Cosas de chicas

Me desperté con dolor de espalda, al darme cuenta de que había hecho de las piernas de Theo una almohada durante la noche. Lo observé dormir sentado, apoyado en la pared, ligeramente hacia la derecha. Su pelo oscuro estaba un poco revuelto y su camiseta blanca ajustada mostraba cada músculo de su cuerpo perfecto.

Habían sido muchos años de estar completamente loca por aquel hombre. Y allí estaba, a mi lado, pasando penurias y sometiéndose a dormir toda una noche sentado, sólo para estar en mi compañía.

A veces me parecía surrealista. Sería mucho más sencillo si se lo contara a mi padre y él lo solucionara todo de una forma práctica: pagándome para que no me molestara y para que, tal vez, nunca supiera lo que el Hernández hacía o exigía a los Casanova a cambio de mi tranquilidad.

Pero ya era hora de acabar con aquello: con el chantaje, con la idea de salir siempre bien parados a costa de los demás. Tenían que darse cuenta de que era mejor tenerme lejos, con los Casanovas, que cerca, si
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo