Capìtulo 4.2 Ignatiev. Hacía unas horas se había dormido, envuelto en las sabanas de Kisha, sintiéndose cobijado por su olor. Estaba en un sueño profundo cuando alguien entró por la puerta con fuerza, azotándola contra la pared. Se levantó de golpe, apuntando el lugar con el arma que siempre guardaba debajo de la almohada. Preso del sueño y la oscuridad no pudo fijar la mirada. –Soy yo, Ignatiev. Enfoco la mirada en un Dimitrios en pijama, alzando las manos, con la mirada puesta en la nueve milímetros que lo apuntaba. –¿Qué pasa?. Bajo el arma, aclarándose los orbes. –Ven a la sala, ahora. Se levantó con rapidez, importando muy poco si se encontraba en boxer. Bajo las escaleras con rapidez, dirigiéndose a la sala, encontrándose con toda la familia allì presente, sentados alrededor de una mesa. Dimitros se encontraba en el centro tecleando en una portátil. –¿Qué pasa?. –Siéntate. Fue Sasha quien habló, señalando uno de los sofás desocupados. Todos se encontraban adormila
Capìtulo 4.3Kisha.No podía apuntar bien, el viento golpeaba su mano, el auto hacia zigzag en el pavimento haciéndola balancearse.—¡Mantente recto!.Grito por encima del sonido, intentando fijar el arma. Tenían una camioneta negra a menos de ciento cincuenta metros de distancia, si lograba darle podría causar una reacción en cadena. Si la camioneta volcaba podría golpear a las demás, era una gran oportunidad.—¡Eso intento!.La voz de Georgio le llegó distorsionada, tuvo unos segundos de estabilidad en los que apretó sus piernas en torno a la puerta colocando ambas manos en el arma, apuntó sintiendo como el tiempo se volvía lento a su alrededor, cada latido de su corazòn siendo escuchado por sus oídos.Fijo el arma hacia el asiento del conductor y disparo.La bala viajaba con velocidad, escuchó el estruendo del parabrisas al romperse y luego un volantazo que hizo girar a la camioneta. Observó fijamente como esta volcaba haciendo que otras impactaran contra la carrocería destrozada.
Capìtulo 4.4Ignatiev.Íbamos lo más rápido que podíamos, siguiendo la señal del transmisor del coche. Kisha estaba escapando con alguièn, no sabia con quien.—Algo ha pasado. — Todas las miradas se dirigieron a Dimitrios. — Se han parado en medio de la ruta.Señaló con un dedo el mapa, donde el punto rojizo que antes se movía con velocidad, ahora permanecía quieto.Comenzó a sentirse preocupado, demasiado preocupado como para poder respirar.—¿Qué ha pasado?.Sasha se colocó a su lado, observando el computador en las piernas de Dimitrios.—No lo sé, simplemente frenaron. Comenzó a mover los dedos con rapidez en las teclas, intentando mantener el equilibrio con el ajetreo del avión.—¿Qué haces?.—Intentando hackear el automóvil, meterme en las cámaras frontales y traseras para averiguar qué demonios sucede.Números inentendibles fueron viajando por el computador, Dimitrios movía los dedos a una velocidad anormal.—Iré a preguntarle al piloto cuánto falta para llegar a ese lugar.Ma
Capìtulo 4.5Ignatiev.Nunca en su vida se había sentido tan nervioso, amaba a Kisha con todo su corazòn, sin embargo, ahora tenía dos cosas más en su interior por las que velar.Todo el tiempo miraron aquella pantalla, siendo testigos de lo que sucedía. Viendo como su muñequita iba a entregarse a él.Lo último que sus ojos divisaron, antes de saltar, fue a Kisha acercándose a aquel bastardo Italiano. Se preguntó porque motivo no mató a la mujer de rodillas en el suelo, dispuesta para ella.Se prometió que le preguntaría, cuando estuvieran en la casa por fin.Al momento de saltar, armados hasta los dientes, solo podía pensar en encontrarla y llevársela a rastras si era necesario.Alzó el arma y tocó suelo cayendo en medio de una lluvia de balas. Se movió con rapidez matando todo lo que no era aliado, había desconectado sus pensamientos con el único motivo de encontrarla.A su lado hombres comenzaron a caer muertos, tantos de Lombardi como suyos, no quiso pensar en su padre, en Sasha,
Capìtulo 4.6Ignatiev.Tenerlo todo y estar al borde de perderlo era la peor sensación que había sentido en su vida.Hacía diez minutos Kisha entraba por aquellas puertas, no tenían noticias.Sasha y Marck paseaban de aquí para allá en los pasillos, él no podía levantarse del asiento sentía que se desmoronaba si lo hacía.Tenía miedo de perderla, tres personas importantes para él, dos que aún no conocía pero deseaba hacerlo con todo su corazòn.—Resuélvelo, no puedo moverme de aquí. Llévate a los hombres en el avión, vayan a casa. — Sasha hablaba por teléfono. — No podemos permitir que la prensa nos relacione, todo se vendría abajo. Esperen mis órdenes, que Romanoff tenga un vehículo preparado para nosotros.Sasha cortó la llamada, dirigiéndose hacia ellos.—Hay un reguero de cadáveres en la ruta principal, civiles heridos. La policía está llegando junto con la prensa.—¿Tienen a Lombardi?.Ignatiev murmuró, deseando que el maldito bastardo estuviera con vida, lo apresaria, lo tortura
Capìtulo 4.7Ignatiev.No quería separarse de ella, recién la había recuperado. Aún así tuvieron que detener la charla para que Sasha pudiera entrar a verla.Salió de la habitaciòn con una sonrisa enorme en el rostro, agradeciendo a la vida por darle una segunda oportunidad.—¿Cómo está?.Marck colocó una mano en su hombro, dándole un pequeño apretón. El gesto lograba reconfortarlo más que un abrazo.—Mejor de lo que pensaba, con ganas de largarse de aquì. — Se pasó las manos por el cabello, dirigiéndose a la máquina expendedora en una esquina. — ¿Cuándo podrá irse?.Observo como el vaso termico comenzaba a llenarse de cafe negro, no era el mejor de los manjares, sin embargo, lograba mantenerlo despierto.—No lo sé, solo queda esperar.Se sentaron en los bancos fríos de metal por al menos quince minutos hasta que Sasha salió de la habitaciòn, al igual que Ignatiev tenía una gran sonrisa en el rostro.—Es mi turno.Marck se paró, dirigiéndose hacia la puerta abierta para luego cerrarla
Capìtulo 4.8Kisha.Su padre tenía contactos, una muy buena suma de dinero e inteligencia como para poder salir de un aprieto ileso. Hacía dos horas había subido al avión, dejándola postrada en la camilla con un sinfín de máquinas monitoreandola. No le gustaba para nada.Se dejaba hacer por el simple hecho de cuidar a sus hijos, su cuerpo sería su hogar por un largo tiempo, tenía que aprender a amarlo.—¿Cómo estás?.Rodó los ojos, clavando la mirada en el rostro de su padre. Era la cuarta vez que le preguntaba lo mismo.—Lista para levantarme de esta porqueria.Sasha carcajeó, posando una mano en su vientre. Lagrimas quedaron prisioneras en la represa que formaron sus orbes.—Aùn no puedo creer que seré abuelo y tan joven. No pudo contener la risa de felicidad que estalló en su garganta, haciendo que la herida le escociera.—Señorita, si no se queda quieta va a abrirse los puntos.Uno de los médicos la reprendió, con el ceño fruncido. Observando el vendaje que tenía envolviendole e
Capìtulo 4.9Kisha.Despertó en su habitaciòn, sintiendo una calidez en el pecho reconfortante. Jamás había pensado que la imagen de sus paredes le traería tanta satisfacción.Observó a su alrededor, dándose cuenta del brazo varonil que le envolvía la cintura, ya se encontraba en casa, a salvo.—¿Cómo estás?.Se giró, clavando sus orbes adormilados en el rostro de Ignatiev. La herida le escoció ante el movimiento, sin embargo, no hubo expresión de dolor en su rostro.—Mejor ahora que estamos en casa. Las cortinas estaban bajas, sumiendo a la habitaciòn en penumbras. Busco la boca caliente del hombre que amaba, dándole un beso que llevaba mucho tiempo ansiando.Sus labios se encontraron con pasión, amor, en una danza sincronizada en la que dejaron el alma, todo ese amor en libertad siendo demostrado en la boca del otro.Su cuerpo comenzó a calentarse, deseoso de que lo tomaran, deseosa de tenerlo adentro, hundirse en el vaiven del amor carnal que tanto deseaba.—Espera, muñeca. — Igna