CAPÍTULO 53

Ángela no lo notó al principio, sin embargo, cuando salieron de Goudenberg ―uno de los distritos de lujo de la ciudad, poblado de enormes y elegantes mansiones―, se percató de que tardaron casi media hora en llegar a la autopista principal; dicho trayecto solo requería de quince minutos a una velocidad media.

David estaba conduciendo despacio de manera intencional.

Quiso quejarse, pero recordó sus palabras y eso minó su fuerza de voluntad; la morena estaba dividida entre dos versiones de ese hombre que se yuxtaponían y no sabía cómo reaccionar a ello.

―¿Has recuperado tus recuerdos? ―preguntó ella, sin mirarlo. En cambio él, giró su rostro para detallar el perfil de Ángela.

―No, no todos, al menos… creo que ni siquiera un veinte porciento ―respondió con honestidad―. Es raro, no sé cómo explicarlo. Por ejemplo, hace una semana estab

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