- Crees que se molestará tu abuelo si me descalzo?
- Estas en tu casa! -dijo él- Mario, yo ... Te debo una disculpa - el le tapó la boca con su dedo índice.- No te disculpes, estabas en tu derecho de pensar libremente- Es que, después de todo esto, del día de hoy, me siento mal por ti. Por lo borde que fui.- Eso significa que repetiremos la cita? - preguntó divertido, acercándose a ella, Juls se moría por esa sonrisa picarona, miró fijamente aquellos ojos verdes que le penetraban el alma cada vez que la miraba- Creo que ya vuelven, oigo pasos - susurró Juls poniendose de pie. Mario, tiró de su mano, haciéndola caer sobre su regazo, sin duda el vino sabía mucho mejor en boca de ella, desgustó cada ricón de su boca, penetrándo con su lengua aquel ricón de su cuerpo, jugueteando y mordisqueando sus labios.- Amiga especial, dice el niño!- soltó el abuelo al berlos besándose. - Ahora lo llamaís así? - Juls se puso de pie rapidamente avergonzada, dándo un traspies a Mario.- Vaya, vaya! Pero mira que guapo se ha puesto Luis! - dijo Julia al verlo con unos pantalones grises, camisa blanca y tirantes azules.- Además de guapa, zalamera! Huele a tarta de manzana, quiero postre - todos se hecharon a reír- Primero cenamos abuelo, Julia a cocinado para nosotros.La velada fue muy tranquila, el abuelo cenó sólo, divertido por las ocurrencías de Julia, quién divertida contaba alguna historia de su niñez. Emocionado el abuelo, también recordó alguna que otra historia de Mario, un lanzado adolescente que se comió dos tartas de queso para desayunar, y luego le dijo a su abuela que había sido el perro.- Julia cocina como mi Maria! Y Maria? Porque no está con nosotros? Donde está Maria? - preguntó deorientado.- Abuelo, recuerda, la abuela ya no ...- Juls le interrumpió- Vendrá más tarde, Luis- dijo Juls- El licorcito, voy a buscarlo - el hombre se levanto, dirigiéndose a la cocina, volvió con una botellita de color frambuesa, y un libro en la mano, que dió a Julia.- Mi Maria ya no lo va a necesitar, ella murió - Julia se quedó helada, cogió el libro y lo abrió bajo atenta mirada de Mario- Es un recetario de cocina - susurró enseñándoselo a Mario- Es la letra de mi abuela, ni si quiera sabía que este recetario existía.- No puedo aceptarlo, Luis, es un recuerdo demasiado valioso que debe permanecer en la familia.- Mira hija, nunca hasta el día de hoy mi nieto había traido a ninguna mujer a esta vieja choza, si eres especial para él, también lo eres para mi. - Juls se levantó para abrazarlo, con un nudo en la garganta sonrió a Mario.- Y ahora, mientras las mujeres recogen, tú y yo nos tomaremos este licorcito mientras me lees un rato al calorcito de la chimenea -dijoJulia ayudaba a Angelica a limpiar la cocina, mientras oía la voz firme de Mario, leyendo un fragmento del libro Sexus, de Henry Miller, hipnotizada por las palabras que salían de la boca de aquel hombre que un día se había convertido el alguien digno de admirar, se acercó al salón y se apoyó en el marco de la puerta, escuchando cada frase que él pronunciaba:Durante siete días y siete noches estuve solo. Empecé a pensar que Mona me había dejado. Telefoneé dos veces, pero su voz sonaba lejana, perdida, consumida por la pena. Recordé las palabras del señor Einstein. Me preguntaba si la habrían hecho volver al redil.Después, un día, hacia la hora de cerrar, salió del ascensor... y se detuvo ante mí. Iba vestida totalmente de negro, excepto un turbante malva que le daba aspecto exótico. Se había producido una transformación. Los ojos se habían vuelto todavía más apacibles, la piel más translúcida. Su figura se había vuelto seductoramente suave, su porte más majestuoso. Tenía el aplomo de una sonámbula.Mario clavó su mirada en Julia, intentando no perderse entre las lineas de aquel libro, que tanto le hacía sentir. Siguió leyendo:Por un momento, apenas si podía dar crédito a mis ojos. Había algo hipnótico en ella. Irradiaba poder, magnetismo, encantamiento. Era como una de esas mujeres del Renacimiento que te miran fijamente con una sonrisa enigmática desde un cuadro que retrocede hasta el infinito. En los pocos pasos que dio antes de arrojarse en mis brazos sentí un abismo, como no había sabido nunca que pudiera existir entre dos personas, que se cerraba. Era como si la tierra se hubiese abierto entre nosotros, como si, mediante un esfuerzo supremo y mágico de la voluntad, ella hubiera salvado el vacío de un salto y se hubiese reunido conmigo. El suelo sobre el que estaba hacía un momento desapareció, se deslizó hasta un pasado del todo desconocido para mí, así como la plataforma continental se desliza en el mar. Nada tan claro y tangible como esto se formuló en mi mente entonces; hasta después -porque reviví aquel momento una y otra vez posteriormente- no entendí la naturaleza de nuestra reunión.Todo su cuerpo me transmitía una sensación extraña al tacto, al apretarla contra mí. Era el cuerpo de un ser que había renacido. Era un cuerpo enteramente nuevo el que me entregaba, nuevo porque contenía algún elemento que hasta entonces había faltado. Por extraño que pueda parecer decirlo así, era como si hubiese regresado con su alma... y no su alma privada, individual, sino el alma de su raza. Parecía estar ofreciéndomela como un talismán.- Sr. Luis, es hora de irse a dormir - susurró Angelica al ver que esta casi dormido.El anciano se levantó obediente, se despidió de su nieto y de Julia, y dejó que Angelica le llevara hasta la habitación.- Es admirable la ternura con la que tratas a tu abuelo -dijo ella dejando caer su cuerpo en el sofá.- Estas cansada?- No -mintió- Será mejor que nos pongamos en marcha, son casi las once de la noche, ya no llegaremos antes de las cinco. - Julia sin darse cuenta puso los ojos en blanco.- Qué ocurre?- Tenemos que volver caminando hasta el pueblo? -preguntó con voz infantil- No, cogeremos la lancha - cogiendo una manta del armario del recibidor, se pusieron en marcha. Al salir de la cabaña, Mario cubrió a Julia con la manta, la temperatura había bajado considerablemente. Ella le ofreció una de las esquinas a Mario, quien le pasó el brazo por los hombros. Caminaron en silencio hasta el embarcadero, con pensamientos similares, cada uno pensando en el otro, cada uno con miedo a sentir, con deseos que nacian desde el corazón. Al fin, Mario rompió el hielo, el silencio le resultaba insoportable, ver a Julia bajo la luz de la luna, con aquella trenza semi despeinada, su cara reflejaba el cansancio del día., pero seguía igual de guapa, La cubrió en aquella manta de cuadros verde, antes de subir a la lancha, quiso decirle tantas cosas, pero él silencio le volvó cobarde, y simplemente enmudeció.Durante todo el trayecto de vuelva a casa, Juls se acurrucó en el asiento central del coche, cerca de Mario, colocó la cabeza sobre su hombró, se cubrió con la manta, sujetando entre sus manos el recetario de la abuela de Mario, durmió las seis horas de regreso. Sobre las seis de la mañana, Mario aparcaba en coche en frente del apartamento de Julia, un pequeño piso de planta baja. Con voz baja le susurró al oido que ya había llegado. Juls se desperezó, estiró sus pies y brazos, dejando caer la manta al suelo del coche, miró por la ventanilla del coche.- Es mi casa- Lo sé - dijo saliendo del coche. La acompañó hasta la puerta, pensando la mejor manera de terminar una cita no cita. - Ha sido genial pasar el día contigo, Julia, ella le sonreía al mismo tiempo que se deshacía la trenza, y alboraba su pelo. - Dios, como un simple gesto podía excitarle tanto!-pensó Mario, la agarró por la cintura atrayendola hacía su cuerpo, ella temblora hasta los dedos de los pies, lo miró esperando un beso. - Cenamos juntos el viernes? - ella asintió con la cabeza, sin decir palabra, esperaba su beso de despedida, él sontandola lentamente dijo- te recojo el viernes a las nueve, entonces- la desesperación y las ganas de besarle provocaron en ella tomar por su cuenta lo que tanto ansiaba, se acercó hacia él, pusó sus labios sobre los de Mario, quien dejó que ella tomara lo que tanto ansiaba, abrió su boca para recibir su sabor, le gustaba ver que ella deseaba su boca tanto como él deseaba la de ella.- Nos vemos el viernes -susurro.No se había propuesto enamorarse de nuevo, de hecho, ya no estaba en sus planes, tener una relación seria con una mujer, le bastaba con salir de vez en cuando con alguna amiga, y amigas no le faltaban, cuando llegó a casa, Mario tenía más de diez mensajes en el contestador: Lidia, Sofia, Eva ... Así hasta diez. Todas querían quedar con él, borró los mensajes, sin saber por qué, sólo tenía a una mujer en la cabeza, y esa era Julia, pensar en ella, le hacía feliz, su timides y ternura le habían conquistado, si bien no era el tipo de mujer en la cual él se había fijado fisicamente, reconocía sentía una atracción sexual hacía ella, que jamás había sentido antes, una atracción que no podía dominar cuando estaba cerca de ella. Después de ducharse, intentó dormir un par de horas, pero Julía rondaba su mente, sonrió al recordar el beso frente a su casa. Intentó pasar la semana centrado en el trabajo, el hotel a veces llegaba a ser agotador, el jueves, decidió quedarse allí a dormir, encerrado en su despacho, decidió enviar un mensaje de whasap a Julia.“No he dejado de pensar en ti”, enviado Mario.Mario observó su móvil durante un minuto, una rayita, dos rayitas, mensaje enviado, mensaje recibido, rayita azul, mensaje leido. Julia escribiendo, leyó en su móvil. Por un momento, se sentió el hombre más ridiculo del mundo, a sus 41 años, estaba eufórico esperando la llegada del mensaje, se sentía como si tuviera 18 años, y Julia fuera su primera cita, pensar esto le hizo sonreír como un tonto.“Pensamientos buenos, espero”, enviado Juls“La verdad ... No, quiero todo de ti, todo, enviado Mario. Volvió a leer el mensaje enviado, y acto seguido se arrepintió, menos mal que no querías presionarla Mario? Julia escribiendo.“ Una de mis virtudes es que soy muy generosa con las personas que se lo merecen, nos vemos mañana, emoticono de un giño.Mario ya no contestó el último mensaje.Noel perdía la paciencia con Julia, en cuestión de vestuario, no entendía como una mujer como ella, no aprovechaba y enseñaba su cuerpo, realmente no era una mujer flaca, eso lo tenía claro, pero precisamente sus curvas eran su punto fuerte, lo que tenía que resaltar, de estatura media, cintura estrecha y caderas anchas, todo a conjunto con un bonito y prominente pecho, que no exagerado, de acuerdo que sus piernas no eras largas y flacas, pero quien se iba a fijar en sus piernas pudiendo fijarse en lo otro? Después de tres vestidos probados y deshechados, Noel ya había llegado a su límite.- A ver guapa! Te he traido cuatro vestidos, y a todos les has puesto pegas, qué problema tienes?- Joder Noel, es que no quiero ir pidiendo caña, sabes? No quiero confundirle, parece que vaya diciendo que quiero follarmelo.- y que?No quieres?- Si ... No!- Mira nena, vos tienes un problema, y ya sabes cual es, no digo que tengas que follartelo hoy, ni mañana, ni dentro de un mes, pero recuer
- Juls, no me digas que te has adormilado sobre mi pecho. -susurró, no le mires Juls, Juls, que bien suena mi nombre es su boca con su voz, no le mires- Juls -volvió a susurrar, de forma innata y sin darme cuenta, le miré, y me perdí en sus ojos verdes, es su mirada rebelde y su ceño fruncido, me perdrí entre sus manos que me sujetaban con fuerza por los hombros.- Estabas evitando mirarme?- No - mentí- Juls - volvió a susurrar, dios!me vuelve loca su voz susurrando mi nombre, inconscientemente dejé de mirarle a los ojos, para fijarme en sus carnosos labios, se acercó más a mi, y ya no veía sus labios, porque estaban sobre los mios, besándome apasionadamente, me dejé besar con los ojos cerrados, respondí a su beso, acalorada, abriendo mi boca para dejar que su lengua entrara sin dificultad, la humedad de su lengua, el calor de sus labios, junto con una de sus manos sujetándome por la nuca, me derritió el alma, la fuerza con que su lengua acariciaba cada rincón de mi boca encendió
- Mario! Has pedido el desayuno a domicilio? - preguntó ella desde la puerta. -Desyuno a domicilio? Pero que se ha pensado esta, que soy el repartidor o qué?le di la caja en las manos y salí escopetada de allí.- Qué dices? Qué desayuno? - preguntó Mario entrando en la cocina, con unos vaqueros blancos, una camiseta roja y terminando de ponerse unos mocasines negros. Al observar la caja, identificó el nombre de Juls en un lateral.- y la chica?- Escaleras abajo.-dijo Eva cogiendo un donuts de la caja- Bloqueo de puertas - ordenó Mario accionando un botón de la placa de la alarma inteligente que tenía en casa, bajó las escaleras corriendo y encontró a Juls, justo en los últimos escalones, intentando no hacerla daño la colocó contra la pared, franqueándola con los dos brazos a la altura de su cara.- Buenos días! Juls, dijo irónico y sonriente al ver mi cara que seguro refleja decepción y enojo, últimamente no soy capaz de disimular mis sentimientos ni mi estado de ánimo. - Servicio
Mario se levantó de la cama, dirigiéndose hacia la ventana, tardó un instante en reaccionar, en encontrar las palabras adecuadas para reconfortarla. Se giró, apoyándose sobre la cristalera, sin dejar de mirarme, estaba serio, demasiado serio.- Yo no soy él, Juls, sé que nos conocemos desde hace unos días, también sé que eres una gran mujer, con valores que quizás hoy en en día es casi imposible de encontrar, sigamos viéndonos, me gusta estar a tu lado, me gustan todas las cualidades que veo en ti cuando hablas, cuando te ries, cuando cocinas, me gusta como tratas a los demás, eres desinteresada y generosa, tu carácter me abruma tanto como me pierde tu sensualidad. Me acerqué a besarle, tímidiamente sin ninguna pretensión de nada mas, nos abrazos sin mediar palabra, unos minutos de silencio necesario para respirar profundo y seguir viviendo.- No tenías una reunión? Son casi la una.- Cierto. - Preparé algo de comer.- sonreí soltándome de sus brazos- Juls, no dejes nunca de s
El salón de relax era una gran habitación a media luz, con esterillas por todo el suelo, difusores con olor a lavanda, paredes decoradas con plantas cayendo hacia el suelo, Noel y yo esperamos fuera de la terraza a que llegaran los demás huéspedes, estar en plena montaña con una taza de té verde al aroma de canela, no solo me había ayudado a pensar, si no que también a decidir qué quiero hacer con mi vida, y como afrontar mis miedos. El miedo a enamorarme de nuevo, más bien, corrijo, el miedo a desilusionarme, a salir dañada de nuevo, como decía mi abuela el que no arriesga no gana. A las doce y media, Fabián aparcaba el coche frente a la casa de Mario, este le había enviado un mensaje a Julia diciéndole que ya estaba en la ciudad, y que la llamaría mañana lunes. Bajaron del coche, Mario sacó su mochila.- Sabes que puedes quedarte en mi casa- Para que? Si me quedo nos emborracharemos y hablaremos de mujeres, y los dos trabajamos mañana, me quedaré en el hotel esta semana.- Qu
Nos vestimos sin prisa, entre risas, confidencias de lo vivido esa noche, entre besos furtivos, rápidos, y pellizcos improvisados. Una hora después, Mario aparcaba su coche frente a mi casa, había amanecido.- Nos vemos el miercoles, entonces - dije antes de bajar del coche, me acerqué a besarle, cuando el sonrió de oreja oreja.- Qué?- Te has pueso mi perfume- Si un poco para refrescarme.- Irás oliendo a mi toda la semana -se rió.- Después de una buena ducha, se irá el olor.- No, no lo hará. Te llamaré esta noche, cielo. - Cielo? Desde cuando me llamaba cielo? - Bajé del coche.- Que tengas un buen día.- y tu, amor.- Amor?Cielo? No era demasiado pronto para tales adjetivos? Después de una ducha rápida, Juls vestida con un conjunto de chandal rojo, y unas deportivas, se fue al obrador, ya eran las once de la mañana y tenía muchas cosas que preparar, mientras horneaba bizcochos, cupcakes y galletas, no dejaba de pensar en Mario, él tenía razón, no dejaba de oler a su pefu
- Esto es excitante, yo estoy excitado, Juls - Yo no -dijo ella mintiendo, un paso atrás y cayó sobre el divan. Mario se agachó sobre ella sin tocarla. - Estas segura? - ella lo miró de arriba abajo, deseando ver su cuerpo completamente desnudo, sin contestar a la pregunta, lo atrajo hacía ella, lo besó apasionadamente, y con una rapidez que ni ella sabía que tenía, le desabrochó el pantalón, dejándolo completamente desnudo sobre ella, él acercaba su cuerpo lentamente mientras ella se desnudaba para él. Esta vez no había tiempo para preambulos, ninguno de los dos tenía ganas de esperar, la necesidad de llegar al climax rapidamente era en lo unico que pensaban, como si fueran un solo cuerpo, Juls tomó la inciativa, se incorporó obligando a Mario a tumbarse en el diván, se colocó encima de él, con las piernas abiertas, el calor de su sexo sobre el miembro de él, hizó que Mario no perdiera en tiempo, la penetró haciendo que el cuerpo de ella se irguiera recto frente a él, Juls comenzó
pude dudar de él? Aunque su actitud no fue la correcta, la mía también dejaba mucho que desear. - Y ahora, levánta tu lindo culo de esa silla, recomponte! Saca fuerzas de donde las tienes escondidas, respira hondo, y sal hay fuera hacer disfrutar a la gente como sólo tu sabes hacerlo, niña.- Me puse en pie, me miré al espejo, mi maquillaje estaba correcto, mi pelo arreglado en un recogido alto con bucles, y mi vestido en su sitio, me giré, y por un momento desee que el vestido no fuera tan sexy, la espalda descubierta me intimidaba no por mi, sino por él, mi ex! Qué pensaría de mi al verme así? En ese momento Mario entró en el baño.- Judith, nos dejas solos, por favor -pidió Mario besándo a la anciana mujer en la mejilla.- Claro, mi niño - salió, Mario se acercó a mi, no había más, que silencio.- Lo sé, he sido una inmadura - le dije mirándole a los ojos, él mantuvo su mirada en mi, pero no dijo nada, seguía mirándome, sin hablar - por favor, dí algo -supliqué.- Mañana revis