Capítulo 57 - Mañana la desconectan

Me senté en el sillón de la sala de espera, al frente mío una vez más vi el anciano que se sentó ayer al lado de Raúl. No dejaba de moverme. Por mi culpa tendrá una horrible cicatriz en su bello cuerpo.

—¿Por qué le pasan cosas a ella?

Hablé en voz alta, me movía a delante y atrás en el mueble. Como si me meciera.

—Confía en Dios.

Habló el anciano, lo miré con ganas de matarlo. Qué sentido tenía escuchar a todo el mundo, mencionar al ser más malvado del universo. No se habían dado cuenta de que era lo más mezquino que la iglesia se ha podido inventar.

» Todo tiene un propósito.

—Pues que se olvide de tomar a mi novia como conejillo de indias. A ella su Dios me la deje a un lado, si necesita algo que me lo pida, pero a ella ¡qué no la toque!

El anciano sonrió, era la misma sonrisa de Verónica, esa expresión evitó el partirle la cara.

—Me sorprende la inteligencia de mi Señor.

—Mire… como se llame, usted parece haberse entregado a la destrucción mental del mundo, y ese es el fanatismo d
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