Capìtulo 4.7Ignatiev.No quería separarse de ella, recién la había recuperado. Aún así tuvieron que detener la charla para que Sasha pudiera entrar a verla.Salió de la habitaciòn con una sonrisa enorme en el rostro, agradeciendo a la vida por darle una segunda oportunidad.—¿Cómo está?.Marck colocó una mano en su hombro, dándole un pequeño apretón. El gesto lograba reconfortarlo más que un abrazo.—Mejor de lo que pensaba, con ganas de largarse de aquì. — Se pasó las manos por el cabello, dirigiéndose a la máquina expendedora en una esquina. — ¿Cuándo podrá irse?.Observo como el vaso termico comenzaba a llenarse de cafe negro, no era el mejor de los manjares, sin embargo, lograba mantenerlo despierto.—No lo sé, solo queda esperar.Se sentaron en los bancos fríos de metal por al menos quince minutos hasta que Sasha salió de la habitaciòn, al igual que Ignatiev tenía una gran sonrisa en el rostro.—Es mi turno.Marck se paró, dirigiéndose hacia la puerta abierta para luego cerrarla
Capìtulo 4.8Kisha.Su padre tenía contactos, una muy buena suma de dinero e inteligencia como para poder salir de un aprieto ileso. Hacía dos horas había subido al avión, dejándola postrada en la camilla con un sinfín de máquinas monitoreandola. No le gustaba para nada.Se dejaba hacer por el simple hecho de cuidar a sus hijos, su cuerpo sería su hogar por un largo tiempo, tenía que aprender a amarlo.—¿Cómo estás?.Rodó los ojos, clavando la mirada en el rostro de su padre. Era la cuarta vez que le preguntaba lo mismo.—Lista para levantarme de esta porqueria.Sasha carcajeó, posando una mano en su vientre. Lagrimas quedaron prisioneras en la represa que formaron sus orbes.—Aùn no puedo creer que seré abuelo y tan joven. No pudo contener la risa de felicidad que estalló en su garganta, haciendo que la herida le escociera.—Señorita, si no se queda quieta va a abrirse los puntos.Uno de los médicos la reprendió, con el ceño fruncido. Observando el vendaje que tenía envolviendole e
Capìtulo 4.9Kisha.Despertó en su habitaciòn, sintiendo una calidez en el pecho reconfortante. Jamás había pensado que la imagen de sus paredes le traería tanta satisfacción.Observó a su alrededor, dándose cuenta del brazo varonil que le envolvía la cintura, ya se encontraba en casa, a salvo.—¿Cómo estás?.Se giró, clavando sus orbes adormilados en el rostro de Ignatiev. La herida le escoció ante el movimiento, sin embargo, no hubo expresión de dolor en su rostro.—Mejor ahora que estamos en casa. Las cortinas estaban bajas, sumiendo a la habitaciòn en penumbras. Busco la boca caliente del hombre que amaba, dándole un beso que llevaba mucho tiempo ansiando.Sus labios se encontraron con pasión, amor, en una danza sincronizada en la que dejaron el alma, todo ese amor en libertad siendo demostrado en la boca del otro.Su cuerpo comenzó a calentarse, deseoso de que lo tomaran, deseosa de tenerlo adentro, hundirse en el vaiven del amor carnal que tanto deseaba.—Espera, muñeca. — Igna
Capítulo 5.0 Kisha. Aquella noche durmieron abrazados uno junto al otro, sin poder cerrar los ojos, intentando disfrutar al máximo el contacto del otro. Kisha se encontraba sumergida en sus pensamientos, percibiendo un aura extraña en Ignatiev, algo que parecía tener atorado, sin tener las agallas para decirle. —¿Qué te sucede? Se revolvió entre las sábanas, disfrutando de la mano masculina en su vientre, intento girar la cabeza para mirarlo, él no la dejo presionándole con más fuerza. —Nada, ¿Por qué lo dices? Carcajeo en medio de la penumbra, amando el ambiente intimo que había entre ellos. — Porque tengo miedo de que te ahogues con las palabras que no salen de tu boca. - Bufo, colocando una de sus manos encima de las suyas. — Te conozco desde niña Ignatiev. Sintió el momento justo en el que ocultaba su rostro entre su cabello, lo escucho aspirar con fuerza, soltando un lento gemido. —Me conoces muy bien, querida Kisha. Nunca firme el divorcio, jamás existieron esos papele
Capítulo 5.1 Kisha. Habían pasado tres días desde la votación, no tenía noticias por parte de Dimitrios aún. Y su familia tampoco tenía ningún indicio de la mujer embarazada, nada. Ni un rumor, ninguna cosa que los pudiera guiar. Se encontraba metida en la biblioteca, con un chocolate caliente en las manos, cuando Dimitrios entro por las puertas en silencio. Kisha clavo la mirada en él, observando lo que llevaba en las manos. Un pequeño papel arrugado, el cual dejo en su mano. —Esto es lo único que pude averiguar, su número telefónico. Fue difícil rastrearla, no quise colocar la dirección ya que sospecho de quien se trata. Kisha observo los números allí garabateados, sabiendo lo que tenía que hacer. —Borra la información, quiero que la vuelvas un fantasma que no se pueda rastrear. Protégela por un tiempo, hasta que se olviden de lo que quieren. - Dimitrios asintió, sus orbes cargados de dudas. — Te debo una muy grande por mantenerme el secreto. —Eres lo más cercano a una amig
Capitulo 5.2 Cinco meses después. Kisha. Aún faltaban tres meses para dar a luz, sin embargo, sentía que estaba a punto de explotar. Tenía seis meses de embarazo y parecía que se encontraba a término gracias a la gran protuberancia que salía del vientre. Se encontraba acomodando unas ropas en su maleta, últimamente le costaba moverse, la cansaba demasiado hacer cualquier cosa. La doctora le había dicho que era normal, los bebes estaban muy sanos, creciendo con normalidad. No iba a llegar a término, se quedarían sin espacio mucho antes de tiempo, aun así, los pronósticos de la doctora parecían ser los mejores. — ¿Te ayudo? Kisha giro la cabeza, observando a su madre entrar a la habitación. Asintió con la cabeza ante su pregunta, sentándose en la cama con una mano en el vientre. — Parezco una bola de hormonas que se agüita metiendo ropa en una maleta. - Frunció el ceño, alcanzo su botella de agua encima de la mesita. — Ni siquiera puedo mirarme la vagina. Nikkita carcajeo, acar
Capítulo 5.3 Ignatiev. No había soltado a aquel niño en ningún momento, llevaban dos horas en la casa observando como el doctor lo controlaba y arreglaba lo que Kisha había hecho para mantenerlo con vida. Parecía una maldita mama oso, gruñéndole a todo aquel que quisiera acercársele. — Es un niño muy sano y fuerte, eso es lo que lo mantuvo con vida. - El hombre observo fijamente a Kisha. — ¿Puedes amamantarlo? — Hace un tiempo comenzó a salirme calostro, mi obstetra me explico que se debe a las hormonas de un embarazo doble. Ignatiev estaba atento a la conversación, a cualquier movimiento del hombre. — Muy bien, solo tienes que colocarlo en tu pecho varias veces al día. El solo estimulara la producción de leche. La sonrisa con la que Kisha miraba a aquel ser le hacía revolver el estómago, era el hijo de un maldito bastardo que intento poseerla, asesinarla. No podía aceptarlo. — ¿Eso no afectara a los bebes cuando lleguen? Pregunto, ganándose una mirada fulminante por parte d
Epilogo. Kisha Ivanova. Este era el día más feliz de mi vida, bueno el segundo día más feliz, me encontraba vestida de blanco parada en un hermoso altar construido a bace de flores y madera blanca. Mi vestido era una cosa sencilla y corta, de tul y encaje. Nos encontrábamos en una playa celeste como el cielo más despejado, la arena blanquecina se colaba en mis pies descalzos. Y allí, al principio de un corto pasillo, se acercaba el flanqueado por tres pequeñas cabelleras negras que correteaban sonriendo. Ignatiev llego a mi lado con una sonrisa enorme agarrándome la mano, con nuestros hijos de dos años revoloteando a nuestro alrededor. Nunca iba a sentirme tan feliz como en aquel momento en el que di el sí. La fiesta siguió hasta que la noche toco la tierra y luego se fue como un suspiro dándole paso a un nuevo día. Me encontraba sentada en la arena, mirando a mis tres angelitos plácidamente dormidos en la falda de sus abuelos, uno para cada uno, uno para todos. Lágrimas de fe