El séquito de Alfa Drago avanzó, retirándose del territorio de Alfa Caleb. El joven Alfa sentía como parte de él le había sido arrebatado; pero no podía expresarlo: Él era un Alfa, y cosas como la debilidad o el amor, estaban vetadas para él. Un Alfa jamás puede mostrar debilidad y finalmente, hizo lo que cualquier Alfa habría hecho, priorizar a su manada, antes que a su pareja. Sin embargo, él y su lobo sabían, que la ausencia de Namar jamás podría ser llenada por ninguna otra loba en su vida, aunque fuese por poco tiempo, él tuvo la fortuna de experimentar el amor de su pareja dada por la diosa de la Luna, un “lujo”, que ningún Alfa podía darse. Lidiando con esta derrota silenciosa, Alfa Caleb volvió a su manada; mientras que Alfa Drago, regresó a su manada, con una sonrisa triunfal, sabiendo que, no solo había conseguido su botín, sino que también, había logrado dañar nuevamente la fortaleza de su enemigo. - ¡Guardias! - gritó, cuando ya no se lograba divisar ningún lobo rival a
Las criadas entraron a la habitación de la joven loba, por encargo de Beta Kerim, la ayudaron a bañar y la vistieron adecuadamente. Caminó por los pasillos en compañía del joven Beta, sin cruzar palabras, hasta llegar al despacho del Alfa. Beta Emir abrió la puerta, para que Namar entrara, la joven loba inhaló profundamente para darse valor. Hizo una suave inclinación de cabeza que la asqueó en cada fibra de su ser, sabiendo frente a la clase de lobo estaba frente a él. - Levántate, dijo el Alfa.Beta Emir quiso cerrar la puerta tras de sí, para quedarse fuera de la habitación, pero el Alfa lo detuvo.- Kerim, no te vayas - le ordenó - cierra la puerta, tú también debes estar aquí.Namar no podía comprender la situación que se estaba formando en esa habitación, después de todo, estaba totalmente ignorante de la conversación que Caleb había entablado con Alfa Kaan.Alfa Drago se echó hacia atrás en su asiento observando a la joven loba que permanecía aún inmóvil en la puerta. - Cami
Namar intentó comprender el dolor de Alfa Drago al perder a su pareja, aunque no podía comprender cómo podía sentirse; no es como que a una esclava se le enseñara cómo se siente exactamente el tener a tu pareja predestinada, se preguntaba si es que había alguna especie de señal para saberlo, ¿Se sentiría de un modo similar a lo que ella estaba sintiendo al haberse separado de Caleb? Sí, es verdad, ella y su lobo debían admitir que sentían una conexión muy fuerte por el joven Alfa, pero eso no era una unión de parejas predestinadas, si así hubiese sido, Caleb lo habría confesado y no, negado.En su interior, Namar podía sentir como su loba aullaba angustiada por el rechazo de Alfa Caleb. No lograba comprender cómo podía sentir dolor por algo que ella supo, desde un principio, era un acuerdo de emparejamiento falso. Aun así, extrañaba su olor y el contacto con su piel. No comprendía por qué se sentía de ese modo.- Tu, hija, soportaste los venenos administrados, por ser una cachorra Al
Cuando el joven Alfa Caleb volvió a su castillo, traía consigo reprimidas todas las emociones que no podía expresar. Su lobo estaba al borde del colapso en su interior, quería a toda costa salir y correr tras Namar. Sin embargo, por el bien de su manada tuvo que limitarse a ver como su peor enemigo se llevaba a la loba que, aunque jamás logró admitirlo, traspasó la barrera de su gélido corazón e incluso había llegado a amar. Sin embargo, un Alfa no puede arriesgar la vida de toda una manada debido a una loba: Ese sería un indicio indiscutible de debilidad. Si hubiese reaccionado de otra manera, oponiéndose al hecho de que Alfa Drago reclamara de vuelta a su hija, el viejo Alfa habría logrado ver el amor que él sentía por Namar y, sin lugar a dudas, lo habría usado en su contra. Caminó en silencio a través de los pasillos del palacio. Como siempre, súbditos, criados y los lobos que estaban a su servicio, caminaban junto a él, sin embargo, Alfa Caleb se sentía totalmente absorto de lo
Alfa Caleb levantó la vista en dirección a su segundo al mando, no podía comprender por qué Emir se interesaba en involucrarse en decisiones tan insignificantes; esperaba que al menos le hablara de asuntos relacionados con la seguridad de su manada, problemas internos o algún tema que lo alejara de los fantasmas que rondaban su cabeza; pero, preocuparse por el destino de la criada de su pareja, solo removía en él su ira e impotencia.- Si Astrid fue una concubina antes de… - el joven Alfa no quería continuar con su oración, para no nombrar a Namar, por lo que solo tomó una bocanada de aire, cabreado - Lo más lógico es que ahora vuelva a sus labores comunes… - Es verdad, Alfa - dijo Beta Emir, intentando que sus palabras fueran suaves, para llegar a razonar con su Alfa - Sin embargo, hemos visto sus grandes habilidades con las hierbas medicinales, esto era algo que no conocíamos. Es una loba, incluso, más hábil que la curandera de palacio… - Bien… Has lo que estimes mejor, Emir… me d
- Cuando las criadas me informaron que habías salido de tus aposentos, tenía la sospecha de que te encontraría aquí - comentóNamar caminó de vuelta, para dejar la espada en su lugar. - No sabes nada sobre mí - Dijo, alargando el brazo para dejar la espada, pero Kerim, en un rápido movimiento, golpeó la espada con la de él, impidiéndole envainar. - ¿Estás tan segura de eso? Puedo deducir muchas cosas solo con observarte. Tu elección de arma al momento de entrenar, me hace inferir muchas cosas más…La joven le dedicó una mirada inquisitiva, luego se apoyó sobre la empuñadura de la espada, dejándola sostenida sobre el suelo - Te escucho… - Le dijo ella en tono desafiante. Puedo ver que eres una loba astuta, más no egoísta. Llegaste en poco tiempo a ser una Luna en territorio enemigo, sin embargo, fuiste capaz de dejarlo todo para rescatar a un ser querido… - Namar sintió que su fortaleza se quebraba al recordar a Tabita, pero intentó no demostrarlo - En cuánto a tu elección de arma,
Namar y Kerim entrenaron durante al menos una hora. El joven lobo estaba impresionado al darse cuenta de la habilidad de aquella joven loba; sin embargo, para Namar, era el único modo de poder sacar toda su rabia e impotencia, al no tener la posibilidad de correr y gritar. El rostro de Caleb no se borraba de su mente ¿Cómo estaría él? Su corazón no se atrevía a contar los días que faltaban para el equinoccio de primavera; fecha en la que, irremediablemente, verían sus vidas separadas. Para ese momento, Caleb ya había leído las palabras de Alfa Drago, en las que confesaba la posibilidad de que Namar fuese su hermana. Revelación que fue muy mal recibida por parte del joven Alfa, e hizo retumbar los muros de su castillo.“Alfa CalebQuisiera, en primer lugar, agradecer su hospitalidad, al mantener retenida y esclavizada a mi amada hija. No puedo ya enumerar el millar de favores que ha hecho vuestra manada a la mía, durante el período de mi reinado; creo que jamás me hartaré de sus afabl
Astrid caminó por los pasillos, hasta los aposentos de Alfa Caleb. Inhaló hondo y anunció su llegada. Los guardias le permitieron entrar. Permaneció de pie junto a la puerta, esperando a que su Alfa le dirigiera una mirada o una palabra. El joven lobo se encontraba ensimismado, de pie junto al gran balcón, con sus manos entrelazadas tras su espalda, observando el ir y venir de la manada y, más allá, el enorme desierto que le separaba de Namar. Rompió el silencio. - ¿Conoces algún método para conocer la parentalidad entre lobos?- ¿Mi Alfa? - Dijo Astrid, sin comprender. Aquella pregunta le tomó por sorpresa, ya que no sabía qué esperar ante su llamado. - Ya lo has oído… - dijo el joven Alfa, volteando a ver a su antigua cortesana - ¿Eres una curandera no? … ¿Acaso creíste que te llamaría por otro motivo?- Lo siento, Alfa. Francamente, no sabía qué pensar ante su llamado. - Si requiriera de otras artes, llamaría a mis cortesanas ¿No lo crees? - dijo algo molesto - Ahora bien… ¿Sabe