Lisbani reaccionó al momento de sentir algo frío en su frente, abrió los ojos quedándose sorprendida al reconocer al hombre frente a ella, se trataba de un excompañero de estudio Fabrizio Contí.
—No puedo creer mi niña bonita. Es una agradable sorpresa encontrarte aquí —expuso la chica emocionada, mientras él sonreía con alegría. La tomó del mentón, dándole un beso en cada mejilla.
—¡Wow! Estás muy hermosa Lisbani, mucho más de la última vez —expresó Fabrizio con una expresión de admiración, pues ella era la mujer a quien siempre recordaba.
Se conocieron cuando cursaron estudios universitarios, habían sido amigos muy cercanos, no obstante, desde el momento de la graduación, no habían vuelto a coincidir. Por eso le causó alegría volverlo a ver, ella se incorpor&
Lisbani al girarse vio a Fabrizio, sin embargo, mantuvo una actitud fría, distante como si no lo conociera, pues sus palabras causaron molestia en ella, eso hizo congelar la sonrisa del hombre en el rostro, más cuando la escuchó hablar con una voz firme.—Nosotros en Lombardi Security Solution, somos una empresa seria, con un personal altamente calificado —expresó al mismo tiempo de tomar asiento—¿Iniciaron alguna investigación para determinar la responsabilidad de nuestra empresa? —inquirió sin titubeo—. Considero una irresponsabilidad de su parte, hacer acusaciones tan directas en nuestra contra, pensé tenían un informe detallado y preciso de las novedades, pero si no tienen nada de eso, como pueden afirmar a la ligera nuestra culpabilidad.» Estarían hablando de presunciones, y como abogado señor Conti, d
Liuggi, no podía creer la situación en la cual estaba, debió llamar a Lisbani ayer, terminar esa extraña relación con ella, pero ya era tarde para lamentarse. Sin darse cuenta activó el alta voz, se escuchó claramente la voz de la chica cuando decía.—Hola, querido, me dejaste esperando— reclamó la chica. Él intentó quitar el alta voz, Mariana se lo impidió con firmeza, mirándolo con ojos de odio, mientras su tormento continuó hablando—. La noche de la boda de tu amigo, dijiste estabas deseoso por mí, hasta sexo telefónico tuvimos y me quedé esperándote, ¿Ligaste con alguien más que estaba más cerca de ti? Pues yo, la pase fabuloso, sobre todo porque terminé dándome placer en tu nombre —pronunció de forma descarada.Él intentó hablar, mas
Lisbani llegó en horas de la madrugada a Lisboa, salió en el último vuelo, pues sintió mucha culpa por haberse dejado besar por Fabrizio, quiso escapar. Aunque el beso no fue desagradable, no pudo evitar sentirse como una vil traidora, no pudo evitar burlarse de sí misma, lanzando una sonora carcajada.—Lis ¡Eres la más idiota del mundo! Creyéndote la más zorra por un simple beso, mientras él se revolcaba con otra, sin siquiera recordarse de tu existencia. ¡Soy tan patética! —se dijo molesta consigo.No pudo evitar recordarse del momento cuando Fabrizio le dio el beso, se quedó totalmente lívida, no lo rechazó, incluso entreabrió sus labios por la sorpresa, momento aprovechado por el hombre para introducir su lengua dentro su boca. Por unos segundos se dejó llevar, pero al darse cuenta de lo sucedido termin&o
Lisbani, estaba en Lisboa, en una de las oficinas del cliente que también había tenido desperfectos con los sistemas de seguridad instalados, les explicó se trataba de un problema de fábrica, pero ya estaban tomando las acciones para la contratación de otro fabricante, quien les proveería los nuevos dispositivos, al igual como pasó en España, había llegado a un acuerdo beneficioso para Lombardi Security Solution, renegoció los contratos y mandó a reinstalar los sistemas con los dispositivos nuevos, los cuales fueron probados y estaban funcionando de forma correcta. A la vez los ejecutivos de la empresa encantados con ella, recomendaron los servicios a otros cooperadores, por lo cual debió quedarse un par de días más, al final también terminaron contratando los servicios de la empresa de seguridad. Ese trabajo, lo había realizado durante los días de ausencia de Liuggi, para ser exactos en poco más de una semana, después de todo no quería mortificarlo con la situación de
Mariana se sentó en el escritorio pensativa, tratando de analizar toda la información a su alcance, le habían informado que el dueño de Lombardi Security Solution, era un tipo pagado de sí mismo, con un humor negro, siempre buscando burlarse de los interlocutores, era el sentir de varias personas con quienes había conversado, dentro de ellos su amado tío y ella confiaba cien por ciento en él. Suspiró profundo, recordando a Liuggi, mientras lo maldecía en su interior, pensaba era un imbécil, quien se había atrevido a burlarse de ella, eso no podía perdonárselo, quería hacerle pagar esa humillación. Sin embargo, tenía muchas dudas, si era el mejor amigo del esposo de su amiga Sophía, quizás tuviese dinero, claro, no como Nick Sebastini, pues este estaba forrado en pasta, meditó, pero solo tenía ojos para la tonta de la recién adquirida esposa, no sabía como una chica tan insignificante como esa, había logrado conquistar a un hombre como ese, concluyó enojada. A
Liuggi siguió observándola, no podía apartar sus ojos de ella, sobre todo le era imposible, dejar de posar la vista en el escote, el cual resaltaba de forma provocativa sus senos, la sangre se le encendió de inmediato, fue inevitable contener su gran erección. Ella estaba realmente hermosa, se veía sensual provocativa. Cerró los ojos tratando de apartar esos pensamientos, sin embargo, esa acción surtió el efecto contrario, pues enseguida se imaginó tirando las cosas del escritorio, la tomaba, la desvestía y empezaba a quitar ese trapo de su cuerpo, para deleitarse con cada área de su ser, le provocaba chupar sus labios hasta hacerla jadear, quería a esas piernas cruzarse en la cintura, para él penetrarla con fuerza y tomarla sin piedad. —¡Maledizione! —era una descarada lo estaba provocando. Ella nunca había ido a la oficina vestida así, pero no iba a poder con Liuggi Lombardi, porque era mucho má
La señora Berenice se mantuvo en silencio al otro lado de la línea, totalmente sorprendida por la petición del hombre, quien pensó la mujer no lo había escuchado. —Señora Berenice, ¿Acaso no me escuchó? ¿Quién es ese hombre con quien va a salir Lisbani? ¿Cómo se llama? Quiero conocer todos los detalles —expresó sintiéndose muy incómodo, No lo podía creer, ¿cómo se atrevía Lisbani a citarse con otro tipo? Si apenas unos días atrás habían tenido una relación, se pasó la mano por la cabeza en un gesto de impaciencia, esperando la respuesta de la secretaria. Esta salió de la impresión, empezó a responderle. —El chico es como un par de años mayor a la señorita Lisbani, se llama Fabrizio Conti. Puedo averiguarle con la secretaria de ella el nombre del Restaurante donde van a ir y le digo. Estaba a punto de cortar la llamada, cuando fue interrumpida por la voz de Liuggi, quien estaba demasiado inquieto y aunque le avergonzaba la pregunta, no pudo evitar pode
Liuggi al ver la motocicleta conducida por Lisbani, no pudo evitar darse cuenta de dos cosas, uno la cara de molestia de su ángel, la conocía lo suficiente para saber, si en ese momento, ella tuviera la capacidad de hacerlo, le lanzaría rayos de fuego para fulminarlo, y aunque quería un incendio entre ellos no era precisamente de ese tipo de rabia arrebatadora, sino por una pasión desbordante entre ellos. Segundo, notó la expresión feliz del Corto al ir sentado detrás de ella, sin perder la mínima oportunidad de abrazarse a la cintura y manosearle a la mujer.Porque eso era Lisbani para él, su mujer, su ángel, la persona más importante para él en la vida, ella era… Por un momento acalló sus pensamientos, negándose a aceptar esa verdad, era difícil de digerir, no debía enamorarse, porque quien se enamoraba terminaba perdiendo y sufriendo,