Luego de la ceremonia, empezó la celebración, habían servido una variedad de deliciosos platos para todos los gustos, había desde papas La Bonnotte en salsa blanca, hasta trufas blancas, Atún de aleta azul, Puré de Camote con malvaviscos, queso de alce, caponata siciliana, Arancines sicilianas, risotto al limón, queso de cabra, entre otros exquisitos platos.
Liuggi terminó probando los diferentes platos, eran unas delicias, tenía una gran debilidad por la comida, eso junto con el sexo eran su mayor placer; le había tocado sentarse en la mesa con la loca del volante, quien con enfado expresó:
—Cualquiera al verte, pensaría que no habías comido en días o ¡ya sé!, eres de quienes acuden a las fiestas sólo a tragar y a beber en exceso, porque es la única manera de acceder a las cosas buenas —concluyó la mujer con una mueca.
— ¡Ah sí! Tú eres de quienes acuden a la fiesta no para disfrutar, sino para chismear y estar pendiente de los demás, no esperaba menos de ti—le comentó alzando las cejas.
—Eres el hombre más desagradable a quien he tenido la desgracia de conocer—expresó acercándose a él, con los puños apretados a cada lado de su cuerpo.
—Me manejo por el principio de reciprocidad ¿te parece has sido muy agradable conmigo? Te voy a dar un pequeño resumen, chocaste el auto, me golpeaste, arrojaste al suelo, tomaste mi taxi cuando tenía una reunión urgente y ¿aún te atreves a cuestionarme porque soy desagradable contigo?
En ese momento, fueron interrumpidos, los estaban llamando para estar junto a los novios, ambos se levantaron incómodos, sin embargo, no pudieron evitar ser invitados a bailar el Vals Voces de Primavera, iniciaron la danza a un paso lento en compás de tres ritmo, ambos erguidos, sin mover sus brazos y caderas, la mano derecha de Liuggi la posaba en la espalda de Mariana, mientras con naturalidad y delicadeza iban alternando giros a la derecha, a la izquierda, los dos se acoplaban con exactitud, bailaban tan bien, dando la impresión de flotar al deslizarse por la pista.
Fueron transcurriendo los minutos, Mariana se sentía embargada por la excitación, se fue acercando de manera provocativa a Liuggi, con insinuaciones, apretó más sus senos a su pecho, coqueteaba, le deslizaba la mano por su tórax con un gesto seductor, él sonrió y dijo dentro de sí “Ya tengo mi próxima conquista Lisbani Angélica. Te quiero ver emigrando de mi cabeza, de una vez por todas”.
Poco a poco fue bajando su mano acariciándole la espalda hasta posarla en la parte baja, mientras la acercaba más al cuerpo para hacerla sentir la fuerza de su excitación, percibía el deseo de Mariana en sus ojos, en la respiración entrecortada, el pecho le subía y bajaba con un gesto provocativo.
Se miraron fijamente de manera profunda, esa mirada inquietó a la mujer, se sintió atraída, no obstante, también percibió un pequeño susto porque aún cuando había tenido varias relaciones anteriores, jamás había sentido de esa manera, por ello sin titubeos y apretando los dientes le espetó.
—¡Aléjate de mí! Y haz el favor de subir tu maldita mano a mi espalda, porque de lo contrario no me va a importar hacer un escándalo, te la voy a retorcer hasta rompértela por atrevido—pronunció con ojos chispeantes.
—Mira Mariana, es lamentable como una mujer como tú, ni siquiera sepa lo que quieres, pero ni por el cariño a Nick, me voy a seguir exponiendo a bailar contigo, eres una loca de atar, primero te acercas a mí de forma provocativa, sonsacándome, como soy hombre respondo en consecuencia, porque es imposible para mí negarme a un cuerpo voluptuoso y caliente, como estabas hace un momento, después intentas hacerte la ofendida, como si tú fueses una reina y yo un plebeyo.
» No te equivoques conmigo, soy el hombre más pacifista del mundo, no tolero las discusiones, ni los conflictos, sin embargo, desde el momento de conocerte tú eres un caso especial, tienes la capacidad de encenderme la sangre e irritarme como nadie, y como quiero mantener mi actitud incólume, prefiero dejarlo hasta aquí. No te preocupes a partir de éste momento me mantendré alejado de ti.
Sin mediar más palabras se alejó de ella, dejándola sola en la pista, mientras se retiraba a un lugar solitario en los grandes jardines de la villa donde no estaba expuesto a la vista de los demás invitados.
Se recostó en un banco, pasándose ambas manos por el cabello, esa mujer del demonio vino a incordiarlo ¿Quién se creía?, primero buscaba provocarlo y cuando el reaccionaba como era natural en un hombre, se hacía la vejada, ¡por Dios!, era suave al tacto, despertaba curiosas sensaciones en él, como no lo habían hecho otras mujeres, bueno a excepción de su Ángel, con esa hechicera todo era diferente, aunque jamás cedería ante ella.
“Ya cerebro estúpido, deja de recordarla, ella no es tú Ángel, olvídala de una vez”, expresó en voz alta. ¿Cómo lo haría? Se preguntó a sí mismo, apenas esa mujer tocaba su cuerpo reaccionaba como una planta al sol y al agua.
Enseguida frenó esos pensamientos, de repente habían empezado a girar en torno a Lisbani, los sustituyo por los de Mariana, quien era una mujer bastante deseable con buena figura y se había sentido atraído por ella, su defecto esa característica mordaz, eso no le agradaba. Ese par de mujeres lo iban a volver loco. Sin pensarlo un minuto más marcó a Lisbani, ésta le respondió a la tercera timbrada.
—Hola Antonelli, ¿Qué haces? —saludó mientras su corazón palpitaba acelerado con solo escucharle la dulce voz.
—Hola Lombardi. La fiesta no está siendo muy divertida, si te escapas para llamarme a mí. Y para responder a tu pregunta estoy en la cama con una lencería muy sexy, deseosa de dar y recibir placer— le contestó sensualmente —. Sin embargo, no me esperaba tu llamada —expresó para ver su reacción.
—¿En serio? ¿Entonces a quien tienes en mente para darte placer? —preguntó con un tono de enfado.
—No sé, veré, tengo una gran lista de hombres ardientes bien disponibles para mí, de todos los colores, sabores y continentes —manifestó sonriente, con ganas de seguir provocándolo —Tú puedes hacer lo mismo, debe haber alguien en esa fiesta quien llame tu atención. Total, ambos somos solteros sin ningún compromiso con nadie.
De todas las palabras de ella la única rondando su cabeza era lo referido a los hombres ardientes y por allí comenzó a discutir con ella.
—Tú no vas a llamar a ningún hombre ardiente. El único hombre en tu vida soy yo. Soy el único que te hace vibrar, quien te folla duro como deseas, más nadie va a tocarte. ¿Entendiste? —concluyó molesto por las insinuaciones de Lisbani.
—¡¿Estás celoso Lombardi?! —exclamó.
Entretanto se mordía el labio inferior complacida, mientras emocionado su corazón le golpeaba con fuerza en el pecho, además sentía como su vagina palpitaba, por la anticipación de imaginar las escenas a las cuales hizo referencia con sus palabras.
“Los sueños son sumamente importantes. Nada se hace sin que antes se imagine.” George Lucas.
Liuggi se quedó pensando en sus palabras “¿Estoy celoso? ¡Claro que no! Por ahora no quiero compartirla, no es porque signifique algo para mí”, dijo para convencerse. Luego escuchó las risitas al otro lado de la línea, le causó molestia su actitud de burla hacia él, sin embargo, le parecía más irritante el hecho de que ella pudiese estar con otro hombre.—Escúchame bien Lisbani Antonelli. El único quien va a tomarte soy yo —comenzó a decir con posesión, mientras la voz le iba enronqueciendo con cada palabra—. Te apartó esa fina lencería de tu cuerpo. Llevo mi mano acariciando lentamente tu muslo interior hasta llegar a tu coño. Comienzo a acariciarlo con movimientos circulares, te sostengo de la nuca halando tu cabello hacia atrás, tú gimes deseosa porque quieres más de mí —con cada
Lisbani estaba en el apartamento, caminaba impaciente de un lugar a otro, esperando la llegada de Liuggi, le prometió ir a pasar la noche más excitante con ella, si con solo esa llamada la dejó totalmente encendida, su cuerpo sensible necesitaba ser amado. A penas cortó la llamada, corrió a ducharse, se puso una lencería roja muy sexy, encendió unas velas aromáticas por todo el apartamento, colocó a enfriar una botella de champaña y sirvió fresas con chocolates, esperando con ansiedad apareciera.Estaba muy feliz de haberle escuchado la voz, si la llamó tal vez estaba pensando en ella y a lo mejor ninguna mujer fijó su interés en él, pensó. Los minutos iban pasando, le marcó al número, aunque timbró el celular no lo atendió. La ansiedad crecía dentro de ella, se sentó en el sofá a esperarlo, los minutos
Un intenso ruido la sacó de ese inquietante sueño, sin embargo, aún no abría por completo los ojos, se quedó inmóvil, esperaba el aparato infernal dejara de sonar, porque, sino la cabeza le iba a terminar estallándole, abrió los ojos y los sintió pesados, así como tenía el cuerpo, la boca la tenía como acartonada, intentó levantarse, pero le dolía hasta el alma, no obstante, debió recostarse por la intensa sensación de mareo.Llevó una de sus manos a la cabeza tratando de calmarse porque sus pulsaciones se habían acelerado, tanto como si estuviese corriendo un maratón, sabía porque estaba así, tarde o temprano el cuerpo terminaría cediendo, mas no pensaría más en eso.Ya sabía cómo era sentirse muerta en vida, exactamente como estaba en ese momento, por má
Lisbani reaccionó al momento de sentir algo frío en su frente, abrió los ojos quedándose sorprendida al reconocer al hombre frente a ella, se trataba de un excompañero de estudio Fabrizio Contí.—No puedo creer mi niña bonita. Es una agradable sorpresa encontrarte aquí —expuso la chica emocionada, mientras él sonreía con alegría. La tomó del mentón, dándole un beso en cada mejilla.—¡Wow! Estás muy hermosa Lisbani, mucho más de la última vez —expresó Fabrizio con una expresión de admiración, pues ella era la mujer a quien siempre recordaba.Se conocieron cuando cursaron estudios universitarios, habían sido amigos muy cercanos, no obstante, desde el momento de la graduación, no habían vuelto a coincidir. Por eso le causó alegría volverlo a ver, ella se incorpor&
Lisbani al girarse vio a Fabrizio, sin embargo, mantuvo una actitud fría, distante como si no lo conociera, pues sus palabras causaron molestia en ella, eso hizo congelar la sonrisa del hombre en el rostro, más cuando la escuchó hablar con una voz firme.—Nosotros en Lombardi Security Solution, somos una empresa seria, con un personal altamente calificado —expresó al mismo tiempo de tomar asiento—¿Iniciaron alguna investigación para determinar la responsabilidad de nuestra empresa? —inquirió sin titubeo—. Considero una irresponsabilidad de su parte, hacer acusaciones tan directas en nuestra contra, pensé tenían un informe detallado y preciso de las novedades, pero si no tienen nada de eso, como pueden afirmar a la ligera nuestra culpabilidad.» Estarían hablando de presunciones, y como abogado señor Conti, d
Liuggi, no podía creer la situación en la cual estaba, debió llamar a Lisbani ayer, terminar esa extraña relación con ella, pero ya era tarde para lamentarse. Sin darse cuenta activó el alta voz, se escuchó claramente la voz de la chica cuando decía.—Hola, querido, me dejaste esperando— reclamó la chica. Él intentó quitar el alta voz, Mariana se lo impidió con firmeza, mirándolo con ojos de odio, mientras su tormento continuó hablando—. La noche de la boda de tu amigo, dijiste estabas deseoso por mí, hasta sexo telefónico tuvimos y me quedé esperándote, ¿Ligaste con alguien más que estaba más cerca de ti? Pues yo, la pase fabuloso, sobre todo porque terminé dándome placer en tu nombre —pronunció de forma descarada.Él intentó hablar, mas
Lisbani llegó en horas de la madrugada a Lisboa, salió en el último vuelo, pues sintió mucha culpa por haberse dejado besar por Fabrizio, quiso escapar. Aunque el beso no fue desagradable, no pudo evitar sentirse como una vil traidora, no pudo evitar burlarse de sí misma, lanzando una sonora carcajada.—Lis ¡Eres la más idiota del mundo! Creyéndote la más zorra por un simple beso, mientras él se revolcaba con otra, sin siquiera recordarse de tu existencia. ¡Soy tan patética! —se dijo molesta consigo.No pudo evitar recordarse del momento cuando Fabrizio le dio el beso, se quedó totalmente lívida, no lo rechazó, incluso entreabrió sus labios por la sorpresa, momento aprovechado por el hombre para introducir su lengua dentro su boca. Por unos segundos se dejó llevar, pero al darse cuenta de lo sucedido termin&o
Lisbani, estaba en Lisboa, en una de las oficinas del cliente que también había tenido desperfectos con los sistemas de seguridad instalados, les explicó se trataba de un problema de fábrica, pero ya estaban tomando las acciones para la contratación de otro fabricante, quien les proveería los nuevos dispositivos, al igual como pasó en España, había llegado a un acuerdo beneficioso para Lombardi Security Solution, renegoció los contratos y mandó a reinstalar los sistemas con los dispositivos nuevos, los cuales fueron probados y estaban funcionando de forma correcta. A la vez los ejecutivos de la empresa encantados con ella, recomendaron los servicios a otros cooperadores, por lo cual debió quedarse un par de días más, al final también terminaron contratando los servicios de la empresa de seguridad. Ese trabajo, lo había realizado durante los días de ausencia de Liuggi, para ser exactos en poco más de una semana, después de todo no quería mortificarlo con la situación de