Antes de irse mi vieja para donde Miguel le pedí los exámenes, ya investigué, no era un tumor agradable, está enraizado en el lóbulo frontal y ha crecido al lóbulo parietal. Se puede controlar, pero puede perder la vista si le sigue creciendo, por lo grande no se lo pueden sacar.—Hola, Cielo. —Verónica se sentó en mis piernas.—Ya tengo listo los tiquetes para quienes van a llevar a Inés a las citas, por quince días pasará viajando, Guadalupe se va con ellos.—Arnold está…—Tapado de mierda el carajito ese. Eso me hace feliz, que él viva, sienta y aprenda lo maravilloso que es amar.—Te noto tranquilo.—Vida, tú estuviste en coma a unas horas de que te desconectaran, y el señor Dios me mostró su grandeza. Acepto, me tomó de sorpresa la noticia, pero también tengo fe, mis hijos fueron el aviso de tu cáncer, en tus últimos exámenes te salieron limpios.» Con lo de Inés estamos advertidos, solo debemos trabajar para que a mi vieja no se le explote ese tumor y evitar que le siga creciend
—Habitación cuatrocientos treinta. —dijo Simón en mi oído.—Encanto, voy al baño a hacer del número dos. Ya regreso. —Su carita era de angustia, le guiñé un ojo y salí de la discoteca del hotel.—Cereza…—La estoy vigilando.—Gracias hermano.Llegué al ascensor, pulsé el piso cuatro, me había puesto el traje antibalas que era una chimba, la mejor inversión que he tenido, cuando vi a Simón y a Cebolla recibir esas ráfagas de tiros y parecían dos vigas de acero, me dije que me compraría uno de esos. Había llegado a la puerta de la habitación, saqué la parte superior del traje.—Solo avísenme. —dije a la espera de que clonaran las cámaras y no registraran nada.—Libre.Dijo Simón. Guardé las gafas, me puse la capucha, toqué la puerta, pasaron unos segundos, cerré mis ojos, me concentré, dejaba mi mente en blanco. Escuché pasos por la escalera y me di cuenta de que el ascensor subía, puede que sean dos.Le puse el silenciador a mi arma, le quité el seguro. Abrieron la puerta de la habitac
—Si quieres nos regresamos. —dijo.—Ya eliminamos el peligro. —todo me seguía temblando, al alzar la mirada Shirly salía con una levantadora y sus ojos rojos —Le entregué a Karen el niño. Abracé a mi mujer, mientras tenía en mis brazos a mi novia choqué los puños a modo de saludo con Rata.—El FBI no demora en llegar. —comenté.—Gracias, Rata. Excelente tiro, Rasca culo.—Para eso estamos hermano.Me puse algo de ropa, esperamos a los federales enviados por Any, tomaron nuestra declaración, el hotel nos dio más días por cortesía para subsanar el inconveniente sufrido en sus instalaciones, la versión oficial fue intento de robo y secuestro.Los días siguientes fueron perfectos para nosotros, después de una semana mis hermanos regresaron a sus labores y yo me quedé solo. Mis sobrinos disfrutaron al máximo, hasta yo me he deleitado disfrutando de las atracciones mecánicas.…***…Any por fin me concedió dos días para asistir a la boda de mis dos hermanos, dicho matrimonio era mañana. Toda
—Tanto que me jodieron ustedes cuando me casé con Clari, ustedes metiéndose con cuanta mujer se les pasaba y yo con mi repollito. ¿Ahora si me entienden?, cuando uno encuentra a la elegida ni siquiera se piensa en meter la verga fuera de los lugares que tu mujer te permite.—Tienes toda la razón Daniel, ahora solo le falta a Arnold y a Raúl.—Yo me apunto en unos meses. —comentó el mejor amigo de mi mujer—. Manolo no lo sabe, ya que mis padres saben mi condición sexual. —Lo miramos.» Mi padre me dijo que había muerto para él, pero mi madre es una excelente madre, solo respondió que si era feliz entontes, ella también lo era. Solo me pidió que no la decepcionara con prostituirme, y mientras no me convierta en un delincuente seré un orgullo para ella, hace dos semanas conoció a Manolo. —Raúl me miró—. Sabes cómo es tu primo, se mete al bolsillo a cualquiera. —sonreí.—Te felicito, él ha sufrido mucho desde niño, lo han rechazado desde pequeño, tiene un corazón alocado, pero fiel. Cuída
—Sabes que uno no tiene la certeza si regresa.Se va a una misión complicada, el labio me tembló y mi impulso fue correr a sus brazos, Arnold me aferró fuerte a su cuerpo, sin duda era una despedida, sentí mil cosas con ese abrazo.—¿Te puedes morir? —besó mi frente y antes de salir dijo.—Ya estoy muerto.Fue un susurro, pero lo escuché clarito. Me quedé en el pasillo mirando la puerta por un buen rato.—Virgencita de Guadalupe, protégemelo, te lo suplico, cúbrelo con tu manto sagrado y que nada le haga daño.No dormí absolutamente nada, me metí al baño, preparé mi desayuno y mi almuerzo. No tengo idea si va a ir a la universidad, tal vez debe hacer algo y no quiere que sepan dónde vive, pero una compañera si puede llevarle el almuerzo, sonreí.Preparé como siempre, organicé las dos comidas, las guardé en mi morral, tomé las llaves de mi carro, llegué a la universidad y vi mis clases normales, al mediodía salí corriendo a mirar si lo encontraba donde siempre almuerza, no creo que est
Estas mujeres, aunque mayores que yo, se han portado como unas verdaderas amigas. Mi corazón va a mil, llamaron abordar, cuando el avión despegó supe que ya no hay vuelta atrás, ahora a enfrentar al cobarde de «mi no sé qué tenemos», lo cierto era que aclararemos nuestra situación.Shirly me había enviado la dirección de la oficina y llegué en un taxi, me había soltado el cabello como a él le gusta, todas las manos me sudan, los nervios los tengo a flor de piel. Era tremendo edificio de ocho pisos el que dice consorcio R&V, pregunté por la abogada Shirly y me dieron paso, debía subir al octavo piso. Apenas salí del ascensor, Shirly y Gladis me esperaban, me arrastraron a un despacho.—Debes cambiarte. —No pude evitar reírme, he tenido amigas, pero nunca de esta manera—. ¿Trajiste algún vestido? —Sí.—Perfecto. Ingresa al baño y cámbiate, toma mis maquillajes, hoy debes verte espléndida, es el más loco de todos, quien sabe que te tiene preparado, le vas a salir general, la suite que
Dijo la estúpida esa. Lobo me puso su mano en mi cintura indicándome que debía caminar, me había desconectado, no quería escuchar a esa cabeza hueca llena de silicona hablando.—¿Cuándo te regresas a Estados Unidos?—Mañana.—Entonces nos vamos juntos.—Eso parece. —Le sonreí—. Kevin. —Se sorprendió cuando lo llamé por su nombre—. No quiero cenar con ellos. —Se acercó a mi oído.—Lupe, te entiendo, y no hay nada que nosotros odiemos más, que el que sean indiferente. Úsame como quieras.—Gracias, tienes novia.Se río, creo que fue más para aparentar, dado que el pendejo nos miraba como si se le hubiera atravesado alguna espina en la garganta.—No vamos a intimar, tampoco me beses en la boca. A mi novia la quiero bastante, nunca pensé que mi alma estuviera en Rusia. Pero si haré que la gonorrea de Mojón se trague una pila de mierda.Me había hablado al oído, besó mi mejilla y acarició mi cabello.—En el restaurante de siempre. —comentó Gladis. Miró mal a Marcela—. Me imagino que ustede
—¡Ustedes dos váyanse a la mierda! —Se rieron más.—¡Señor Moreno!Llamó una enfermera, le saqué el dedo del medio a los dos infantiles que no dejan de joder.—Soy yo. —Me levanté, llegué hasta donde ella.—Acompáñeme, alguien quiere conocerlo.El corazón me latía a mil. Seguí a la muchacha, llegué al lugar de recién nacido, a mi mujer le hicieron cesárea. Había varios y cuando pasaba por esos niños no sentía nada, hasta que vi a un gorgojito enfundado en una manta azul con sus ojos abiertos que me esperaba.Y esa misma sensación que sentí cuando me entregaron a mis mocosas volvió a instalarse en mi pecho, un ser más por el cual vivir, un ser más por el cual dar mi vida si era preciso. No era por nada, pero se parece a mí.—¿Puedo cargarlo?—Por supuesto, desde que nació no ha cerrado los ojos, su madre dijo que él quiere conocerlo a usted. —De veras que los hijos lo apendejan a uno.—Hola, campeón. —buscó mi voz, lo saqué de su cuna, besé su cabecita y sin poder controlar esa emoción