Robin: Ángela tuvo un accidente, un auto se estrelló contra el café, ella está fuera de peligro, solo un par de golpes.
Robin: Lamentablemente no tengo detalles en este momento, pero sí sé algo nuevo te aviso.
David miró el mensaje en su móvil y se paralizó por completo, de tal forma que incluso ignoró a su hijo.
¿Qué le había pasado a Ángela?
A pesar de que las palabras ‘fuera de peligro’ estaban frente a él en la pantalla de su móvil, David solo se enfocó en las primeras. El miedo corrió rampante por su torrente sanguíneo y en fracciones de segundos, su corazón comenzó a latir de prisa.
Su primera reacción fue intentar llamarla, aunque para él era de noche, para ella apenas comenzar&iacut
Laura estaba exultante.Después de una semana del humillante incidente con Ángela Lee, su rostro había recuperado su belleza natural; una vez que la inflamación de su nariz y mejillas cedió, pudo comprobar que no había nada deformando sus delicadas facciones, por eso, un día antes de viajar de vuelta, se fue a un spa y se hizo cuanto tratamiento facial pudo hacerse.Dos noches antes de eso encontró a David en un estado deplorable, apenas la vio, su mirada lanzó dagas ponzoñosas contra ella, y aunque eso le dolió, también le dio a entender que algo malo había sucedido.Esa noche, el vino que estuvo tomando en el bar del hotel le supo más dulce y se fue a dormir con una sonrisa en el rostro.También hizo que se esforzara más por complacerlo. Se mantuvo alejada de él, llevando sus interacciones al mínimo.Tal vez Laura pod&iacu
Silver encontraba a Laura cada vez más aburrida y desagradable; el hecho de que él se dedicara al negocio de la muerte no significaba que era inmune a las cosas feas de la vida, como todo el mundo, encontraba desagradable la estupidez humana, a diferencia de otros, él simplemente podía deshacerse de esta y considerarlo un servicio social.Laura se puso pálida ante el tono amenazante, la tormenta blanca y roja que representó en un principio se desinfló hasta volver algo mustio y sin fuerzas.―¿Cómo es posible que no se puedan deshacer de una simple mujercita? ―preguntó ella con sus últimos rastros de valor. Sin importar qué, ella continuaba siendo una de las mujeres más importantes de ese país y él era un criminal que no vivía a la luz del día.―Señora Hansen ―cada vez que empleaba ese apellido lo decía con un deje de burla―, usted
Jade se negó de plano a que Ángela se fuese a su propio departamento a pasar su convalecencia.―Vas a casa conmigo, mi madre me ayudará a cuidarte. ―No fue una solicitud, de hecho, su voz estaba cargada de amenaza―. ¿Cómo esperas recuperarte a tiempo para mi boda? ¡Me caso en tres semanas y tú eres mi dama de honor!―¿Cómo que dama de honor? ―preguntó ella horrorizada en la cama del hospital. Estaba aburrida de estar allí, lo que debió ser solo un día o dos de hospitalización se convirtió en cinco días. Apenas si lograba mover la pierna golpeada y el cabestrillo sostenía el brazo en su sitio para que no moviera el hombro―. Te dije que si quieres fotografías únicas entonces no puedo ser tu dama de honor…―Serás mi dama de honor, quieras o no… ―zanjó la discusión. Jade estaba doblando los pijamas de
David había tenido un día extraño.A pesar de haberse sentido satisfecho con el primer paso que dieron para tirar a los Murphy al lodo, sus preocupaciones por Ángela absorbieron todo de él. Tras una breve discusión en la oficina de Alex, llegaron a la conclusión de que era posible que Laura estuviese tras ella.―Aunque pude pinchar su móvil ―explicó García―, Laura no envió ningún mensaje comprometedor. ―Le pasó a cada uno una carpeta, en los folios estaban impresas las conversaciones sostenidas por ella―. Exceptuando esa conversación ―señaló la primera hoja de la carpeta―, todas las demás no tienen nada en especial.―Esto no dice nada comprometedor, Alex ―dijo Robin.―Lo sé, pero si se fijan, los pocos mensajes no encierran nada sospechoso, sin embargo, el número receptor no está registrado en los contactos de esa muj
La morena cerró los ojos y negó, se sentía demasiado vulnerable en ese momento, adolorida en cada parte de su cuerpo, se encontraba cansada.La parte que deseaba creerle, que continuaba esperando, estaba a punto de tomar el control y correr el riesgo, sin embargo, Ángela resistió.―No, David… no me hagas parte de tus motivos, no me cargues con responsabilidades que no me corresponden… ―exigió.Él no dijo nada, le dolían sus palabras, pero eran total y completamente merecidas.Solo que, a pesar de ello, a pesar de su negativa, Ángela no retiró sus manos.Miró las flores, contrastaban de manera alegre contra el tono blanco de las sábanas.―Los colores tienen significado ―explicó él, desviando su atención―. Significan muchas cosas…―Las flores tienen distintos significados, dependiendo de quienes las* regalan ―res
Si en Japón una mariposa bate sus alas, en Manhattan llueve.Esa es la premisa de la teoría del caos.Laura lo comprendió perfectamente cuando en menos de una semana, dos miembros más de la familia Murphy fueron expuestos a la opinión pública por sus crímenes.Harold Murphy, un fiscal de distrito que recibió sobornos y dejó en libertad a uno de los capos más peligrosos del continente, y Jeremy Smith-Murphy, un alcalde en funciones en uno de los municipios más conocidos de un estado del norte del país.No era exagerado decir que los Murphy controlaban la política del país, no solo había miembros trabajando en los distintos niveles de los organismos del Estado, sino también que cada estado tenía, al menos, dos o tres Murphy en algún puesto de relativo poder político.Por eso, cuando se reunieron en casa de su abuelo, la
David estaba en silencio, observando los rostros de los socios, que con sus expresiones sombrías se encontraban estupefactos ante el peso de la evidencia.―De esta no podremos salir tan fácilmente ―masculló uno de ellos a media voz, pero en el silencio de sala de reuniones, todos pudieron escucharlo.Laura se encontraba en un estado de palidez espectral, era tal que su maquillaje perfecto no alcanzaba a ocultarlo. Él tuvo que procurar no reírse, se recordó a sí mismo que no debía mostrar ningún tipo de satisfacción en ese momento.«Apenas estamos empezando, esto es solo la entrada, esperen el plato fuerte…»Aunque la prensa estuvo indagando de manera infructuosa, nadie pudo confirmar si este crimen tenía o tuvo alguna relación a los Murphy, Laura estaba manejando ambos casos a la vez. No importaba cuántas veces ellos declararan que no ten
―Eso, eso, eso es… ¿sangre? ―preguntó la pelirroja con voz cada vez más débil.Todo fue tan inesperado que los tomó por sorpresa.Ruben Miller comenzó a toser de forma descontrolada, poniéndose cada vez más rojo por el esfuerzo. Sin embargo, antes de que Antoni o Jacobo, que eran los que se encontraban más cerca de él, pudiesen reaccionar y ayudarlo, ocurrió lo peor.Un buche de sangre corrió entre los dedos del anciano, escurriéndose sobre la piel y cayendo sobre la mesa de madera. Incluso, el hombre mayor ni siquiera se dio cuenta de lo que sucedió, porque al mismo tiempo que escupía la sangre y se manchaba la barbilla, labios y parte de la cara, perdió el conocimiento.Los cuatro se quedaron paralizados, Ruben cayó hacia adelante, sobre el charco rojo y el sonido seco de su cabeza chocando contra la mesa los hizo reaccionar.