ROMAN POV.
—La-la-la-la-la...
—¡Ya basta! — exclamo haciendo callar a mi hija—Esta vez no cederé a tus berrinches, Paloma. Te pasaste al ponerle chicle en el cabello a tu niñera.
Mi hija de nueve años está de pie en medio de mi oficina en casa y me mira con disgusto. Sus ojos verdes están húmedos por lágrimas no derramadas.
—La señorita Hill renuncio. Es la tercera que renuncia en un mes—Hablo desde mi silla.
—No quiero una niñera. Las odió— Refunfuña.
—En eso estamos de acuerdo mi pequeña dama. Lo que necesitas es una institutriz que te meta en vereda. Ya que no me prestas atención. Necesitas alguien que te enseñe algo de disciplina porque está visto que no quieres acatar mis órdenes.
—Roman.
La voz de mi ex-cuñada y tía de Palomas irrumpe en mi oficina. Irina es la hermana de mi exmujer. Ella, está al pendiente de Paloma en ocasiones. Eso después de que Julia me dejara hace un año por un pianista y se olvidara de su hija.
—Tía —Paloma corre a sus brazos y oculta su rostro—Papá no me quiere —gimotea como toda una artista.
—Lola me dijo que la niñera se fue es cierto.
Me mira con una astucia que no me gusta. Sus ojos claros se iluminan y me sonríe inocentemente, pero yo sé de qué pata cojea Irina Y está loca si cree que alguna vez podría acercarme a ella con intenciones amorosas.
Bufo.
—Podría quedarme con ustedes—Niego.
—Para mañana tendré a una tutora que se encargará.
—Sabes que puedo ayudar. Podría venir a vivir con ustedes.
—¡Sí! —Chilla Paloma, mirándola desde su posición.
—No hace falta. Sé que trabajo mucho, pero trato de hacer la mayoría del trabajo en casa.
Soy el dueño de los laboratorios Baker’s dedicados a la genética y fertilidad. Los cuales son muy reconocidos en el país y cuento con tres laboratorios en el territorio nacional. Además, de tener una fundación para la concientización de donación de órganos.
Era un hombre que trabajaba duro, pero tenía como prioridad su familia. Entonces, ¿Por qué Julia se fue un día sin más? Ahora es la flamante esposa de un pianista francés y desechó a nuestra hija como si no fuera nada. Eso era una putada.
—¿Por qué una tutora? —Irina irrumpe mis pensamientos.
—Porque va mal en el colegio—Miro a Paloma que enrojece—No entrega sus actividades a tiempo y aunque me siente con ella no hay manera de avanzar.
Sabía que el comportamiento de mi hija era producto del egoísmo de Julia.
—Uno de mis médicos me recomendó una buena tutora. Se acabó el ser tan condescendiente contigo Paloma Baker’s.
Sus labios se fruncen. Sin embargo, la vulnerabilidad de mi hija es palpable y rompe mi corazón.
—Papi —su voz baja me puede, pero niego.
—Ve a la cocina y dile a Lola que por favor te dé algo de merendar —le ordeno y señalo la puerta con seriedad.
Al ver que no me va a convencer y esta pérdida se va con expresión derrotada.
Cierra la puerta suavemente.
—¡Maldita sea! —digo frotando mis ojos.
—Déjame ayudar —Irina me pide.
La miro. No me imagino a Irina toda arreglada de pies a cabeza detrás de mi hija de nueve años.
—Tu intervención no es necesaria —la voz de mi hermana mayor irrumpe en mi oficina y le da una mirada burlona a Irina —No podemos permitir que tus Manolos se estropeen por ir detrás de una niña de nueve años mientras juega en el parque.
El tono de mi hermana desborda ironía y por una vez agradezco su ácida actitud.
—Tú siempre, tan simpática, Morgana.
—Anda. Eso mismo me decía tu hermana Julia. Después de todo, no son diferentes.
—Morgana —intervengo antes de que esto se convierta en una batalla campal.
Miro A mí ex-cuñada y suspiro.
—Gracias por el ofrecimiento, pero ya tengo un reemplazo —una media verdad, pero con tal de no darle pie a Irina podría contratar al mismo demonio.
Su rostro se crispa y hace una mueca de fastidio.
—Bien, cuando no me necesitan. Pero, siempre que necesites ayuda, yo estaré para ti.
Asiento porque temo que, si digo algo, no lo tome para bien.
—Que detalle, Irina. Lo tendremos en cuenta cuándo Paloma tenga alguna indigestión y sus tripas estén prácticamente en el inodoro.
Jesús. Morgana.
El rostro de Irina se pone azul, imaginando la escena que describe mi hermana.
Se apresura a asentir.
—Eres tan corriente a veces.
—No, Irina, simplemente digo la verdad. En mis horas de trabajo he visto eso y más. De hecho, uno que otro me ha regalado algo de eso —escondo la risa que quiere brotar de mí —Como pediatra de cabecera de mi sobrina, he tenido que lidiar con sus malestares y nunca te he visto cerca.
Irina titubea y se endereza con expresión ofendida.
—Trato de estar presente en su vida.
—Sí. Para malcriarla.
—Morgana —advierto, pero cuando mi hermana arranca no hay quien la pare.
—A mi parecer, eres una mala influencia para mi sobrina.
—¡Es absurdo!
— ¿Cómo es posible que mi sobrina que tiene el acceso restringido a internet pudiera conseguir la broma que le hizo a la niñera de hace dos meses? Hasta donde yo sé, ella no tiene dispositivo y la computadora la utiliza bajo supervisión adulta.
Irina palidece.
—Eso es cierto. Lo que realmente quiero es un poco de paz y orden en esta casa —la miro— lo siento, pero no lo conseguiré contigo.
—Vamos Roman —Irina parece a punto de llorar —no puedes alejarme de mi sobrina —Morgana resopla.
—No te estoy alejando, solo quiero un poco más de apoyo frente a paloma —asiente —Siempre puedes ver a mi hija. Ella te quiere.
Su semblante cambia rápido y sonríe.
—Vendré a verla el sábado y la llevaré a almorzar, ¿Te parece?
Asiento porque no puedo negarle el derecho de convivir con su sobrina.
—Podemos ir los tres y pasar una linda tarde.
—Ten un poco de amor propio, mujer —Irina ignora el comentario de Morgana.
—Está bien, pueden ir solo ustedes dos.
Cuando Irina se va, me recuesto en la silla con los ojos cerrados.
—¡Por Dios! Roman, esa mujer está loca porque te la tires.
—Ahora no, Morgana —farfullo cansado.
—¿Tienes migrañas otra vez? —su voz es preocupada. Solo asiento.
—No sé qué hacer con paloma y su conducta —la oigo suspirar.
—Podemos hablar con mamá —me enderezo.
—Mamá tiene suficiente con su artritis, como para yo lleve a Paloma —asiente —Papá también me lo menciono, pero la repuesta sigue siendo no.
—Ni mencionar a los padres de julia —bufo.
—Su club de retiro es más importante que siquiera llamar a su fiesta para desearle feliz cumpleaños.
—Así que, tienes a Cruella —dice refiriéndose a Irina. Sonrió mientras niego
—¿Cuánto crees que te durara esta tutora? — me encojo en la silla desesperada.
—Espero que, al menos, no se vaya en dos semanas como la última.
—¿La agencia de niñeras no tiene a más nadie?
Río con tristeza.
—No atienden mi requerimiento después de las quejas de las otras niñeras
—Sí, que una niña de nueve años te administre laxantes o te ponga goma de mascar en el cabello o peor, sumergir sus móviles en el inodoro es horrible.
—¿Te parece más horrible lo del Inodoro que los laxantes? —pregunto.
Ella inclina su cabeza a un lado pensando.
—Definitivamente —me mira —El móvil es muy importante para mí.
—Tu vida gira en torno a tu móvil —señalo.
—Mi vida gira en torno a mis pacientes —se pone de pie y me mira detenidamente. —Tomate un analgésico y descansa. Yo me encargo de tu hija Anabel, la muñeca poseída.
Después de mucho pensarlo y de una charla con mi hermano, Dorian. He decidió aceptar asistir a la entrevista con el señor Baker’s.Mi madre tiene razón. Debo comenzar a dar pequeños pasos y así salir adelante.Jamás me repondré de tal perdida. Pero debo aceptar que la vida sigue y ni Jeremy ni Mike querrían verme escondida del mundo y dejando pasar mi vida, cuando puedo hacer algo mejor con ella.Cuando el GPS me indica que he llegado a mi destino. Miro con asombro una valla enorme.¡Es una m*****a finca!Digo mi nombre al guardia que está apostado en la entrada y con nerviosismos espero.—El señor Baker’s la está esperando —dice sin cambiar su gesto.—Gracias —murmuro.La verja se abre y subo mi coche por el sendero arbolado. La vista es hermosa y majestuosa. Sin duda una de las mansiones más hermosas que he visto.Estaciono junto a un todoterreno y Después de respirar profundo tomo mi bolso y el dosier.Repaso mi atuendo.Un vestido a la altura de las rodillas, en color gris con zapa
—¿Va a llevar esto? Las palabras vienen de mi madre, que me está ayudando con el equipaje que llevaré a la casa de los Baker’s. Ayer, luego del incidente con Paloma me fue imposible que se abriera conmigo. Pero, es normal y sé que tengo un duro trabajo por delante. Miro la camiseta que mi madre me tiende y la tomo. —¿Crees que llevo mucho equipaje? —murmuro mirando alrededor. —No —sonríe —Solo que hace mucho no haces un equipaje. Asiento. Me acerco hasta la comoda junto a mi cama y la abro. Dentro está la manta preferida de mi hijo, la cual se quedó conmigo. Huele a él y es lo más preciado que tengo del mismo. Una sonrisa se desliza por mi rostro al recordar lo que amaba el trozo de tela. Tomo una fotografía familiar de Mike, Jeremy y yo de su último cumpleaños. Y las llevo a la maleta. —Creo que es todo —susurro. —Vas a estar bien. Asiento. El timbre de la puerta principal suena. —Debe ser tu hermano para despedirse. Sonrío. Cierro mi maleta y segundos después mi herma
Bajo las escaleras y escucho la risa de Paloma que proviene del salón.Sé que debí ser más tajante, pero no quiero problemas con la mujer y no sé qué tan permisivo en Román en cuento a su cuñada.Me dirijo a la cocina donde Lola y la otra chica de servicio, Gail, están. Lola se encuentra sentada en la mesa del rincón con una taza de café y un poco de pastel de arándanos.Gail está preparando una bandeja con leche, café y pastel que llevara al salón.Me acerco a la cafetera y me preparo un expreso antes de sentarme junto a Lola que me ignora.La miro en silencio unos segundos antes de suspirar.—¿Le caigo mal? — inquiero.Los ojos oscuros de Lola se levantan de su café y me clava la mirada en silencio.—¿Qué la hace pensar eso?—Tal vez la forma en que me mira—. Hablo— Como si fuera la m****a en sus zapatos.Escucho la risa de Gail que cesa cuando Lola la mira mal.—¿Quiere que le diga la verdad, señorita…?—Davina. Por favor, soy Davina— la corto.—Verás, Davina. Es simple, no veo la n
La expresión de Paloma me dejo claro que no estaba feliz con el castigo impuesto por su padre.Roman le exigió una disculpa para mí. Lo hizo a regañadientes antes de desaparecer.El resto de la tarde la paso en su habitación luego del incidente. Irina, la tía de Paloma, se fue después del intercambio que tuvo con Roman. Es la hora de la cena y estoy sentada en el taburete de la cocina comiendo mi cena.Siento la mirada de Lola sobre mí, pero decido ignorarla.Si ella no quiere ser amable, yo tampoco lo seré. En cambio, Gail se sentó conmigo y hemos estado hablando sobre ella.—¿Has ido alguna vez a una noche de karaoke? — Inquiere antes de tomar un bocado de su fettuccine.Me rio.—No. Nunca he ido a un lugar así.—Vente conmigo este sábado por la noche —susurra —el domingo es mi día libre. Así que lo aprovecho para ir por unos tragos.—No lo sé —miro mi plato.—¡Venga! La vamos a pasar genial. —Insiste— Te prometo que vas a regresar a tu casa, sana y salvo.—Lo voy a pensar y te avis
No sé qué hago aquí. Por más que me negué. Sabía que debía acompañarlos. Así que me vestí cómoda para la ocasión y los seguí. Ahora estoy de pie mientras veo a Paloma reír en el carrusel mientras come de su algodón de azúcar. Le doy un sorbo a mi gaseosa y tomo asiento en uno de los bancos mientras Roman la mira de cerca. Su expresión es feliz. Ver a su hija divertirse debe ser un alivio para él. Cuando la atracción para. Paloma se baja con una enorme sonrisa antes de llegar a su padre y este la recibe con gusto. La escena me estruja un poco el corazón. Y por inercia me llevo la mano a la cadena donde descansa el anillo de Mike. —Te extraño —susurro como si él pudiera escucharme. —¿Podemos comer un hot dog? —inquiere Paloma mientras se acerca terminando su algodón de azúcar. —Claro y una indigesta estomacal —replica Roman. Reprimo mi carcajada. Y paloma hace una mueca de asco. —¿Por qué mejor no subimos a la montaña rusa? —¿No es muy chica? Roman niega. —Hay una en la que e
Paloma e Irina están en la habitación de la primera. Así que, después de una ducha rápida, ahora me siento mejor. Llevo puesto un vestido negro, a la altura de mis rodillas y encima, el apron.Me calzo unas bailarinas negras, me miro al espejo y no puedo evitar pensar en las palabras de Roman.—¿De verdad, Davina?Niego.Alejo mis pensamientos de mi jefe, el hombre que en definitiva no puedo pensar. Además, yo no estoy aquí para otra cosa que no sea ayudarlo con su hija.Sin embargo, no puedo negar que siento algo de curiosidad de saber quién es la invitada de Roman que ha hecho que Irina ponga cara de asco.Salgo de la habitación y no escucho algo fuera de lo común. El silencio predomina en esta enorme casa.Lo que me indica, que Roman debe de estar trabajando en su oficina o en el laboratorio.Esta mañana me sorprendí al enterarme de que, el hombre, si bien maneja una clínica de genética, lleva sus proyectos en un laboratorio privado que posee dentro de esta propiedad. Por eso la se
Han sido un par de días largos.Paloma ha cambiado su actitud serena y ha vuelto a su habitual rebeldía. Es como si las visitas de Irina marcaran un antes y un Después en el comportamiento de su sobrina.Sé que Roman lo nota y por más que hable con ella del asunto Paloma está en una actitud muy hostil. Yo intento ser paciente solo por el hecho de que Hoy comenzó la terapia con Roman y la nueva psicóloga.Espero que todo esto le ayude a poner límites y a Paloma mejorar su comportamiento.Miro la hora y mi día ha terminado. Así que, me voy por una ducha y quitarme el cansancio del día. Me relajo bajo el agua y Después de lavarme el cabello me siento relajada. Como aún es temprano decido bajar por una taza de té y leer un poco aquí arriba.Con mis pantalones y camiseta de franela como pijama y el cabello húmedo bajo a la cocina donde ya Gail y Lola no están. Mi relación con esta última es mínima. La mujer aún piensa que no voy a durar mucho aquí.Enciendo la luz de la cocina y enciendo l
La mañana siguiente me arreglo el cabello lo mejor que puedo. Cuando Paloma se vaya al colegio voy a poder salir y arreglar este desastre.Tengo mechones tintados y otros oscuros. Las raíces se ven muy claras.—Es un maldito desastre.Respiro profundo antes de salir lista para afrontar el día que espero sea mejor que ayer.No fue hasta pasadas las dos de la mañana que pude conciliar el sueño. No podía dejar de pensar en el beso de Roman. Aún podía sentir la calidez de sus labios sobre los míos.—Deja de pensar en él —digo deteniéndome fuera de la habitación de Paloma.Pongo la mano sobre la manilla y abro.—Buenos días, Paloma. Es hora de levantarte e ir al colegio —digo mirándola que está acostada en la cama mientras se remueve.Abre los ojos y cuando enfoca la mirada en mí, veo como abre los ojos sorprendidos ante mi aspecto.—Supongo que te pareció gracioso —murmuro antes de caminar hasta las cortinas y abrirlas.—Davina.—Se te hace tarde, Paloma.Ella me mira en silencio y asient