.
—Estoy bien así.
—No lo estás
Insiste y una parte de mí sabe que sus palabras son ciertas ¿Hace cuánto no salgo por un café con una de mis amigas? No recuerdo menos recuerdo cuando fue la última vez que salí a cenar o divertirme Sentirme vivo cada día un paso a la vez porque sencillamente no sé cómo vivir de otra manera.
—Davina.
La voz de mi madre tiene un toque de enojo, pero sus ojos denotan miedo. Suspiro.
—No pienses cosas raras. Sé que temes por mi vida. Pero no soy una depresiva.
Me mira en silencio buscando la verdad. Pero esa es la verdad.
—Es solo que no sé cómo comenzar de nuevo.
Asiente con una mirada comprensiva.
—Es momento de empezar a vivir y lo primero. Es que necesitas un trabajo mejor pagado cielo.
Asiento. La verdad es que no me quejaba de mi trabajo como profesora en línea, para adultos que querían terminar su educación básica. Tenía un horario flexible, pero la paga era malísima.
—Piensas que Mike y Jeremy querrían que siguieras adelante.
—Voy a cambiarme y podremos irnos— murmuro saliendo de la cocina.
⭐⭐⭐⭐
Mi madre y yo caminamos en silencio por el sendero que lleva al descanso final de mi esposo e hijo. Al llegar a nuestro destino me arrodilló lentamente y con paciencia comienzo a limpiar las hojas secas sobre las tumbas. Retiro las flores secas antes de acomodar margaritas en las tumbas.
La de Mike dice en el epitafio.
Aquí. Yace mi Amado.
En la de Jeremy se puede leer.
Aquí. Está la mitad de mi Alma.
Sin decir nada. Mamá me ayuda a limpiar las hojas, pero a diferencia de otros años. Hoy no siento que me muero al venir aquí. Esta vez, siento algo que no sé explicar.
¿Resignación?
Tal vez.
Nunca superaré la perdida de mi hijo.
Algunas veces me culpo. Otras, culpo a Mike y hay veces en las que culpo al camión que se estrelló con el coche donde iba con mi familia.
Mike lucho por dos días. Hasta que murió a causa de complicaciones. Se fue sin saber que Jeremy había muerto. Mi bebé no soportó el impacto y lo perdí de inmediato, yo estuve en cuidados intensivos durante dos semanas para despertar y sumergirme en una pesadilla.
—Me pregunto. Si de no estar discutiendo con Mike aún seguiría aquí—Hablo en Voz alta.
Mi madre pone su mano en mi hombro y lo aprieta suavemente en señal de consuelo.
—El hombre del camión se quedó sin frenos mi vida, no es culpa de nadie— El conductor del camión no llevaba cinturón. Sufrió muerte cerebral.
—Quiero que vivas de nuevo. Que brilles como siempre lo has hecho. Quizás conocer a alguien—Niego.
—No creo estar lista para ese paso— Respondo mirando con melancólica mis anillos de bodas que todavía llevo y colgado en mi cuello, llevo la argolla de Mike.
Después de limpiar ambas tumbas nos sentamos en césped y hablamos de todas las ocurrencias que mi Jeremy, también de como su mirada dulce podía conmigo y lo travieso que era. También hablamos de Mike. A pesar de nuestra vida ajetreada, éramos un matrimonio que se amaba y aunque lo último que descubrí de mi marido no era bueno. No puedo no amarlo y agradecerle lo feliz que me hizo y el hermoso hijo que me dio.
Mike había sido un niño huérfano que creció sin familia. Solo una tía lejana que vio por él hasta los dieciséis. Así que la única familia de él éramos nosotros. Mamá lo acogió y mi hermano lo trato como un gran amigo.
A medio día partimos del cementerio para almorzar en un pequeño restaurante italiano.
—Dorian me llamo anoche—Comenta mi mamá mientras remueve su pasta a la carbonara.
—Me envió un mensaje diciendo que no podría verme hoy—Asiento.
Mi hermano mayor era un médico genetista que trabajaba para el laboratorio Baker’s de genética y fertilidad ubicado en el centro de Austin.
—Lo cierto es que hablamos y me dijo que te había encontrado una buena oportunidad— Frunzo el ceño.
—No me dijo nada.
—Quiere que asistas a una entrevista de trabajo para su jefe. Este necesita una tutora— Niego.
—Dice que la paga es buena—Insiste—Me dijo que le hablo de ti a su jefe, y él quiere entrevistarte.
—Mamá—Mi tono demuestra algo de enfado.
—Vamos Davina. Ve y me dices que las prestaciones no son buenas.
La miro un momento. Sus ojos marrones iguales a los míos me miran suplicantes. De hecho, me parezco a mi madre, ambas tenemos el cabello negro, la diferencia es que mi cabello es rizado y soy un poco más alta que ella con mi uno sesenta y cinco. Y mientras ella es delgada yo soy algo curvilínea con senos algo grandes los cuales acabaron con mi carrera de bailarina de ballet cuando tenía quince años y, si en algo más somos parecidas, es lo terca y sé que no me dejara hasta que vaya a la dichosa entrevista.
—¿Cuándo es? — Pregunto resignada tomando algo de mi lasaña.
—No me dijo. Solo dijo te avisara y si aceptabas le escribieras y te daría los detalles— Maldito cobarde. Resoplo.
—Bien. Lo hago solo por ti y no por el cobarde de tu hijo —Señalo. Ella se ríe bajo porque sabe que amo a mi hermano y me encanta ser la hermana menor insolenté y quejumbrosa para sacarlo de quicio.
Sencillamente, no puede amarme menos y el sentimiento es mutuo.
—Estoy segura de que te irá bien en la entrevista.
Me encojo de hombros. Quizás este podría ser el nuevo comienzo del que mamá habla.
ROMAN POV. —La-la-la-la-la... —¡Ya basta! — exclamo haciendo callar a mi hija—Esta vez no cederé a tus berrinches, Paloma. Te pasaste al ponerle chicle en el cabello a tu niñera. Mi hija de nueve años está de pie en medio de mi oficina en casa y me mira con disgusto. Sus ojos verdes están húmedos por lágrimas no derramadas. —La señorita Hill renuncio. Es la tercera que renuncia en un mes—Hablo desde mi silla. —No quiero una niñera. Las odió— Refunfuña. —En eso estamos de acuerdo mi pequeña dama. Lo que necesitas es una institutriz que te meta en vereda. Ya que no me prestas atención. Necesitas alguien que te enseñe algo de disciplina porque está visto que no quieres acatar mis órdenes. —Roman. La voz de mi ex-cuñada y tía de Palomas irrumpe en mi oficina. Irina es la hermana de mi exmujer. Ella, está al pendiente de Paloma en ocasiones. Eso después de que Julia me dejara hace un año por un pianista y se olvidara de su hija. —Tía —Paloma corre a sus brazos y oculta su rostro—Pa
Después de mucho pensarlo y de una charla con mi hermano, Dorian. He decidió aceptar asistir a la entrevista con el señor Baker’s.Mi madre tiene razón. Debo comenzar a dar pequeños pasos y así salir adelante.Jamás me repondré de tal perdida. Pero debo aceptar que la vida sigue y ni Jeremy ni Mike querrían verme escondida del mundo y dejando pasar mi vida, cuando puedo hacer algo mejor con ella.Cuando el GPS me indica que he llegado a mi destino. Miro con asombro una valla enorme.¡Es una m*****a finca!Digo mi nombre al guardia que está apostado en la entrada y con nerviosismos espero.—El señor Baker’s la está esperando —dice sin cambiar su gesto.—Gracias —murmuro.La verja se abre y subo mi coche por el sendero arbolado. La vista es hermosa y majestuosa. Sin duda una de las mansiones más hermosas que he visto.Estaciono junto a un todoterreno y Después de respirar profundo tomo mi bolso y el dosier.Repaso mi atuendo.Un vestido a la altura de las rodillas, en color gris con zapa
—¿Va a llevar esto? Las palabras vienen de mi madre, que me está ayudando con el equipaje que llevaré a la casa de los Baker’s. Ayer, luego del incidente con Paloma me fue imposible que se abriera conmigo. Pero, es normal y sé que tengo un duro trabajo por delante. Miro la camiseta que mi madre me tiende y la tomo. —¿Crees que llevo mucho equipaje? —murmuro mirando alrededor. —No —sonríe —Solo que hace mucho no haces un equipaje. Asiento. Me acerco hasta la comoda junto a mi cama y la abro. Dentro está la manta preferida de mi hijo, la cual se quedó conmigo. Huele a él y es lo más preciado que tengo del mismo. Una sonrisa se desliza por mi rostro al recordar lo que amaba el trozo de tela. Tomo una fotografía familiar de Mike, Jeremy y yo de su último cumpleaños. Y las llevo a la maleta. —Creo que es todo —susurro. —Vas a estar bien. Asiento. El timbre de la puerta principal suena. —Debe ser tu hermano para despedirse. Sonrío. Cierro mi maleta y segundos después mi herma
Bajo las escaleras y escucho la risa de Paloma que proviene del salón.Sé que debí ser más tajante, pero no quiero problemas con la mujer y no sé qué tan permisivo en Román en cuento a su cuñada.Me dirijo a la cocina donde Lola y la otra chica de servicio, Gail, están. Lola se encuentra sentada en la mesa del rincón con una taza de café y un poco de pastel de arándanos.Gail está preparando una bandeja con leche, café y pastel que llevara al salón.Me acerco a la cafetera y me preparo un expreso antes de sentarme junto a Lola que me ignora.La miro en silencio unos segundos antes de suspirar.—¿Le caigo mal? — inquiero.Los ojos oscuros de Lola se levantan de su café y me clava la mirada en silencio.—¿Qué la hace pensar eso?—Tal vez la forma en que me mira—. Hablo— Como si fuera la m****a en sus zapatos.Escucho la risa de Gail que cesa cuando Lola la mira mal.—¿Quiere que le diga la verdad, señorita…?—Davina. Por favor, soy Davina— la corto.—Verás, Davina. Es simple, no veo la n
La expresión de Paloma me dejo claro que no estaba feliz con el castigo impuesto por su padre.Roman le exigió una disculpa para mí. Lo hizo a regañadientes antes de desaparecer.El resto de la tarde la paso en su habitación luego del incidente. Irina, la tía de Paloma, se fue después del intercambio que tuvo con Roman. Es la hora de la cena y estoy sentada en el taburete de la cocina comiendo mi cena.Siento la mirada de Lola sobre mí, pero decido ignorarla.Si ella no quiere ser amable, yo tampoco lo seré. En cambio, Gail se sentó conmigo y hemos estado hablando sobre ella.—¿Has ido alguna vez a una noche de karaoke? — Inquiere antes de tomar un bocado de su fettuccine.Me rio.—No. Nunca he ido a un lugar así.—Vente conmigo este sábado por la noche —susurra —el domingo es mi día libre. Así que lo aprovecho para ir por unos tragos.—No lo sé —miro mi plato.—¡Venga! La vamos a pasar genial. —Insiste— Te prometo que vas a regresar a tu casa, sana y salvo.—Lo voy a pensar y te avis
No sé qué hago aquí. Por más que me negué. Sabía que debía acompañarlos. Así que me vestí cómoda para la ocasión y los seguí. Ahora estoy de pie mientras veo a Paloma reír en el carrusel mientras come de su algodón de azúcar. Le doy un sorbo a mi gaseosa y tomo asiento en uno de los bancos mientras Roman la mira de cerca. Su expresión es feliz. Ver a su hija divertirse debe ser un alivio para él. Cuando la atracción para. Paloma se baja con una enorme sonrisa antes de llegar a su padre y este la recibe con gusto. La escena me estruja un poco el corazón. Y por inercia me llevo la mano a la cadena donde descansa el anillo de Mike. —Te extraño —susurro como si él pudiera escucharme. —¿Podemos comer un hot dog? —inquiere Paloma mientras se acerca terminando su algodón de azúcar. —Claro y una indigesta estomacal —replica Roman. Reprimo mi carcajada. Y paloma hace una mueca de asco. —¿Por qué mejor no subimos a la montaña rusa? —¿No es muy chica? Roman niega. —Hay una en la que e
Paloma e Irina están en la habitación de la primera. Así que, después de una ducha rápida, ahora me siento mejor. Llevo puesto un vestido negro, a la altura de mis rodillas y encima, el apron.Me calzo unas bailarinas negras, me miro al espejo y no puedo evitar pensar en las palabras de Roman.—¿De verdad, Davina?Niego.Alejo mis pensamientos de mi jefe, el hombre que en definitiva no puedo pensar. Además, yo no estoy aquí para otra cosa que no sea ayudarlo con su hija.Sin embargo, no puedo negar que siento algo de curiosidad de saber quién es la invitada de Roman que ha hecho que Irina ponga cara de asco.Salgo de la habitación y no escucho algo fuera de lo común. El silencio predomina en esta enorme casa.Lo que me indica, que Roman debe de estar trabajando en su oficina o en el laboratorio.Esta mañana me sorprendí al enterarme de que, el hombre, si bien maneja una clínica de genética, lleva sus proyectos en un laboratorio privado que posee dentro de esta propiedad. Por eso la se
Han sido un par de días largos.Paloma ha cambiado su actitud serena y ha vuelto a su habitual rebeldía. Es como si las visitas de Irina marcaran un antes y un Después en el comportamiento de su sobrina.Sé que Roman lo nota y por más que hable con ella del asunto Paloma está en una actitud muy hostil. Yo intento ser paciente solo por el hecho de que Hoy comenzó la terapia con Roman y la nueva psicóloga.Espero que todo esto le ayude a poner límites y a Paloma mejorar su comportamiento.Miro la hora y mi día ha terminado. Así que, me voy por una ducha y quitarme el cansancio del día. Me relajo bajo el agua y Después de lavarme el cabello me siento relajada. Como aún es temprano decido bajar por una taza de té y leer un poco aquí arriba.Con mis pantalones y camiseta de franela como pijama y el cabello húmedo bajo a la cocina donde ya Gail y Lola no están. Mi relación con esta última es mínima. La mujer aún piensa que no voy a durar mucho aquí.Enciendo la luz de la cocina y enciendo l