Houston, Texas.
El sonido de la ciudad despertando se filtra por la cornisa de mi habitación mientras aún estoy en la cama. No es como si estuviera durmiendo y fuera un amanecer donde levitamos con la sensación de que será un espléndido día.
No.
Me quedo mirando el techo de mi habitación y cierro los ojos cuando la decepción de otra mañana sola, me hace recordar mi realidad.
Ofuscada conmigo y con la vida salgo de la cama, apago el despertador que debería haberme despertado dentro de un par de horas más. Después de una parada en el baño, bajo hasta la cocina donde enciendo la cafetera y me quedo mirando la nada un momento.
Hoy. Hace tres años que mi vida cambió radicalmente.
Cierro los ojos y reprimo las lágrimas que quieren brotar en el silencio de mi solitaria casa.
Flashback.
—Hoy. Quiero agradecer a todos los presentes por reunirse con nosotros en este lugar para homenajear un logro más de mi esposo—Digo mirando a Mike que está a mi lado. Me ve con una sonrisa—Sé que tuvimos tiempos difíciles, pero la dedicación de mi esposo ha rendido sus frutos.
El pequeño restaurante estalla en aplausos y chiflidos de nuestra familia y amigos.
—Te lo mereces Mike— Alaba mi hermano Dorian.
—¡Viva mi papi! —Secunda nuestro hijo Jeremy, de seis años, ganando risas de todos, incluida la mía.
—Bien.
Continuo. Levanto la copa y miro los ojos negros de Mike. Esté me guiña
—Quiero desearte todo el éxito por haber conseguido ser socio en la firma de abogados Philips. Te mereces eso y más—Se pone de pie y me da un suave beso en los labios.
—Gracias, cielo—Susurra pegado a mis labios antes de mirar a los presentes.
—Sin dudas, esto no sería posible sin la ayuda de mi esposa. Davina es la que me impulsa a continuar con todo esto y espero que hoy sea el comienzo de una nueva vida—Sus ojos me miran con amor.
Fin de flashback.
Ahogo un sollozo cuando la cafetera comienza a llenar mi taza y enojada, limpio mis lágrimas.
—Cuánta razón tenías, Mike—Susurro—Ese día fue el inicio de una nueva vida.
Me siento en el sofá del salón mientras sorbo mi café y espero paciente a que mi timbre suene como lo hace en esta fecha y me sumerjo en mis recuerdos.
Flashback.
—Mami. Estoy cansado—Mi hijo Jeremy llega hasta donde estoy sentada hablando con mi madre, en el restaurante después de comer el almuerzo de celebración por el ascenso de Mike.
—Vamos a preguntarle a papá si nos vamos— Comento y me mira con sus ojitos de cachorro iguales a los de su padre.
—Ven con la abuela tesoro—Mamá lo toma de mis brazos y lo sienta en su regazo para así poder buscar a Mike. El restaurante es pequeño y es propiedad de un amigo de la familia y lo cerró para nosotros esta tarde. Por lo tanto, solo hay conocidos. Camino por el lugar y las risas en la parte trasera llaman mi atención, así que voy a ver.
Encuentro a Mike junto a un compañero de trabajo que no conozco. Voy a hablar cuando veo que Mike se inclina sobre una de las mesas traseras y aspira algo de ella.
Incrédula, veo que su amigo hace lo mismo y es cuando me doy cuenta de que están esnifando cocaína.
—¡Mike! —Mi voz suena irritada cuando camino hasta ellos.
—Bebé—Comenta como sí no lo hubiera visto.
—Se puede saber ¿Qué m****a te pasa? —Demando—¿De verdad estás consumiendo cocaína con este idiota?
—Un poquito más de respeto—Réplica el idiota, pero lo callo con una mirada asesina. El hombre al ver mi expresión se levanta de la silla y entra al restaurante dejándonos a solas con mi esposo.
—No hagas un drama de esto—Espeta mi esposo una vez solos.
—Verte esnifando cocaína no es un drama.
Mike pone los ojos en blanco antes de mirarme serio.
—Me relaja y alivia el estrés. Llámalo, medicinal.
—Medicinal ¡Una m****a! Mike Thompson ¿Desde cuándo consumes?
Resopla y me mira ofendido.
—Papi. Tengo sueño—La voz de Jeremy nos interrumpe. Este corre hasta su papá que lo toma en brazos.
—Vamos a casa —Anuncia.
—Nosotros nos vamos en taxi Hablo acercándome hasta él con la intención de tomar a Jeremy, pero Mike se aleja. Lo sigo con la mirada y me encuentro con mi mamá en la puerta.
—¿Todo bien, hija?
—No lo sé—Respondo en voz baja. Camino hasta ella y dejo un beso en su mejilla. —Te llamaré esta noche.
Ella asiente sabiamente.
Me despido de los invitados y camino hasta el estacionamiento con la intención de tomar a mi hijo y tomar un taxi, pero cuando llego Jeremy está en su silla y duerme profundo. La luz del día está desapareciendo para darle paso a la noche.
—Sube al coche Davina me ladra enojado Mike.
—Nosotros, no nos vamos contigo.
Resopla molesto y camina hasta la puerta del conductor de su coche.
—Vienes con nosotros o puedes irte sola—Habla molesto al igual que yo. Sin embargo, subo por Jeremy.
—No soy un drogadicto Davina—Sus palabras salen una vez emprendemos camino—Solo la consumo cuándo estoy muy estresado y lo he estado desde que trabajo para conseguir el puesto que quiero
—Eso no es excusa. Yo trabajo en el colegio y cuido de Jeremy, no por eso, me vez consumiendo drogas.
Me mira como si no entendiera su argumento.
—Estoy bien cariño. No pasa nada—Alega deteniéndose en una intersección que lleva a casa y me mira de lado con una sonrisa tranquilizadora.
—No está bien, Mike— Protesto. Miro a Jeremy que está profundo— Tienes que dejar esa m****a antes de que esto acabe con nuestra familia—Susurro. Miro a Mike que no dice nada durante unos segundos.
—Estás siendo paranoica, cariño—Dice al fin.
Se endereza en el asiento y el coche avanza antes de que el ruido de un claxon nos sobresalte.
—¡Mike! —Grito viendo el camión que se dirige a nosotros antes de que todo se vuelva negro.
Fin de Flashback.
En timbre me sobresalta sacándome de mis recuerdos. Me pongo de pie y abro para encontrarme con Celeste Thompson.Mi madre.—Veo que madrugaste—Comento cuando la dejo pasar.—Sabía que estabas despiertaCamina hasta la cocina y deja una bolsa, el periódico antes de servirse, una dosis de café.—Sé que te gusta ir sola al cementerio, pero hoy quiero acompañarte.La miro des el otro lado de la encimera y no digo nada. Trato de que mi dolor no sea muy evidente.—No tienes, porque hacerlo.—Davina—Suspira mi madre—Tú perdiste a tu esposo y a tu hijo— Comienza y el familiar dolo se filtra en mi pecho. Respiro profundo para mantenerlo a raya.—Mamá—Niego.—Yo perdí a mi nieto, un yerno y en cierto modo, perdí a mi hija— Su voz se quiebra— Sé que la sicóloga te ayudo a sobrellevar todo esto, pero también tienes que salir de tu caparazón y vivir, mi amor.—Yo vivo bien, mamá.—Estar aquí la mayor parte del Tiempo y dar clases en línea no es vivir, cielo. Dejaste el instituto. Ya no te diviert
ROMAN POV. —La-la-la-la-la... —¡Ya basta! — exclamo haciendo callar a mi hija—Esta vez no cederé a tus berrinches, Paloma. Te pasaste al ponerle chicle en el cabello a tu niñera. Mi hija de nueve años está de pie en medio de mi oficina en casa y me mira con disgusto. Sus ojos verdes están húmedos por lágrimas no derramadas. —La señorita Hill renuncio. Es la tercera que renuncia en un mes—Hablo desde mi silla. —No quiero una niñera. Las odió— Refunfuña. —En eso estamos de acuerdo mi pequeña dama. Lo que necesitas es una institutriz que te meta en vereda. Ya que no me prestas atención. Necesitas alguien que te enseñe algo de disciplina porque está visto que no quieres acatar mis órdenes. —Roman. La voz de mi ex-cuñada y tía de Palomas irrumpe en mi oficina. Irina es la hermana de mi exmujer. Ella, está al pendiente de Paloma en ocasiones. Eso después de que Julia me dejara hace un año por un pianista y se olvidara de su hija. —Tía —Paloma corre a sus brazos y oculta su rostro—Pa
Después de mucho pensarlo y de una charla con mi hermano, Dorian. He decidió aceptar asistir a la entrevista con el señor Baker’s.Mi madre tiene razón. Debo comenzar a dar pequeños pasos y así salir adelante.Jamás me repondré de tal perdida. Pero debo aceptar que la vida sigue y ni Jeremy ni Mike querrían verme escondida del mundo y dejando pasar mi vida, cuando puedo hacer algo mejor con ella.Cuando el GPS me indica que he llegado a mi destino. Miro con asombro una valla enorme.¡Es una m*****a finca!Digo mi nombre al guardia que está apostado en la entrada y con nerviosismos espero.—El señor Baker’s la está esperando —dice sin cambiar su gesto.—Gracias —murmuro.La verja se abre y subo mi coche por el sendero arbolado. La vista es hermosa y majestuosa. Sin duda una de las mansiones más hermosas que he visto.Estaciono junto a un todoterreno y Después de respirar profundo tomo mi bolso y el dosier.Repaso mi atuendo.Un vestido a la altura de las rodillas, en color gris con zapa
—¿Va a llevar esto? Las palabras vienen de mi madre, que me está ayudando con el equipaje que llevaré a la casa de los Baker’s. Ayer, luego del incidente con Paloma me fue imposible que se abriera conmigo. Pero, es normal y sé que tengo un duro trabajo por delante. Miro la camiseta que mi madre me tiende y la tomo. —¿Crees que llevo mucho equipaje? —murmuro mirando alrededor. —No —sonríe —Solo que hace mucho no haces un equipaje. Asiento. Me acerco hasta la comoda junto a mi cama y la abro. Dentro está la manta preferida de mi hijo, la cual se quedó conmigo. Huele a él y es lo más preciado que tengo del mismo. Una sonrisa se desliza por mi rostro al recordar lo que amaba el trozo de tela. Tomo una fotografía familiar de Mike, Jeremy y yo de su último cumpleaños. Y las llevo a la maleta. —Creo que es todo —susurro. —Vas a estar bien. Asiento. El timbre de la puerta principal suena. —Debe ser tu hermano para despedirse. Sonrío. Cierro mi maleta y segundos después mi herma
Bajo las escaleras y escucho la risa de Paloma que proviene del salón.Sé que debí ser más tajante, pero no quiero problemas con la mujer y no sé qué tan permisivo en Román en cuento a su cuñada.Me dirijo a la cocina donde Lola y la otra chica de servicio, Gail, están. Lola se encuentra sentada en la mesa del rincón con una taza de café y un poco de pastel de arándanos.Gail está preparando una bandeja con leche, café y pastel que llevara al salón.Me acerco a la cafetera y me preparo un expreso antes de sentarme junto a Lola que me ignora.La miro en silencio unos segundos antes de suspirar.—¿Le caigo mal? — inquiero.Los ojos oscuros de Lola se levantan de su café y me clava la mirada en silencio.—¿Qué la hace pensar eso?—Tal vez la forma en que me mira—. Hablo— Como si fuera la m****a en sus zapatos.Escucho la risa de Gail que cesa cuando Lola la mira mal.—¿Quiere que le diga la verdad, señorita…?—Davina. Por favor, soy Davina— la corto.—Verás, Davina. Es simple, no veo la n
La expresión de Paloma me dejo claro que no estaba feliz con el castigo impuesto por su padre.Roman le exigió una disculpa para mí. Lo hizo a regañadientes antes de desaparecer.El resto de la tarde la paso en su habitación luego del incidente. Irina, la tía de Paloma, se fue después del intercambio que tuvo con Roman. Es la hora de la cena y estoy sentada en el taburete de la cocina comiendo mi cena.Siento la mirada de Lola sobre mí, pero decido ignorarla.Si ella no quiere ser amable, yo tampoco lo seré. En cambio, Gail se sentó conmigo y hemos estado hablando sobre ella.—¿Has ido alguna vez a una noche de karaoke? — Inquiere antes de tomar un bocado de su fettuccine.Me rio.—No. Nunca he ido a un lugar así.—Vente conmigo este sábado por la noche —susurra —el domingo es mi día libre. Así que lo aprovecho para ir por unos tragos.—No lo sé —miro mi plato.—¡Venga! La vamos a pasar genial. —Insiste— Te prometo que vas a regresar a tu casa, sana y salvo.—Lo voy a pensar y te avis
No sé qué hago aquí. Por más que me negué. Sabía que debía acompañarlos. Así que me vestí cómoda para la ocasión y los seguí. Ahora estoy de pie mientras veo a Paloma reír en el carrusel mientras come de su algodón de azúcar. Le doy un sorbo a mi gaseosa y tomo asiento en uno de los bancos mientras Roman la mira de cerca. Su expresión es feliz. Ver a su hija divertirse debe ser un alivio para él. Cuando la atracción para. Paloma se baja con una enorme sonrisa antes de llegar a su padre y este la recibe con gusto. La escena me estruja un poco el corazón. Y por inercia me llevo la mano a la cadena donde descansa el anillo de Mike. —Te extraño —susurro como si él pudiera escucharme. —¿Podemos comer un hot dog? —inquiere Paloma mientras se acerca terminando su algodón de azúcar. —Claro y una indigesta estomacal —replica Roman. Reprimo mi carcajada. Y paloma hace una mueca de asco. —¿Por qué mejor no subimos a la montaña rusa? —¿No es muy chica? Roman niega. —Hay una en la que e
Paloma e Irina están en la habitación de la primera. Así que, después de una ducha rápida, ahora me siento mejor. Llevo puesto un vestido negro, a la altura de mis rodillas y encima, el apron.Me calzo unas bailarinas negras, me miro al espejo y no puedo evitar pensar en las palabras de Roman.—¿De verdad, Davina?Niego.Alejo mis pensamientos de mi jefe, el hombre que en definitiva no puedo pensar. Además, yo no estoy aquí para otra cosa que no sea ayudarlo con su hija.Sin embargo, no puedo negar que siento algo de curiosidad de saber quién es la invitada de Roman que ha hecho que Irina ponga cara de asco.Salgo de la habitación y no escucho algo fuera de lo común. El silencio predomina en esta enorme casa.Lo que me indica, que Roman debe de estar trabajando en su oficina o en el laboratorio.Esta mañana me sorprendí al enterarme de que, el hombre, si bien maneja una clínica de genética, lleva sus proyectos en un laboratorio privado que posee dentro de esta propiedad. Por eso la se