Capítulo 34

- Cuando las criadas me informaron que habías salido de tus aposentos, tenía la sospecha de que te encontraría aquí - comentó

Namar caminó de vuelta, para dejar la espada en su lugar.

- No sabes nada sobre mí - Dijo, alargando el brazo para dejar la espada, pero Kerim, en un rápido movimiento, golpeó la espada con la de él, impidiéndole envainar.

- ¿Estás tan segura de eso? Puedo deducir muchas cosas solo con observarte. Tu elección de arma al momento de entrenar, me hace inferir muchas cosas más…

La joven le dedicó una mirada inquisitiva, luego se apoyó sobre la empuñadura de la espada, dejándola sostenida sobre el suelo

- Te escucho… - Le dijo ella en tono desafiante.

Puedo ver que eres una loba astuta, más no egoísta. Llegaste en poco tiempo a ser una Luna en territorio enemigo, sin embargo, fuiste capaz de dejarlo todo para rescatar a un ser querido… - Namar sintió que su fortaleza se quebraba al recordar a Tabita, pero intentó no demostrarlo - En cuánto a tu elección de arma,
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