Se veía consternada, no era para menos vio de primera mano el cómo era ese mundo.—Eres muy inocente. —seguía dolida, ¿la habrán humillado o manoseado?— ¿Te tocaron?La tomé por el mentón y la obligué a mirarme, ella negó, me tranquilicé un poco, me agarró por los lados de la guayabera.» Verónica, esto no es el mundo en el que tú vives, es un mundo diferente. Amenacé a un socio por ti.—Perdóname.¿Perdonarla? Pero ¿qué le voy a perdonar?, el que esa inocente… Ella era un ángel en una reunión de demonios.—Mientras estés aquí, quédate cerca o muy lejos. —Las lágrimas le seguían saliendo—. Eres tan inocente. Parece mentira que aún excitan mujeres cómo tú.Me abrazó y ese arr
¿Qué si me pasa algo gonorrea?, debí mirarlo o demostrarle que lo quería a kilómetros de distancia. Y me alegra que lo comprendiera.—Si en algo aprecias tus manos, jamás vuelvas a tocarla. —Jhon alzó las manos y se alejó de nosotros.—¿Debía pedirte permiso para bailar con alguien? —habló Verónica.—No.—¿No qué? —La miré y solté el ácido que tenía.—No me gustaría verte con otro hombre. —Se quedó pasmada, me acerqué a ella—. No soporto verte en brazos de otro hombre, no quiero tenerte más lejos de mí de lo que estás ahora.—¿Celoso? —Lo preguntó con un tono alegre.—No tengo ni idea de que es esa mierda, pero si se siente qué tu estómago se carcome por dentro y qu
Después de almorzar nos dirigimos cada uno a su habitación, debíamos arreglarnos para la reunión de las tres. Verónica entrará conmigo, se sentará a mi lado. Sé que debía planear estrategias, ¡pero no!, ando con el recuerdo de esa niña en mi cabeza por lo güevon que quedé, era increíble para un ser como yo. Planeé, el acostarme con ella y me acobardé al último momento.¿Qué debe estar pensando? Mi verga por obvias razones se había resentido. ¿Me quedó grande metérselo? ¡A la mierda!, abrí la puerta y ella se quitaba el top, quedó en vestido de baño.—¡Roland!, me asustaste.No dije nada, he deseado tanto su cuerpo desde esa mañana que la vi, me parece imposible que haya pasado más de un mes y yo no la haya hecho mía.—Perdona, es solo&
Al enfrentar esos ojos entendí lo miserable que fui, nunca había experimentado algo similar. La decepcioné, hice algo imperdonable y ahora era juzgado con severidad. Me gritaba que le diera una explicación, jamás las he dado y en este momento quería dársela.Va a conocer quién era. Un narcotraficante en la cúspide porque se ha pasado por encima de un centenar de personas, había robado, matado, deseado, codiciado, no he dejado un puto mandamiento libre. Cometí todos los pecados y en especial no cría en un tal Dios. Jamás me había puesto a analizar lo que hacía, hasta que esos lindos ojos color miel me lo preguntaron sin hablar.—Nunca estuve de acuerdo con eso, y esa es la razón por la cual Miguel Salgado se encuentra muerto.Me refugié en los ojos de Rata y Miguel, ellos comprendieron. ¡Qué se acabe la maldita reunión, rápido! Debo explicarle mejor a Verónica. Los minutos pasaron, se acordaron las rutas para los primeros embarques a Estados Unidos y España.No volvió a mirarme, se lim
Regresé a mi habitación, me serví un vaso de whisky y luché conmigo mismo para no ingresar al cuarto continúo, era mejor que Verónica llore y saque su decepción. ¿Qué le iba a decir si la traté como una mierda? Estrellé el vaso contra la pared, me acerqué al bar a servirme otro. Tomé el celular y llamé a Simón.—Sí, dime —escuché el jadeo.—Disculpa, termina y después hablamos.Colgué y terminé de beber el trago. Me tomé dos vasos más de whisky en tiempo récord hasta que llegó Simón.—¿Cuántos llevas? —Me analizaba desde la entrada del balcón—. Te ves jodido Roland y creo que necesitas a un amigo.—La besé. —enarcó una ceja, él sabía quién fue la última mujer que me b
No podía controlarme, sentí miedo, aunque no se lo demostré. No era normal en mí ilusionarme tan rápido con alguien.—Vero, ¡deja de llorar!, por favor.Me consolaba Lorena al lado de la cama. Desde anoche que salimos corriendo del hotel; Ella pagó mi tiquete, yo no tenía ni un peso, una vez subimos al avión no he parado de llorar en silencio» ¿Te acostaste con él y te dejó tirada como es su costumbre?Negué e incrusté mi cabeza en la almohada. Tenía tanta pena conmigo misma. Me convertí en una niña tonta y estúpida.» ¡Ya no sé qué más hacer!, te dejo sola, cuándo quieras hablar, llámame.En ese momento D’Artagnan ladró e insistía en que le prestara atención. Lo ayudé a subir a la cama, me acurruqué con él y fue
Se quedó callado por un momento y esperé a que hablara para saber que iba a decir.—Las dos cosas hermana.—Ten cuidado y habla primero con ella.—¿Por qué la odias? Además, soy mayor que tú.—Me importa un comino, no la odio, pero si debes de saber en qué te metes Santiago Vásquez.—Papá llega dos días después, no puede dejar la finca tantos días. Estamos corriendo con la cosecha, más tu graduación lo tienen de muy buen humor. Tiene plata para todo y según él no tiene nada, como la pobre viejecita.Sonreí, a Santi le ha tocado la parte más dura de la muerte de mamá. Ayudarlo con la finca, aunque en el pueblo él sea uno de los solteros más codiciados, debe de tener a más de una metida en su cama.—Me alegra que vengas, ¿llegas el fin de sema
Me puse roja al escucharlo decir esa palabra, pero que ganan con ese modo de expresarse.—¡No hables así! —Lo reprendí, soltó una carcajada.—Ya mamá, no se encuentra con nosotros, ¡no vengas con esos sermones!—¡Habla lo que quieras cuando no esté presente, delante de mí te comportas como debe ser! —alzó las manos en señal dé entendí el mensaje.—¿Cómo se llama? —había una malicia en su rostro—. ¿Ya te acostaste con él, Vero?—¡No!Soltó la carcajada, trajeron nuestro pedido, me tomé un sorbo largo de jugo, necesitaba darles tiempo a mis ideas y buscar la forma más correcta para empezar hablar.» Es complicado.—Eres buena resumiendo y sintetizando un libro de mil páginas, no creo que te quede grande hacer u