El verano se acabó, las lluvias se espaciaron y aunque el clima comenzó a enfriarse, las hojas de los árboles se tiñeron de vivos rojos vinos.David tardó tres semanas en recuperarse por completo, durante esos días encontró un nuevo lugar donde vivir, esta vez una villa a las afueras de la ciudad, en una zona rodeada de altos árboles y algunas lomas. El sitio cumplía con todas sus demandas: seguro, tranquilo y para el gusto de Noah, su propiedad tenía un estanque artificial.Al momento de la mudanza ya habían adoptado dos perros, un labrador y un pastor alemán, con el que el niño se encariñó de inmediato. La casa requería que hubiese más personal, así que pronto contaba con un grupo de personas viviendo con ellos.Ángela los visita seguido, Noah desarrolló un fuerte apego por la morena, que jamás demostró molestia por eso. Ella le enseñaba a tomar fotografías, corrían juntos con los perros y construían cosas en medio de la sala.Robin regresó al país junto con Jade y Oscar, aunque los
―Mamá va a matarte ―dijo Noah con voz preocupada, mirando de medio lado a su padre. En el suelo, David se encontraba sentado con sus dos hijas, jugando. Se suponía que él había subido para ayudar a las niñas a terminar de arreglarse, Ángela sabía que las niñas necesitaban supervisión y tiempo para poder vestirse, por eso le pidió a David que las ayudara… dos horas antes. En ese momento, no solo las niñas no estaban listas, sino que la ropa que llevaban eran disfraces de princesas, el cabello de ambas tenía moñitos por todos lados y en ese instante maquillaban a David. Rodeados de muñecas y peluches. ―Aún tenemos tiempo ―le respondió su padre, restándole importancia―. Terminamos aquí y nos arreglamos para salir. ―¡Es verdad, hermano! ―dijo la más pequeña, tenía seis años y unos adorables ojos ámbar, iguales a los de Noah. Su color era tan puro que contrastaban con el cabello castaño oscuro―. Además, papá está quedando muy lindo, no podemos parar ―explicó, mientras su hermana mayor
Lo despertó el dolor de cabeza. Era una sensación desagradable, como si alguien estuviese taladrando dentro de su cráneo. También sentía pastosa la boca, la saliva le sabía amarga, y trató de recordar, mientras mantenía los párpados cerrados para protegerse de la claridad, si había bebido tanto como para vomitar y luego caer como un muerto sobre la cama.―No debí beber tanto anoche ―musitó en voz baja―. Seguro Angie debe estar molesta.Se sentó en la cama y cubrió su rostro con las manos, restregó sus ojos con fuerza, y no se detuvo a pesar de que el gesto solo género más dolor, uno agudo, como agujas clavándose en sus globos oculares.Apoyó las manos en la cama, el borde de sus dedos rozó una piel tibia, sin abrir los ojos frunció el ceño, era extraño que Ángela estuviese allí a esas horas
―Por favor, sigue mi dedo ―pidió el médico frente a David. Hizo lo que este le ordenó sin inconvenientes―. Pues, no veo ningún problema ―anunció con voz calmada―. Y tras el examen físico, no hay evidencia de ningún trauma que pueda ser el causante de su amnesia.―¿Entonces cuál es el diagnóstico, doctor Swan? ―preguntó Jade, mirando con atención al hombre recostado sobre la camilla, con una vía conectada a su brazo.―Pues, viendo la situación de manera detallada, solo puedo especular que el señor Hansen padece de un caso de amnesia global transitoria ―respondió el neurólogo―. Nunca había visto un caso como este, donde el lapso de pérdida de la memoria fuese tan extenso, pero como has notado, doctora Wang, él sabe quién es, ha retenido los recuerdos relacionados a la identidad de las personas que conocía hace seis o si
David se levantó de la camilla después de dos horas, ya no quedaba nada en la bolsa de solución conectada a su brazo, así que sin pensarlo mucho retiró la vía y se dirigió al baño.Una vez pasado el shock inicial, la realidad cayó sobre él como un baldazo de agua helada. Antes de que Jade se marchara para comenzar su turno, se tomó el tiempo para detallarla con cuidado, y comprendió que los signos estaban allí; la joven veinteañera que recordaba era una chica de abundante cabello castaño que siempre llevaba recogido en un bollito sobre su cabeza porque no podía gastar sus esfuerzos en algo tan banal como el cabello cuando tenía largas horas de estudios por delante; lo gracioso era que llevar el pelo así remarcaba sus ojos levemente rasgados.También habían desaparecido las oscuras ojeras debajo de sus ojos, y empezaban a aparecer l
Las siguientes horas fueron bastante erráticas para David; todos han soñado alguna vez con tener todo el dinero y la influencia para poseer autos con chofer esperándolos a la salida de cualquier lugar para llevarlos de vueltas a sus lujosas moradas; él mismo lo soñó un par de veces, sin embargo, vivirlo era por completo diferente.Ángela había hecho su internado en un hospital público, uno importante y reconocido en el país; y por esa razón, no era precisamente un lugar de lujo aunque tuviese todo lo necesario, incluido la tecnología más avanzada, para atender a cualquier paciente.Tras salir de ese hospital, el auto se dirigió a otro distrito, rumbo a una clínica privada. Nadie dijo nada, el ambiente dentro del vehículo era tenso y sofocante, el propio David se dio cuenta que el conductor miraba de hito en hito por el retrovisor, examinando la situació
Laura podía sentir las miradas de lástima y burla que todos dirigían hacia ella. Se las encontraba en todas partes, desde la gente en la oficina hasta sus amigas en el club.Había pasado una semana desde aquel maldito día, la llamada del hospital, indicándole que David estaba en emergencia debido a un caso de amnesia fuer la peor noticia que pudo llegarle; sin embargo, mientras se dirigía hacia el lugar, pensó que tal vez no era tan malo.Por el contrario, podía ser una excelente oportunidad que la vida le otorgaba.En los dos últimos años de su matrimonio las cosas se habían deteriorado, ella sabía que David no la amaba, incluso Laura se vendió a sí misma como lo mejor que podía pasarle a él en su vida, asegurándole que lo llevaría a lograr todos sus sueños y metas. Claro que no era sin costo, él se convirtió
David se miró al espejo mientras se afeitaba, ya empezaba a acostumbrarse a su reflejo, aunque su cabello estaba corto en comparación a cómo lo solía llevar, tenía el mismo tono castaño oscuro, libre de canas que delataran algo de su edad. Exceptuando el hecho de que sus facciones eran un poco más duras, su piel estaba limpia y lozana, y sus ojos, que en ese momento expresaban tristeza y frustración, eran de ese tono ámbar dorado que a Ángela le encantaban.Definitivamente era él. No había entrado a ninguna especie de dimensión desconocida, ni viajado a un futuro distante ni desconocido.Había transcurrido poco más de una semana y no ocurrieron cambios en su memoria; los poco más de seis años anteriores eludían el alcance de sus dedos. Se iba a dormir rogando que con la llegada del sol llegaran también sus recuerdos, pero todo fue in&uacu