- ¡Estoy hablando de tus putas nietas! - grité.- Yo no soy su madre. Yo crié a mis hijas.- Muy mal, por cierto.- Pequeña zorra descarada. - vociferó, incapaz de levantarse de la cama.- Eres responsable de las niñas.- No, no soy responsable de ellas. Estás muy equivocada.- ¿Entonces quién lo es?- Si no tienen un padre y una madre, nadie es responsable. Las dejo vivir aquí porque tengo un corazón muy blando.- ¿Tienes un corazón blando? - Me reí burlonamente, incrédula ante su cinismo.- Estas chicas siempre andan por ahí... Pronto aparecen. No hay razón para ponerse así de nerviosa, María. - Se puso de lado y volvió a dormirse.Corrí a la habitación de Sandro y llamé. Abrió la puerta, sólo llevaba unos pantalones cortos holgados y el pecho desnudo. Tenía el pelo revuelto.- Tú... ¿Estabas dormido?- Intentando... - Afirmó, mirándome aún sosteniendo la puerta.- Las chicas se han ido.- Aparecerán pronto.- Sandro, podría haberles pasado algo grave.- ¿Como qué? - se rió - ¡Reláj
Aquella noche las chicas dieron vueltas en sus colchones en el suelo, en un sueño completamente agitado, seguramente debido a los muchos dulces que habían comido y a la emoción de su día perfecto. Escuché los nombres de Ben y Anon durante horas, y me ponía enferma. Estaban maravillados por todo lo que habían vivido en tan solo unas horas.Cada vez que se removían, yo me despertaba. Y con cada uno de ellos, mi mente pensaba sin parar. Y surgían más y más planes, en todos los cuales Anya y Daltro eran castigados.Al día siguiente, dejé que las chicas prepararan la comida, como solían hacer antes de que yo llegara a casa. Anya, completamente desconfiada, se negó a comer lo que habían preparado.Al día siguiente, aunque la comida tenía un aspecto maravilloso, la olió y siguió sin atreverse a probarla. Sólo aceptó comer un poco al cuarto día.En cuanto se metió un bocado en la boca, pensé que lo alabaría, pues se le iluminó el semblante, seguramente por el buen sabor de lo que habían prepa
- Pero es difícil. Creo que tendré que irme a vivir con mi hermano a Alemania.- E... ¿Sabe de tu plan de mudarte con él?- No. Pero Diógenes nunca me negaría ayuda. Como Salma, siempre ha sido sensato.- ¿No te imaginas dónde pueden estar los diarios de Salma, que seguramente se llevaron Anya y Daltro?- No tengo la menor idea.- ¿Dónde está el bebé?- Debe estar por ahí.- ¿Por ahí? Él es... ¿No es tu pariente? ¿No te preocupas por él?- María, no podemos ocuparnos de todo en esta vida. Apenas puedo cuidar de mí misma... ¿Cómo esperas que me haga cargo de un niño que ni siquiera es mío?- Es sólo... Un bebé.- No es mi responsabilidad. Ni tuya.- ¿Dónde está la familia de este niño?- Sé tanto como tú. ¿Y quieres saber más? No voy a preguntar. A veces, cuanta menos información tengamos, mejor.- Sandro... Dime una cosa: ¿Salma era una buena hermana?- Sí. Era la mayor. Era la única persona que se preocupaba por mí... ...y de mis otros hermanos que ya habían nacido en esa época. Lueg
- Un loco plan cruzó por mi mente. Sabes cuando sólo tienes una salida y decides ir a por todas o nada?- Theo me dijo que no fue Robin quien provocó la paliza que me dieron.- Fueron ellos... - Miré la casa - Daltro, para ser más específico. Es el que dirige la "banda de Hernández".- El día que vino a mi casa supe que ocultaba algo. Pensé en decírselo a Theo.- Se lo dije a Robin.- ¿Por qué a Robin? - arrugó la frente, pensativo.- No estaba planeado. La primera vez que vine me quedé sin batería y me llamó... No tuve más remedio. Robin acabó llevándome lejos de este lugar. Y pensé que, como no tenía relación directa conmigo, no lo atacarían para chantajearme.- Pero fue atacado. Y acusó a mi padre.- Porque lo acusó de algo que no hizo. Por eso le pregunté tantas veces si realmente había visto a Robin cuando sucedió todo. Y aunque no lo viste, terminaste culpándolo.- Y usted, aún sabiendo que no fue él, no dijo la verdad.- No tuve elección, Dimi.- Acusamos a Robin injustamente.
Esta vez Daltro tuvo que llevar a su madre al médico. Dimi, por su parte, desapareció inmediatamente ante mi sugerencia. Le dejé claro que no debía preocuparse, ya que no había tenido intención de hacerle daño.Cuando Daltro regresó con su madre, yo estaba en el salón con las niñas y el bebé. Anya estaba apoyada en su hijo y tenía un enorme vendaje sobre el ojo. Lo bueno fue que cuando me miró, quizá sólo me asusté a medias.- ¡Pirata! - La señaló el bebé.- ¡Hablas, joder! - le fulminé con la mirada.- ¡Joder! - repitió-.- ¿Ahora vas a enseñarle a mi nieto a decir palabrotas? - gritó Anya, dando un portazo- Coge tus trastos y lárgate de esta casa ahora mismo.- No -me enfrenté a ella-.- ¡Fuera de aquí! Esta es mi casa. No albergaré a una mujer peligrosa como tú. Llevas años intentando matarme. Pero recuerda que después de mí, tendrás que deshacerte de tu tío. Y eso será lo peor, idiota. - Me señaló con el dedo.- No me iré. Tendrás que obligarme a salir de aquí.- Bueno, lo haré...
- Es el más joven. Estoy seguro de ello. - Dije - Te traeré una bebida.Tan pronto como salí de la habitación, le envié un mensaje a Ben:"Hora del plan"."Bien. Espera y organizaré todo"."Necesito una botella de buen whisky"."No te lo vas a beber, ¿verdad, cariño?""¡Es para la vieja!""La vieja no necesita buen whisky. Cogeré un poco de la peor calidad y mearé en él para que se lo beba todo. ¡Bastardo!""No sería mala idea... La parte de orinar"."Whisky estará allí en una hora.""¿Vendrá en helicóptero?". - Me reí para mis adentros."En coche de todos modos. Hemos montado un cuartel general cerca de allí"."¿Qué quieres decir?""El trabajo de Theozinho. ¿Te he dicho ya lo increíble que es este chico?".Sentí que el corazón se me aceleraba:"¿No está lejos de mí?""Nunca, cereza".Las lágrimas me nublaron la vista y se me cayó el móvil. Estaban allí, a mi lado, ¡en alguna parte!- ¡Malu, Malu! - gritó Kimberly - Moni había bañado al Gran Gato.Corrí al cuarto de baño y Monique est
Le entregué el whisky a Anya y no le pregunté las respuestas a sus preguntas, seguro de que en unas horas me las daría cuando ya no estuviera consciente.Pero, para mi desgracia, cerró la puerta por dentro en cuanto recibió la botella llena. Fui al dormitorio y acosté a las niñas, o mejor dicho, en el colchón del suelo. Querían oír un cuento antes de dormir, como el que les había contado Theo. Así que me vi obligado a contárselo, intentando suavizar lo que había sido un día difícil para ellas.En realidad, para ellos todos los días eran difíciles y una etapa superada, ya que seguían vivos en aquel horrible lugar.En cuanto vi que cerraban los ojos, con los labios aún en una sonrisa feliz, los tapé y me fui a la cama. Miré el móvil y me di cuenta de que Theo me estaba escuchando y sabía exactamente dónde me encontraba en ese momento. Sonreí y susurré:- Te quiero, Theo.Puse el aparato bajo la almohada y me fui a dormir.A la mañana siguiente, cuando me desperté, las niñas no estaban e
Llegó la noche y no había salido de mi habitación. Aunque el estómago me rugía y me pedía comida, seguía allí, en el mundo de Salma Hernández, desde que empezó a escribir todo lo que le pasaba en la vida. "De ninguna manera puedo decirle a mi mamá que el hombre que se la coge todas las noches me toca sin mi consentimiento. Y no sólo porque sé que no me creerá. Sino porque nunca está lo suficientemente sobria como para escucharme. Por eso decidí contárselo a Babi, mi mejor amiga. Y hoy, aunque me sentía avergonzada, he tenido el valor de compartir con ella lo repugnante y vergonzoso que era Breno. Babi me invitó a vivir con ella y Beatriz. Por supuesto, estaba preocupada por mí. Pero yo no podía aceptar, aunque realmente lo deseaba. Beatriz trabajaba tanto para mantenerlas a las dos. Yo sería un bocado de más. Por no hablar de que el hecho de que mi madre y Breno supieran que yo estaba cerca disgustaría a la madre de Babi y yo no quería hacerle a nadie la vida tan horrible como a mí.