Movió el celular. No sabía cómo decirme, por la represalia que podía tomar.—Raúl hace cuatro horas la recogió en el aeropuerto y hace media hora la dejó en el bus camino a La Dorada.—No está aquí… —afirmó. Sentí una molestia en el estómago.—Patrón, Raúl me comentó… —Se mordió los labios—. Ella se siente bastante decepcionada y quiere… —alcé la mano.—No quiero saber nada de lo que dijo, dejaré que se le pase el enojo y la buscaré, será mi esposa, Cebolla.—Lo que pasa…—No quiero llenarme la cabeza de tonterías, por muy tarde en un par de meses estará casada conmigo.—Como diga, señor.—Gracias, Cebolla.Terminé mi viaje en Panamá, anoche compartí tres cervezas con Santiago, me despedí de él, su amable prometida nos dejó a solas para hablar de su hermana. Debía continuar con mi vida.La organización me necesitaba al frente, me he alejado de ella, no he dejado de enviar la droga y ganar dinero que al fin y al cabo era lo deseado por todos los miembros, ciertas actividades las había
—¿De qué se trata? —habló la más delgada. —Le pediré a mi novia matrimonio y no sé cuál de estos anillos llevarle. Las jóvenes abrieron la boca, las mujeres ante el tema del matrimonio cambiaban. —¿Esos son diamantes? —Sí, ¿tienen algún problema? —No, es… debe adorarla. —sonreí, miré a Rata quién se encogió de hombros. —No tienes idea de cuánto, ¿me pueden ayudar? Las chicas se miraron mientras se acercaron al mostrador y perdieron tres minutos tratando de escoger. —Disculpe, señorita, ¿estos anillos no vienen con los del matrimonio? Preguntó una de las muchachas y a mí me quiso dar un paro cardiaco. No me he hecho a la idea aún de tener prometida y ya dichas mujeres me casaron. —Claro que sí. —A la vendedora le brillaron más los ojos—. Aquí los tienen. —¡Perfectos! —Las dos jóvenes miraron por un segundo más y escogieron—. Yo me moriría si me entregaran un anillo así. Brincaban de la emoción. Por un segundo las miré… para este tema todas son iguales. —Gracias. —miré a Rat
Tenía ganas de bajarme del auto al ver a Roland destrozado, ese defecto de sacar conclusiones erradas debe controlarlo para su bien. Era cierto, llegué agarrada de mano con Alfredo, porque no quería darles a entender a los hombres de la reunión que era una de las mujeres disponibles de la finca. Con lo que he tenido hasta el momento era suficiente de fiestecitas de ese estilo. El amigo de mi hermano ha demostrado un interés y solo hasta este momento tuvimos ese tipo de contacto más allá de un saludo. He frecuentado en otras ocasiones esa finca en el ámbito laboral y por la forma de actuar me di cuenta de que Alfredo no sabía de la reunión de su padre, haría una reunión de tal calibre. Yo solo fui a ver el caballo lastimado el día de ayer y por lo que me contaron, tenía la pata fracturada, si va a quedar lesionado era mejor sacrificarlo, pero debía verlo primero. Y mírame en donde me encuentro. Simón pidió que antes de tomar cualquier decisión escuchara lo que había en mi antiguo ce
Seguía escuchando su conversación y la verdad era que me tenía conmovida.—Aún no estoy preparado, primero debía salir del fango, ser digno de esa mirada, así me dijo el padre y concuerdo con eso. —Se rascó el cuero cabelludo—. Si el señor Dios quiere algo de mí, aún no sé qué es…—Te puso un ultimátum. —dijo Simón, vi el movimiento de cabeza de Roland.—A lo mejor, y como dijo el ángel. Él de arriba es tan inteligente que sabe cómo captar mi atención, yo creo en muy pocas personas, en mi selecto grupo de guardaespaldas en el que incluyo a Inés y en la mujer que estremeció mi existencia, esa que es tu mejor amiga. —señaló a mi amigo.Me tapé la cara, quería ocultar las lágrimas. ¿Por qué llegó a los brazos de Beatriz? ¿Qué fue lo que lo llevó a ella? A esa estúpida zorra y perdóname Dios, no puedo llamarla de una forma diferente. Cebolla detuvo el auto en una gasolinera.«Hola, Hermosa, como te he contado en días pasados, en la madrugada, no podía dormir y salí en el carro, no sé si f
Ahora tenía tantas ganas de llegar a verlo. Amaba a este hombre.—Con mucho gusto señorita. —Al decirlo Miguel pisó más el acelerador.«Como voy a hacer para no enloquecerme por ti… no sé cómo hacer, para no amarte… para no pensarte a cada segundo… No sé cómo hacer para que mi corazón lata como antes. En esto me has convertido, Vida.» Terminé de escuchar los mensajes, unos más largos que otros, entramos a Bogotá sobre las cinco de la tarde y Miguel llamó a Simón, por la ruta que tomó, íbamos para el apartamento o la casa de él. Llegamos al apartamento, Simón nos esperaba en la entrada del condominio.—Señorita, subió a buscar unas pertenencias.—No tengo llaves. —Simón me entregó una copia, a este hombre no se le escapa nada.—Señorita…—Tranquilízate, hazte a la idea que me cuidarás como la señora Sandoval.Era la primera vez que le vi un gesto de sensibilidad, los ojos se le humedecieron.—Será un placer cuidarla. No le diga que sigue siendo señorita, él debe aprender un poco a dar
Me costaba creer que Verónica volvía a ser mía, sus labios son adictivos. La miraba de vez en cuando de camino a la casa. Inés estará feliz, y el par de sapos que me seguían y debería estar enojado con ellos, pero en el fondo les agradezco lo hecho, la rabia que tenía por dentro era conmigo mismo.Era culpable el que ya no sea virgen, la quiero a ella y jamás le diré que si me afecta el que yo no sea el primero. La miro y sigue igual, su mirada de inocencia está ahí. Volvió conmigo, era lo único importante.Si hubiera seguido los consejos de todos cuando me dijeron que la buscara y le contara la verdad, de haberlo hecho a lo mejor ya sería mi esposa y yo me hubiera inscrito en su historia. —aferré las manos al volante.Ella me miró luego la desvió, debe imaginarse lo que estoy pensando. La tomé de la mano, se me habían olvidado las pequeñas cosas agradables de ella y que siguen iguales.—¿Pasa algo?Negué, jamás debe saberlo, eres víctima de tu propio invento hijueputa, a enfrentar la
Ya imagino el monto. La señora me miraba algo escamosa. Luego habló.—Depende de lo laborioso que lo quiera el cliente. —Se acomodó sus gafas, otra vez.—Perdí media hora, solo dígame que cuesta hacer un vestido estilo Elfa, blanco.Verónica me miró a lo mejor no le gusta que yo escoja el estilo, debe verse preciosa en un traje de ese estilo y con ese cuerpazo.—Así de sencillo, con mi toque de elegancia cobraría quince millones.—Le pago cuarenta y cinco millones —los ojos parecieron gigantes detrás de los lentes—. Lo necesito en diez días. ¿Puede? —Por un traje tan sencillo…Verónica trató de contener la risa, no está enojada conmigo, ¡victoria! El segundo punto resuelto.» Señor…—¿Necesita más?—No, no, no, por el amor de Dios, así está bien y no aceptaré esa cantidad, con la mitad es suficiente. No dormiré por días… niña debo tomarte las medidas.—Bueno ¿con el secretario me entiendo para el pago del dinero?—Es cincuenta y cincuenta. —sonrieron las dos mujeres.—Hasta aquí inte
Nunca imaginé una situación de estas, y menos que me tocaría vivirla a mí, ni siquiera conociendo la vida de mi futuro esposo, pensé que llegaría a experimentarla. Siempre he mirado en las noticias el secuestro de tal persona y me parecía una situación fuera de contexto, jamás lo albergué como una realidad. Siempre he estado ajena a una realidad eminente en el país en el que vivo. No le he hecho nada a nadie, siempre me he dicho; jamás me tocará a mí. Sentía pesar por el prójimo, pero nunca lo interioricé hasta hoy. Fui arrastrada del cabello por toda una casa y fui lanzada en una habitación sin ventanas y muy oscura, ni las manos podía verme.Por más que he tratado de abrir los ojos no lograba ver nada, recibí un fuerte golpe en la cabeza, y dolía mucho, amarré la bufanda en la cabeza. Tenía plena seguridad de salir de aquí, Roland debía estar revolucionando la ciudad. Dios por favor dale serenidad para sobrellevar la situación.Desde mi atentado no había visto morir gente cómo hace