Ya no había que presentar exámenes, tampoco había necesidad de asistir al instituto sin embargo, la mayoría prefería eso a tener que lidiar con el papeleo para la universidad, yo por mi parte quería entrar a la universidad de Milán para estudiar diseño de modas, aunque aún no me han mandado mi carta de aceptación, lo harán a más tardar la próxima semana para estar en dos semanas empacando mis cosas para irme a la otra punta del mundo, lejos de todos. De mi hogar, de mis padres, aunque no tanto de ellos porque siempre viajan a Europa, pero lo más importante, me alejaré de Nicolás.
Me aterra la idea, pero al mismo tiempo me siembra mucha ilusión porque así no tendré que aguantar las ganas de ir a abrazarle, de querer hablarle o incluso de quedarme mirándole fijamente en la cafetería mientras él sonríe y habla con sus amigos del futbol o las porristas, incluso con la chica que lo besó. Zoé
Corrimos por la hierba mojada por la noche, y aun así seguimos sin parar, cogidos de la mano. Me dejé guiar por Nicolás sin importarme por una vez en la vida que pasará después, solo importa el ahora, nada más, ya habrá tiempo para pensar en el mañana. Esbocé una sonrisa quitándome los tacones que amenazaban con dejarme el cuello en dos, pero cuando lo iba a hacer Nicolás me tomó de nuevo en volandas corriendo conmigo como al principio llevándome a través del parque, pasando por unas fuentes encendidas donde gritó emocionado mientras varios jóvenes iban vestidos formalmente como nosotros, sin embargo, no nos importó el qué dirán, solo importábamos nosotros y nadie más. El mundo podría seguir después con su decadencia y destrucción, pero esta noche, solo seriamos nosotros dos, nuestro amor, nuestras vidas entrelazadas por el destino, p
La vida se puede esfumar en un solo segundo, ay veces que creemos, confiamos en que tendremos toda la vida para poder aventurarnos a un amor prohibido, podremos escalar una montaña e incluso simplemente irnos de casa y entrar a la universidad. Ahora no solo estábamos dejando de ser adolescentes, ya seriamos adultos, personas razonables que tomaban decisiones con consciencia de ciudadano, sin olvidar claro, nuestras prioridades, lo que más anhelamos, lo que queremos realmente. Porque una cosa distinta es lo que quiere tu mente a lo que grita tu corazón, creo que eso sucedió conmigo y con todos en el instituto. Nos dejamos llevar por nuestros corazones incontables veces hasta que perdimos la cuenta de las veces que desobedecimos, desafiamos la realidad, incluso... burlamos la muerte y ahora solo nos faltaba un paso por dar y Sebastián es el principal contendiente de la muerte.
Tenía miedo, como nunca antes en mi vida, sin embargo, la felicidad podía más con mi cuerpo. Mientras terminé de empacar maletas y alistar los últimos detalles de mi vuelo a Milán, solo pude pensar en una persona. Nicolás. Le extrañaba como nadie, había sido mi mejor amigo desde que llegué a este país, ha sido mi confidente, mi apoyo, mi pañuelo de lágrimas. Fue quien estuvo para mí cuando nadie más lo estuvo y ahora sentía una barrera entre nosotros que con cada día que pasaba era aún más alta y me dolía en cierta forma que me iría en unas horas y no podría despedirme de él como es debido. El me trajo momentos de felicidad incontables veces, me enseñó lo que es amar y también lo que es el desamor, me mostró la verdad aunque me doliera en el alma y jamás me mintió y ahora que habíamos construido esta barrera lo único que anhelaba hace
Un mensaje. Dos mensajes. Tres mensajes. Exasperada tomé mi móvil y abrí un ojo fijándome en los mensajes de Danna, bufé dejándolo en la mesilla sin prestar atención, sumergiéndome en las cobijas. Un mensaje. Dos mensajes. Llamada. - ¡Joder! Que quieres. Trato de dormir – Chillé al descolgar. - Que genio. No se te olvide que soy mayor que tú cuatro meses – contestó Rodé los ojos. - No se te olvide que soy más... baja que ¿tú? – enarqué las cejas negando. Que defensa, Isabella. Que defensa. - Eso no lo discuto, bella – rio – levántate, estoy en diez en tu casa – afirmó colgan
Al llegar a clase de geografía, me senté en uno de los últimos puestos y me coloqué mis auriculares mientras comenzaba la clase. Al rato, comenzaron a lanzarme papelitos a la cabeza... me quité los auriculares y cuando iba a buscar a responsable, llegó el profesor. ******** - Isabella – susurraron a espaldas mías. Me giré para encontrarme a Nicolás con su cabellera desordenada. Esbocé una sonrisa cuando extendió un papelito. Lo tomé entre los dedos forcejeando por la fuerza de él, hasta que lo soltó. Con cuidado de no ser vista por el profesor, lo abrí. ¿Iras al juego de hoy?
Al entrar a casa e inundarme la oscuridad, Aarón apareció con la mandíbula tensa cruzado de brazos con una linterna señalándome inquisitivo. - Isabella White – riñó encendiendo la luz. Caminé hacia el sofá acostándome – Aarón White Mi hermano mayor de inmediato tomó asiento frente a mí observándome con sus ojos azules escrutadores. - ¿Quién era? Me giré a verlo encogiéndome de hombros – Un chico. - Vale, sí. Eso me fije - Qué bueno... – comenté mirando al techo cerrando los ojos – si jamás habías visto uno, te recuerdo que tú eres uno. Un chico – aclaré volviéndome a verlo p
Despues de las clases más aburridas de toda la historia, exceptuando calculo y física, que son mis favoritas, entré a la cafetería a la hora del almuerzo. Compré mi almuerzo y me fui a la mesa donde mis amigas ya estaban conversando animadamente. Me senté junto a Malia y le quité su manzana acaramelada haciendo que refunfuñara cuando le di un mordisco gigante. Me pase el bocado ignorando la mirada fulminante de Malia - ¿Sucedió algo? – pregunté dándole otro mordisco a la manzana. - Isabella, nos debes una muy buena explicación – me riñó Danna haciendo que María y Malia se giraran a verme enojadas. Rodé los ojos resoplando - ¿Ahora que hice?... – me giré a ver a Malia señalándole la manzana – si es por la manzana, supéralo. Despues
Después de aquel... encuentro desagradable que tuve con Dylan, mis amigas no hablaron sobre ello, menos Danna. Por varios días no hablé con ella, solo un encuentro de palabras sobre el estudio pero no me tocó el tema de Dylan, supongo porque se siente culpable de que él me hubiera besado a la fuerza. De igual forma estoy enojada es con Dylan, no con Danna. Ella no tiene la culpa de lo que sucedió, solo Dylan y ahora cree que yo también estoy enojada con ella. - Gracias por traerme – musité suspirando rendida al ver que el auto de Danna estaba estacionado en el parqueadero. Ya llegó al instituto. Aarón se giró a verme preocupado - ¿Paso algo entre Danna y tú? – preguntó enarcando las cejas. Negué intentando abrir la puerta pero Aar