Él se negaba aceptar esa verdad, se arrepentiría toda su vida de haberla echado sin contemplaciones, ahora cuando se había dado cuenta de su amor por ella, jamás podría tenerla entre sus brazos "¿Por qué no confió en mí? ¿Por qué me ocultó la verdad?", se dijo. Él hubiese hecho lo imposible por salvarla, porque no sufriera, por hacer de sus últimos días los más felices de su vida.
“Mia piccola, ¿Cómo fui capaz de alejarte? Te abandoné cuando más me necesitabas, justo en el momento de requerir una mano amiga, cuando necesitabas compañía para ayudarte a sobrellevar los duros momentos que vivías”. Ahora ya era muy tarde, ¿Cómo podré decirle, que sus días sin ella eran vacíos?
Nunca podría olvidarla, cada momento vivido a su lado su mente se encargaba de recordárselo, su sonrisa de la cual muchas veces renegó, hoy la extrañaba más, como nunca pensó hacerlo. Le había dicho “¿Por qué no te desapareces de mi vida? Piérdete, lárgate, desparécete, muérete, pero aléjate de mí, jamás te amaré como quieres”. Hoy dolían mucho esas palabras, se clavaban como puñal en su alma, lacerándola de manera despiadada.
Tenía miedo de verla, porque ya no volvería a ver su dulce sonrisa, no oiría su parloteó y su jugueteó. Ella siempre fue especial pero no se dio cuenta, nunca estaba de mal humor, nunca le vio molesta, jamás le reclamó nada, ni se quejaba, siempre aceptaba con sumisión lo que la vida le daba, aunque cuando se trataba de defender los intereses de él, era una fiera y sacaba la felina que había en ella.
Se acercó al féretro donde yacían los restos de ella, su cara blanquecina daba la impresión de ser de porcelana, ya no se reflejaba ningún indicio de vida en su faz, aunque una tenue sonrisa esbozaban sus labios, parecía un ángel, delicada, etérea, sus suaves rizos caían sueltos enmarcando su hermoso rostro.
Jamás sus ojos volverían a verlo, tampoco sus labios lo besarían, nunca más tocaría su cuerpo, ni sus brazos lo tocarían, el dolor era angustiante. Mientras se recordaba cuando ella le dijo en una oportunidad.
“—Un día te veré enamorado de una mujer, andarás detrás de ella y te ignorara, sufrirás en carne propia lo que es amar sin ser correspondido…y aunque ese día se me parta el corazón de verte sufrir, estaré feliz de tener la razón."
—Cierto mia Bella, aquí estoy humillado ante ti, y si estoy sintiendo en carne propia lo que es amar y ya no ser correspondido —decía mientras no pudo evitar un sollozo escapar de sus labios, la impotencia lo consumía, la había tenido y la perdió. ¿Cómo haces cuando no pudiste identificar a tiempo al amor de tu vida? renegaste de él, lo despreciaste, lo ignoraste, lo desechaste. Ahora ya era muy tarde, ella no estaba, se había ido, se había hecho una con la eternidad, dejando para él un mundo acabado, incierto, la tristeza lo invadía y el llanto en su garganta su voz enmudecía.
*****
Esta novela es producto de mi imaginación, por lo cual es ficción, no está basado en hechos ni personas reales,
Los conflictos de los protagonistas o su forma de resolverlos no me definen ni implica que yo avale sus métodos de solucionarlos. Pido disculpas si en el desarrollo de esta historia hiero susceptibilidades de acuerdo a la percepción de los lectores.
Esta historia forma parte del universo Ferrari.1.- Tu Cruel Amor
2.- Empezar de Nuevo
3.- No Sabía que eras tú
4.- Venganza Equivocada
5.- Rinascere
6.- Tras Tus Huellas
7.- Mujer Prohibida.
8.- El precio de un Error
9.- La Hija del Mafioso
Serie Hombres dominantes
1.- Mi Otro Yo
2.- Chantaje Por Amor
3.- Una razón para Vivir
4.- Tres veces tú y yo
5.- El Castigo de una Venganza
Serie"Nuevos Amores"
1.- Después de la Traición
2.- Reto de Amor. Belleza Indomable.
3.- Una Mujer Excepcional
4.- A Pesar del Tiempo
Otras historias
1.- Por Amor a ti
2.- Me declaro Culpable
Trilogía
1.- Destruir a un Ángel
2.- La Venganza de un Ángel.
3.- Redención de un Ángel.
JEDA CLAVO
El día amaneció soleado en Montalcino, una pequeña ciudad situada en lo alto de una colina de Val D̕ Orcia, construida en las ruinas de una iglesia, de origen etrusco y romano, con una belleza asombrosa. Allí aledaño a ese extraordinario paisaje, entre los valles de Ombrone y Asso, Liuggi Lombardi tenía su hermosa villa, la cual imponente destacaba en el lugar, cercana a la de su amigo Nickólas Sebastini.Salió de su paraíso privado, tomó el carro y partió con prisa, debía estar con urgencia en la ciudad de Florencia, lo separaban ciento catorce kilómetros para llegar allí, debía resolver un asunto relacionado con un cliente, a quien se le instaló en la sede de una de sus empresas, uno de los sistemas ofrecidos por su compañía de seguridad y el cual había arrojado una falla con graves consecuencias. 
Liuggi seguía extasiado besando a la hermosa mujer encima de él, quien no dejaba de ejecutar esos movimientos, los cuales sin pensarlo provocaron su excitación, hasta sentirla morderle el labio inferior haciéndolo sangrar, la soltó de ipso facto. Si aún eso era posible, ella se encolerizó más, se levantó de encima de él y le tiraba bofetadas mientras Liuggi, trataba de protegerse manteniendo ambos brazos delante del rostro, ella le gritaba:—¡Eres un maldito pervertido! ¡¿Cómo te atreves?! Aparte de imbécil eres un violador, y además mudo porque tampoco hablas, miserable.—¡Por Dios mujer! ¡Ya basta!, solo te besé para hacerte callar, era la única forma de lograrlo, pareces una loca desquiciada. —le dijo levantándose del suelo y sacudiéndose la ropa con la mano.&
Liuggi no podía creer tanta coincidencia ¿Qué probabilidades había de encontrarse en menos de un par de horas a la misma persona, era mucha casualidad, pensaba el hombre irritado. —¡Por Dios mujer!, es una desgracia coincidir contigo cada dos por tres. Por si lo olvidaste, te recuerdo, fuiste tú quien me chocó a mí y el taxi lo pare yo, no tendría problema en dejártelo, pero desgraciadamente tengo una reunión muy importante, estoy retardado. —¿Tu madre no te ha enseñado a ser un caballero? Debes darme el taxi a mí, ¡soy mujer! —exclamó desafiante. —¡Ya veo! Eres una frágil mujer cuando te conviene ¿Dónde quedó tu discurso feminista? La igualdad entre hombres y mujeres y nosotros subestimándolas. Pues, te complaceré, no te dejaré mi taxi porque lo vi primero y lo necesito —expuso con firmeza. Cuando estaba abriendo la puertadel auto, ella se tiró encima, la volvió a cerrar gritando como
Al salir de las oficinas, llamaron el ascensor marcaron y bajaron al estacionamiento donde Lisbani tenía aparcado su vehículo, le extendió las llaves a Liuggi diciéndole: — ¡Ten! Maneja tú por favor —Liuggi hizo una mueca. —Nooo, yo emocionado porque me iba a gastar una gran choferesa, mientras con toda confianza me embelesaba con mi móvil a responder mis correos electrónicos y los mensajes de mis numerosas admiradoras, eres una verdadera aguafiestas Lisbani Antonelli—expresó en tono juguetón, mientras tomaba las llaves del auto, le abría la puerta para hacerla subir y luego abordaba él. Al encontrarse en el coche cuando él estaba encendiéndole Lisbani se le acercó, lo tomó del mentón y le dio un beso rápido en la boca, mientras le acariciaba el rostro comentándole. —Estoy orgullosa de ti Lombardi, estuviste realmente genial en todo, ¡Pensé no llegarías! Antes de tu entrada la prepotencia de
Él la observó por un momento, la vio mirando por la ventanilla del auto, no le gustó verla triste, le tomó la mano besándosela y expresó:—Ya no quiero verte triste, ni tampoco enojada. Tengo hambre, esta mañana salí deprisa sin desayunar, ¿Podemos ir a almorzar? —preguntó Liuggi.—¿Es una invitación Lombardi? —preguntó suspicaz.—Es una sugerencia, porque ando en tu carro y eres quien manda—dijo en tono neutro.—Ojalá me dijeras eso siempre. Almorcemos en mi departamento, yo invito —propuso la chica de mejor humor.—¿No será meterme en la cueva del lobo?—interrogó arqueando las cejas.—Le vas a tener miedo a una lobita como yo—pronunció coqueta—además
Tres días despuésLiuggi se estaba vistiendo, en menos de un par de horas su mejor amigo Nickólas Sebastini contraería matrimonio con la mujer a quien amaba profundamente Sophía Madrid, ambos se habían quedado juntos la noche anterior, pues pensaban era mala suerte ver a la novia el mismo día de la boda.—¿Cómo te preparas amigo para tu gran día?—le preguntó a Nick.—Jamás pensé estaría nerviosa el día de mi boda, ¡Es increíble! En apenas unas horas, voy a casarme con ella. Estoy loco, mas en verdad amo a Sophía con todas mis fuerzas, energías.—Eso me hace feliz, estoy muy alegre por ti, por haber superado todas tus inseguridades y por confiar de nuevo en Sophía —mencionó Liuggi colocando su mano en el hombro.
Luego de la ceremonia, empezó la celebración, habían servido una variedad de deliciosos platos para todos los gustos, había desde papas La Bonnotte en salsa blanca, hasta trufas blancas, Atún de aleta azul, Puré de Camote con malvaviscos, queso de alce, caponata siciliana, Arancines sicilianas, risotto al limón, queso de cabra, entre otros exquisitos platos.Liuggi terminó probando los diferentes platos, eran unas delicias, tenía una gran debilidad por la comida, eso junto con el sexo eran su mayor placer; le había tocado sentarse en la mesa con la loca del volante, quien con enfado expresó:—Cualquiera al verte, pensaría que no habías comido en días o ¡ya sé!, eres de quienes acuden a las fiestas sólo a tragar y a beber en exceso, porque es la única manera de acceder a las cosas buenas —concluyó la
Liuggi se quedó pensando en sus palabras “¿Estoy celoso? ¡Claro que no! Por ahora no quiero compartirla, no es porque signifique algo para mí”, dijo para convencerse. Luego escuchó las risitas al otro lado de la línea, le causó molestia su actitud de burla hacia él, sin embargo, le parecía más irritante el hecho de que ella pudiese estar con otro hombre.—Escúchame bien Lisbani Antonelli. El único quien va a tomarte soy yo —comenzó a decir con posesión, mientras la voz le iba enronqueciendo con cada palabra—. Te apartó esa fina lencería de tu cuerpo. Llevo mi mano acariciando lentamente tu muslo interior hasta llegar a tu coño. Comienzo a acariciarlo con movimientos circulares, te sostengo de la nuca halando tu cabello hacia atrás, tú gimes deseosa porque quieres más de mí —con cada