Capítulo 3.1Kisha.¿De aquella forma se sentirían los hombres penados a muerte?, Kisha no lo sabia, sin embargo se lo pregunto mientras subía las escaleras que la llevarían a la oficina.Le temblaban las piernas, hacia muchos años no sentía miedo. Tubo el deseo intenso de prenderse un cigarrillo para calmar las ansias que llevaba dentro.Agradeció de sobre manera no tener una cajellita al alcance de sus manos ya que, sitiándose la peor madre del mundo, sucumbiría al antiansiolitco que significaba la nicotina para ella.Cuando estuvo frente a la puerta del despacho tomo varias respiraciones intentando infundirse de un valor que no cargaba en aquel entonces. Abrió la puerta, pensando en como se disculparía de Ignatiev por esconderle un secreto de tal magnitud.—Lo siento, no estaba preparada para contártelo.Busco a Ignatiev en la habitación, encontrándolo cerca del ventana mirando hacia las personas de abajo. Tenia un vaso de Vodka en las manos, lo observo tomar varios sorbos antes de
Capítulo 3.2Kisha.Llego a la casa de la doctora Miller cuando el reloj del salpicadero marcaba las doce de la noche. Observo la vivienda a oscuras, sabiendo que Sarah estaría durmiendo.Después de todo tendría que despertarse temprano para ir al hospital.Se mantuvo dentro del coche varios minutos, analizando en su cabeza que le diría a aquella mujer que apenas conocía. Se mordió el labio, tomando una respiración tranquila se bajo del auto intentando convencerse de que estaba bien lo que haría.Llego a la puerta con las nauseas haciendo de sus entrañas un nudo.Toco una vez, y otra, y otra más.No hubo ruidos en la casa, apretó las puños sintiéndose derrotada dándose la vuelta en dirección al coche, dispuesta a continuar su plan en soledad.—Kisha, ¿Sucede algo?.Se dio la vuelta, clavando la mirada en la doctora Miller, se encontraba frente al umbral con una bata firmemente apretada a su alrededor.Su rostro era un mosaico de confusión.Kisha se acercó unos pasos, lagrimas quisiero
Capítulo 3.3Ignatiev. Ya se encontraban todos en la mansión, habían pasado más de seis horas y no tenían noticias de Kisha, ni un puto rastro. No podía más de la incertidumbre, ella cargaba a su hijo dentro y el lo había arruinado todo. Tenia miedo de lo que pasaría, de perderla. Se lo merecía por imbécil. —¿Señor?. — Salió de sus pensamientos observando al hombre que traspasaba el umbral de la puerta. Dimitrios llevaba una Tablet en sus manos y una expresión preocupada en el rostro. — Me he metido en las cuentas bancarias de Kisha, hace cuatro horas a sacado un total de tres millones de dólares en efectivo. El corazón comenzó a latirle con rapidez dentro del pecho, aquella suma solo significaba una cosa. Se iría, armando su vida en otro lugar. —¿Has registrado la población flotante en el aeropuerto?. No pudo contener el temblor en su voz, todos los presentes en la habitación se encontraban con el corazón en un hilo. Dimitrios cambio su mirada hacia el, penetrándola con las r
Capítulo 3.4Kisha.Faltaban pocos minutos para que su vuelo saliera, ya se encontraban llamando por los megáfonos a los pasajeros.Ambas se levantaron de los asientos con sus maletas en mano cuando Kisha sintió un revuelo en la entrada del aeropuerto.El corazón se le detuvo unos segundos al observar aquellos hombres vestidos de negro, liderados por tres demonios que conocía muy bien.Las personas comenzaron a apartarse del camino de Sasha, Marck he Ignatiev, reconociendo el peligro en el porte elegante de cada uno de ellos.La estaban buscando, pero ella se subiría en un avión mucho antes de que pudieran encontrarla.—Muévete, tenemos que subir al avión antes de que nos vean.Empujo a Sarah, demasiado hechizada por los hombres que caminaban como si todo el mundo les perteneciera.Comenzaron a meterse entre el gentío, Kisha con los nervios a flor de piel, mientras empujaba a los pasajeros que comenzaban a formarse.Llegaron primeras a las mujeres recibiendo los boletos, ganándose una
Capìtulo 3.5Kisha.Jamás había tenido una experiencia tan cansadora como aquella, embarazada, somnolienta, hambrienta, con el trasero entumecido y un corazón roto.No podía pasarle nada más.Acababan de llegar a Santa Catarina, eran las doce del mediodía y el sol parecía azotar la tierra con todas sus ganas.Comenzaron a arrastrar las maletas fuera del aeropuerto, Kisha sudaba como nunca antes en su vida. No estaba acostumbrada al calor, solía pasar los veranos en Rusia envuelta en pantalones térmicos y chaquetas abrigadas, esto parecía el maldito infierno.—¿Cuándo harà frìo?.Observó a Sarah, sudando al igual que ella. Ya se había desecho de los abrigos, quedando en una camiseta de mangas cortas.Le dedico una sonrisa burlona, guiandola fuera del lugar.—Nunca, aquí es una zona tropical, siempre hace calor, las noches son cortas, los días largos y los hombres tan ardientes como el mismísimo sol.Kisha apenas sonrió, recordando al único hombre ardiente que quería en su vida. El hom
Capìtulo 3.6 Kisha. Su cuarto era la cosa más hermosa que nunca había tenido el placer de apreciar. Una cama King Size en medio de la habitaciòn amplia, baño privado con bañera, un vestidor enorme en el que podrían entrar diez personas. Y lo más hermoso un extenso balcón de cara al patio trasero, donde una brisa cálida entraba a raudales acariciando la piel. Se imaginó allì en las noches, observando la luna y las estrellas. Su corazón brincó de una felicidad que pronto fue opacada. Le encantaría estar allì con Ignatiev, compartir una noche mágica a la luz de unas estrellas que aùn no conocía. —¿Puedo pasar?. La voz de Sarah la sacó de sus pensamientos, sacudió la cabeza limpiándose unas lágrimas que no sabía cuando había salido de sus ojos. —Sì. Miro como la puerta se abría para darle paso a la doctora Miller, en sus manos había una pila de ropa pequeña. —Te he traído un par de cosas, son de mi mamá, espero que te queden. Kisha tomó las prendas en su mano, observando dos
Capìtulo 3.7 Kisha. Estuvieron varias horas perdidas en el centro comercial, aquel lugar era de dimensiònes extratosfericas, cualquier persona podría perderse dentro. Kisha estaba encantada con la cultura de aquel lugar, las personas paseaban siempre con una sonrisa en el rostro, parando en los locales de comidas riendo a carcajadas, hablando en voz alta con tal soltura y juventud que logrò encantarla. —¿Què deseas comer?. Se encontraban a rebosar de bolsas, llenas de ropa. —Antes de frenar quiero pasar por un local de telefonía, he visto uno en el segundo piso. Sarah le frunció el ceño. —¿Qué quieres comprar?. —Un teléfono móvil, deje el mìo en Moscú. También necesito una nueva laptop. Necesitaba tener un teléfono, era la única forma de mantenerse medianamente conectada con su país. Se conformaba simplemente con ver las fotos de su familia de manos de la prensa. —¿No podrán rastrearse?. Kisha comenzó a caminar, rumbo al local que había visto anteriormente. Sarah se mantuvo
Capìtulo 3.8 Kisha. Le tomó varias horas acomodar cada prenda en aquel Closet, se había negado a que las empleadas la ayudaran. Despùes de todo tenía una tarjeta Sim que esconder, se convenció que solo la había comprado para casos de emergencia, sin embargo, cuando el teléfono cogió batería lo quitó de la corriente. Trancando la puerta de su habitaciòn se encerró en el cuarto de baño, colocando y configurando la tarjeta móvil en el teléfono. Lo primero que hizo cuando se conectó a la red fue buscar el nombre de Ignatiev, solo había fotos de unos días antes donde se lo veía entrando a la gala del casino. Observó su rostro duro, la locura que nadie màs había notado en sus ojos, su familia y ella eran los únicos conocedores de la razón de su enojo. Acarició la foto del móvil, no pudiendo evitar las lágrimas que se deslizaron por sus mejillas. Deseaba que las cosas hubiesen sido diferentes, estar a su lado, que viera como su vientre crecía poco a poco. Odiaba la distancia que los s